Las dificultades que persisten para frenar la transmisión del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) obligaron a las autoridades de salud a replantear su estrategia de respuesta ante una enfermedad de la que se habla poco y se reproduce, por lo general, en la intimidad.
La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) decidió redoblar los esfuerzos para promover la prueba diagnóstica del VIH, en particular entre los hombres jóvenes, pues es en ese grupo etario donde ha detectado el mayor número de nuevas infecciones.
Entre el 2014 y el 2018 el virus se halló en 3.895 pacientes, lo que representó un incremento del 26,4% en la cifra de nuevos casos a lo largo de esos cuatro años, según el Plan Estratégico Nacional de VIH 2021-2026.
A su vez, esa alza ocasionó que la tasa de nuevas infecciones, por cada 100.000 habitantes, pasara de 15,5 a 19,6. Ambos datos se consideran como una epidemia.
Para 2019, se estimaba que en el país vivían unas 14.000 personas con el virus. Proyecciones del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), indicen un acumento del un 21% para 2021.
Esos números son el resultado del limitado avance alcanzado en la prevención del contagio y la atención de pacientes, en los últimos años. Principalmente, por la imposibilidad de ofrecer tratamiento a quienes desconocen que son portadores del virus y que, por lo tanto, lo transmiten a más personas.
“Queremos ofertarla más (la prueba), para que la persona la demande y nosotros prescribirla, porque es ahí (en los hombres jóvenes) donde estamos encontrando el nicho de las nuevas infecciones”, afirmó la doctora Gabriela Terwes, coordinadora del Programa de Normalización de VIH y Enfermedades de Transmisión Sexual de la CCSS.
¿Dónde se promueve la prueba?
Inicialmente, la prueba se promueve a pequeña escala, con los médicos a cargo de los servicios de consulta externa, o bien, en la especialidad de Urología, en los controles de enfermedades crónicas y en las citas de adolescentes y hombres jóvenes.
“La prueba se ofrece a los hombres en estos servicios porque cuando uno habla de programas de VIH ya no van, y son los que más se están infectando, y estos hombres que están infectados infectan a mujeres, porque tienen relaciones con hombres y mujeres”, afirmó Terwes.
En Costa Rica, más de un 70% de los afectados por el VIH son varones, según las estimaciones de ONUSIDA. Mientras que los registros del Ministerio de Salud indican que la prevalencia de la enfermedad es mayor entre los más jóvenes ‐a partir de los 19 años‐. En particular, en quienes tienen sexo con otros hombres y en las mujeres trans; no obstante, también hay hombres heterosexuales y mujeres cisgénero en condición seropositiva.
¿A qué se debe el aumento de casos entre el 2014 y el 2018? Terwes considera que es posible que la población haya descuidado las prácticas preventivas, como el uso consistente del condón.
Otra posible explicación, más optimista, es que más personas están acudiendo a hacerse la prueba y, por lo tanto, se detectan de forma temprana más casos que antes se desconocían.
Los diagnósticos nuevos de VIH mostraron una tendencia a la baja en los meses previos a la pandemia de la covid-19 (1.635 en 2018 y 1.218 en 2019). Sin embargo, Terwes apuntó que con la emergencia sanitaria, muchas personas dejaron de llegar por la prueba, y eso incidió en la estadística.
Otra complicación es que se aplican muchas más pruebas a mujeres que a hombres, debido, en gran parte, a que a las embarazadas siempre se les pide realizarse el tamizaje. Por ejemplo, en el 2019, de las 142.196 pruebas aplicadas, solo un 25% se hicieron a hombres, pese a que son la población prioritaria.
1.500 desconocen que tienen VIH
Para quienes ya saben que contrajeron el VIH, la Caja tiene un tratamiento antirretroviral que baja la concentración del virus, hasta hacerla incluso indetectable. Estos medicamentos permiten a los pacientes gozar de buena salud y no transmitir el patógeno a sus parejas sexuales.
La terapia se brinda en siete clínicas especializadas de la Caja, ubicadas en los hospitales Calderón Guardia, México, Nacional de Niños y San Juan de Dios, en San José; Monseñor Sanabria, en Puntarenas; San Rafael, en Alajuela; y Max Peralta, en Cartago.
Estadísticas de la CCSS indican que al 2019, las clínicas tenían 9.831 pacientes activos, la mayoría en los hospitales capitalinos.
El esfuerzo que describe Terwes es para quienes no han tenido acceso a dicha atención, pues ni siquiera saben que portan el virus.
Según el Plan Estratégico Nacional de VIH 2021-2026, de las 14.000 personas infectadas con VIH que se estimaban en el país al 2019, aproximadamente el 10% ‐unos 1.500 individuos‐desconocía que portaba el virus.
“Tenemos muchas personas que están positivas y no saben que lo están, esas personas hay que capturarlas en el sistema, para ir disminuyendo la incidencia de los casos nuevos de VIH”, enfatizó Terwes.
No obstante, ha resultado difícil llevar el mensaje a la población prioritaria, pues se trata de un público que no acostumbra acudir a los servicios públicos de salud
“¿Quién enferma más de VIH? Los hombres. ¿Quiénes van más a consultas? Las mujeres. Empezamos a ver brechas. ¿Quiénes son los que enferman más? Los jóvenes. ¿Y quiénes van más a la consulta? Los adultos maduros. Entonces, hay que buscar un punto de convergencia donde estas poblaciones puedan acceder a los servicios sin miedo, sin tabúes, y que definitivamente ofertemos programas hacia ellos”, afirmó la especialista.
Terwes reconoció que para que el esfuerzo sea exitoso, también se deberá cambiar la cultura a lo interno de la CCSS, pues aún hay funcionarios de la salud que solo le recomiendan la prueba de VIH a pacientes que consideran de riesgo, con base en estereotipos sobre orientación sexual e identidad de género.
Se bajó la guardia
La CCSS busca incrementar el tamizaje para la detección del VIH en momentos en que la Organización de Naciones Unidas (ONU) advierte sobre un estancamiento de los esfuerzos por ponerle un fin a la epidemia.
“Las nuevas infecciones de VIH en el mundo continuaron disminuyendo, pero el 2021 vio el decrecimiento más bajo de los últimos cinco años”, reseñó el informe de ONUSIDA del 2022.
El reporte añadió que en todas las regiones del mundo, los programas preventivos “son incompletos, dejan por fuera poblaciones prioritarias o son demasiado pequeños para tener un impacto decisivo”.
Pablo Ovares, director de la Fundación VIHDA, reprochó que tanto las autoridades como los medios de comunicación dejaron en el olvido las campañas de comunicación para recordarle a la población sobre los riesgos de las enfermedades de transmisión sexual, y las formas de prevenirlas.
La Fundación VIHDA se dedica a dar acompañamiento a las personas que sospechan que contrajeron el virus. Los pacientes que tienen dudas sobre el proceso contactan a Ovares y él los asesora e incluso, los acompaña a realizarse las pruebas en las clínicas de la CCSS.
La organización, además, divulga información sobre prácticas seguras para evitar el contagio del VIH, como el uso consistente del condón. Ovares cree que si el país quiere frenar la transmisión del VIH, los esfuerzos deberán centrarse, de nuevo, en los mensajes clave sobre prevención.
“Actualmente, la gente le perdió importancia porque ni siquiera los medios de comunicación hacen nada, y está dentro de la ley que los medios de comunicación deben proveer información, pero nunca lo ves”, aseveró Ovares.