Enviaron videos a los teléfonos de sus empleados, llevaron médicos hasta las zonas de cultivos para que les hablaran, rifaron sumas de dinero y premiaron con pizza para el almuerzo. Todas fueron estrategias que implementó la piñera Visa, con sede en Pital de San Carlos, para impulsar la vacunación contra la covid-19 entre su personal.
Todo comenzó cuando se percataron de que ningún trabajador solicitaba permiso para irse a vacunar ni se comentaba que alguno había recibido las dosis, a pesar de que la campaña de inoculación estaba en pleno apogeo. “La gente al inicio no iba tanto, entonces surge la necesidad de llevar campañas de información”, comentó Merilyn Acuña, encargada de mercadeo.
Los esfuerzos funcionaron. En este momento, el 95% del personal tiene al menos una dosis, lo que incluso hizo que la piñera recibiera la bandera sanitaria por la vida, otorgada en el cantón de San Carlos a los establecimientos y viviendas con más de un 80% de miembros vacunados. Para que esto ocurriera, sin embargo, se dieron muchos pasos.
“Hicimos videos, porque a la gente no le gusta leer. También en el campo hay gente que no sabe leer y es la más desinformada, lo que hacen es por lo que otra gente les cuenta”, dijo Joselyn Villalobos, gerente comercial de la empresa.
Osman Rocha, jefe de control de calidad, coincidió. “La desinformación es brutal. La campaña de información oficial es pobre. Nosotros debíamos reforzarla”, dijo.
Los videos destacaban casos de los mismos compañeros que se infectaron y estuvieron internados, como le ocurrió a Juan Carlos Arias, del Departamento de Contraloría. Él tenía ya una dosis por lo que su estancia en el hospital fue corta y sin mayores complicaciones.
“Estuve internado cinco días en el hospital, porque tenía problemas de oxigenación. Gracias a Dios pudieron estabilizarme el primer día. Considero que el éxito de mi recuperación se debe a que ya tenía la primera dosis. Muchos de los casos más graves que vi correspondían a personas que no se habían vacunado del todo”, contó.
Lo que vino después de los videos con estos relatos fue hablar directamente con las áreas de salud donde tenían presencia con plantas o empacadoras: Pital, Los Chiles, Río Cuarto y Pavón, entre otros lugares. Su objetivo era que los vacunadores llegaran directamente a los lugares donde estas personas trabajaban.
“En julio, cuando ya la vacunación era masiva, vieron que la gente no se había vacunado, entonces la gerente general dijo ‘hay que traer la vacuna aquí a la gente’. Solo aquí, en la planta principal ya se han hecho cuatro campañas”, detalló Acuña.
Al inicio, los funcionarios de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) les decían que apenas tuvieran oportunidad los llamaba, pero después, pusieron fecha y número de dosis para la visita.
LEA MÁS: Fallece por covid-19 estudiante de la Unibe que realizaba internado en el Hospital de Niños
LEA MÁS: Salud emite 30.000 certificados de vacunación contra covid-19 al día
Cara a cara
Como a pesar de estas acciones había rezago, tomaron la decisión de hablar directamente con los que se resistían. Con profesionales de la salud, tomaron días completos para ir directamente a los cultivos a hablar con la gente para saber a qué le tenían miedo.
“El estar ahí, oír a la gente, estar uno a uno con ellos y que ellos dijeran a qué le tenían miedo y escuchar, fue lo que más ayudó. Así se convenció a muchísima gente”, dijo Villalobos.
Muchos de los miedos, contó Acuña, no estaban relacionados con la vacuna en sí misma, sino miedo con perder el trabajo por irse a vacunar o por tomar unas horas en caso de efectos secundarios. “Me decían: ‘¿Será que si me vacuno no me enfermo? Es que no puedo dejar de trabajar’. Entonces yo contaba mi caso, de que a mí en lo particular no me dio nada”, comentó.
Igualmente, les aseguraron que podían pedir permiso para vacunarse o tomar tiempo si no se estaban sintiendo bien. ‘Nadie los va a echar’, les garantizaron.
‘Competencia’ por premios
LEA MÁS: Pasaporte covid sin excepción
Junto a todos estos acercamientos, la empresa también buscó la manera de motivarlos por grupos, pues laboran divididos por departamentos. Fue así como vinieron los premios y las rifas.
“Les decíamos que al primer departamento que tuviera a todos vacunados les regalábamos pizza para el almuerzo. Y así fuimos haciendo con cada departamento que cumplía”, recordó Villalobos.
También rifaron dinero entre todas las personas protegidas. “Tuvimos un par de colaboradores que al oír de la rifa preguntaron que cuando llegaba la Caja a vacunar, al oír la fecha, vieron que era al día siguiente de la rifa, y pidieron permiso para ir a vacunarse al Ebáis”, recordó.
LEA MÁS: Por qué líderes políticos y religiosos atentan contra la vacunación
Experiencia previa
La empresa realizó estas acciones porque cree en la vacunación, pero, además, porque ellos sintieron el impacto de la pandemia en la primera ola, antes de que hubiera vacunas disponibles. Un brote de 30 trabajadores en la planta empacadora los hizo cerrar por tres semanas.
Como un grupo de empleados se quedó sin poder trabajar mientras se recuperaba en su casa, se creó una organización que ayudaba con diarios a esas familias. Ahora que todos los funcionarios están en sus labores, dicha organización apoya a escuelas de la región.
El ejemplo de Visa es visto ya por otras compañías piñeras. Gina Vargas, presidenta de la Cámara Piñeros Unidos, dijo a La Nación que ya se están organizando para llevar el programa de bandera sanitaria a las diferentes corporaciones asociadas. Los mismos piñeros patrocinarían las banderas.
“Es nuestra forma de cuidarnos entre todos. Poner de nuestra parte para tener a más población vacunada y salir más rápido de esto”, aseveró Vargas.
LEA MÁS: ¿Cuánto tiempo duran los síntomas de covid-19? OMS define condición poscovid