María Castro cumplirá 22 años en enero y está a punto de terminar sus estudios en Enfermería.
Nació en 1995, cinco años después de que el país alcanzó los tres millones de habitantes y en tiempos en que apenas un 7% de la gente pasaba de 60 años.
Para cuando la joven llegue a esa edad, a mitad de este siglo, será una entre más de un millón de ancianos.
Este segmento de la población rondará, para entonces, el 30%; hoy es un 10%.
Por ahora, a ella no le preocupa esto. La desvelan más las tareas universitarias y conseguir un trabajo estable al concluir sus estudios.
Sin embargo, al país sí le debería preocupar multiplicar por tres la cantidad de adultos mayores en tan corto tiempo, pues esto lo obliga a tomar acciones para encarar el impacto del acelerado envejecimiento de su población.
Este es uno de los principales desafíos para la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), institución que deberá tomar acciones para adaptar sus servicios a las necesidades de los más viejos del país; principalmente, en la atención hospitalaria y la distribución de las pensiones.
Un diagnóstico elaborado por el Programa de la Persona Adulta Mayor (PAM), de la Caja, advierte sobre el aumento vertiginoso de esta población contra una disminución importante de los menores de 15 años quienes, en el mismo periodo de 40 años, pasarán de 1,1 millones a 956.000.
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La investigación de la Caja se hizo con aportes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), y el Centro Centroamericano de Población (CCP), de la Universidad de Costa Rica (UCR).
"El envejecimiento del país ha sido extraordinariamente rápido. Lo que a sociedades más envejecidas, como las europeas les tomó 100 años, a nosotros nos tomó 20 años, y nos toca enfrentarlo con menos recursos", advirtió el demógrafo Luis Rosero Bixby.
75 años después. Cuando nació la Caja, en 1941, el país tenía 666.000 habitantes. Más de la mitad eran niños y jóvenes menores de 20 años.
Solo 26.000 eran adultos mayores; un 4% de la población, recuerda Rosero en un artículo sobre demografía y seguridad social escrito para la CCSS.
"La proporción de población menor de 20 años pasó de ser el 57% en 1966 a 31% en 2016. La de 20 a 64 años aumentó su importancia de 40% a 61% en estos 50 años, en tanto que las personas adultas mayores ganaron en importancia demográfica, pero en un grado menor: de 4% a 8%.
"En el futuro, sin embargo, son las personas adultas mayores el grupo que más aumentará su importancia relativa. La población de 65 años o más, pasará de ser el 17% en el 2041 al 27% en el 2066 o 1,7 millones de los 6,2 millones que probablemente tendrá Costa Rica en ese último año", analiza Rosero en el artículo.
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Este grupo es bastante heterogéneo, explicó el demógrafo a La Nación. Se divide en dos, dijo: las personas entre 60 y 80 años, que es gente aún productiva y en buen estado de salud.
Y los mayores de 80, una edad en la que se da más rápidamente el deterioro físico y cognitivo de las personas.
Según el análisis de la Caja, un 35% la población adulta mayor costarricense actual tiene entre 65 y 69 años; un 25% está entre los 70 y 74 años; un 17,5% entre 75 y 79 años; y un 22,5% superan los 80 años.
"Esta tendencia demográfica tiene efectos sobre el sistema de salud y de pensiones. Por una parte, porque la población de mayor edad es la que demanda servicios de salud más costosos, con lo cual la transición demográfica podría implicar una explosión en los costos del Seguro de Salud y el de Pensiones.
"(...) Por otra parte, disminuirá la proporción de personas en edad de aportar a la producción de riqueza y, por lo tanto, al sostenimiento de la seguridad social, con lo cual los ingresos del sistema tenderán proporcionalmente a reducirse", advierte el documento de la Caja.
Estimaciones de Rosero, advierten que entre 2016 y 2041 quienes aportan a la CCSS solo subirán un 21% mientras la demanda de las prestaciones crecerá 68%.
"El crecimiento de la demanda de prestaciones va a ser particularmente crítico para el sistema de pensiones, que crecerá seis veces más que la recaudación. La demanda del seguro de Salud crecerá el doble que la recaudación", advierte Rosero en su análisis.
Lidiar con el éxito. El especialista, fundador y exdirector del CCP, atribuye estas transformaciones al balance generacional, a la baja en la fecundidad (que se sitúa hoy en 1,8 hijos por mujer y bajará en el futuro próximo a 1,6), y al aumento en la esperanza de vida, cercana a los 80 años.
Esto último es también un gran logro para un país en desarrollo, como el nuestro.
Costa Rica tiene una esperanza de vida de nación desarrollada, y de las más altas en América Latina.
De acuerdo con datos del Banco Mundial, la esperanza de vida al nacer en el mundo era de 71,4 años en el 2014.
Para ese mismo año, en Australia ese indicador alcanzó los 82 años; en Austria y Chile 81; 74 años en Colombia; 77 en los Emiratos Árabes;79 en Estados Unidos; y 63 años en Haití.
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El éxito costarricense se debe, en mucho, a la extensión de la atención médica universal en manos de la Caja, que pasó de tener una cobertura de un 18% en 1963, a un 86% según el censo del 2011.
Costa Rica logró una esperanza de vida al nacer de 79,9 años el 2015 (77,4 para los hombres; 82,4 para mujeres), de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
Quienes nacieron en la década de 1930 --probablemente, alguno de los bisabuelos de María Castro-- tenían una expectativa de 42 años de vida.
De acuerdo con el estudio de la Caja, también aumentó la esperanza de vida a los 60 años; es decir, la cantidad de años que puede llegar a vivir una persona si cumple esa edad.
Esto ocurrió en la segunda mitad del siglo pasado.
Se pasó de 17,6 (hombres) y 18,6 años (mujeres) en el periodo entre 1950 y 1955, a 22,1 (hombres) y 24,8 (mujeres) entre el 2005 y el 2010.
Para el 2100, se proyecta una esperanza de vida a los 60 años de casi 25 años para los hombres y de casi 28 para las mujeres.
Olga Martha Araya, coordinadora de la Unidad de Estadísticas Demográficas del INEC, considera que ese es un inmenso logro que viene acompañado de grandes retos.
"La calidad de vida a la que lleguen a esa etapa es lo que estará en el tapete", advirtió.
"Costa Rica inicia un proceso de mejoramiento en los servicios de salud, la vacunación universal, y por otro lado está la incorporación de la mujer al trabajo.
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"A partir de la década del 2000, empieza a crecer la población de más edad, y las cohortes nuevas de personas se vuelven más pequeñas. Es donde se manifiesta de forma muy visible el cambio en la estructura por edad: dejamos de ser aquella pirámide con base ancha, para volverse más rectangular", explica Araya.
De acuerdo con un estudio que está preparando el INEC, de los 1,7 millones de adultos mayores que se proyecta habrá en el 2050, 790.000 serán hombres y 890.000 mujeres.
"Estas fueron las que nacieron posterior a 1990", dijo Araya.
María Castro, quien para entonces podría ser una enfermera jubilada o en proceso de retiro, estará entre esas mujeres.
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Esta estudiante universitaria se sorprendió al conocer que estará entre ese millón de adultos mayores a mitad de siglo.
La verdad, ni siquiera pensaba en eso. Sus cavilaciones están más enfocadas en notas y, probablemente, en cumplir su sueño de sacar alguna especialidad en el extranjero.
Por su cabeza, todavía no pasan los cálculos que los demógrafos afinan sobre la población costarricense.
Aunque es seguro que, de aquí a su vejez, como futura enfermera le tocará cuidar a cientos de viejitos. Ella misma se convertirá en un desafío para la CCSS.