“Me controla los horarios porque me quiere proteger”. “Pide mi ubicación en tiempo real porque me ama mucho”. “No quiere que salga con mis amigos para que no me exponga”. “¿Te molesta en el aula? Es que le gustás”. “¡Qué pegado a ella! ¡Cómo la ama!”.
Decir o escuchar frases como las anteriores y no hacer nada favorece comportamientos que hacen ver como algo natural la violencia contra la mujer.
“En frases como esas, en programas de televisión, en la música que escuchamos... Ahí está normalizada la violencia. Por eso, cuando nos preguntan si hemos sido víctima de violencia rápidamente contestamos que no”, reflexiona la psicóloga Dunnia Espinoza Esquivel, quien además es especialista en Género y Derechos Humanos. Espinoza es parte de la Red de Atención y Prevención de la Violencia contra las Mujeres, del cantón central de Alajuela.
Pero cuando se desmenuza eso, advierte, se empieza a ver que alguna vez las mujeres han sido acosadas, se han sentido incómodas con algo que les dicen o han vivido en una relación de pareja donde ella teme que él se enoje si no le envía su ubicación en tiempo real.
“¡Cuánto de eso, al final, responde a que estamos colonizadas por el amor romántico... Y lo que estamos otra vez naturalizando es la violencia. Si no la pudimos prevenir, ojalá la podamos atajar en las etapas más tempranas, cuando apenas está empezando”, afirma Espinoza.
Este viernes 25 de noviembre, cuando se recuerda el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, Dunnia Espinoza hace un llamado a toda la población, sin distingo de su género, raza, religión, afiliación política o condición económica, a levantar la voz. A no callar y quitarse las vendas.
Este año, el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) enfoca el llamado a prevenir la violencia sexual contra las mujeres. Este viernes, tiene programadas actividades en todo el país bajo el lema “Tu voz sí importa”. Una de las principales tendrá como escenario la Plaza de las Garantías Sociales, en San José, a partir de las 8 a.m. y hasta las 2 p. m.
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La prevención es fundamental en todo, especialmente en temas de violencia. Por eso, hay que romper las cadenas de silencio que se tejen, muchas veces, alrededor de cada una de estas historias.
Sí, debe ser difícil para una mujer reconocer que la agreden o es víctima de maltrato, afirma Dunnia Espinoza Esquivel. Sin embargo, se apresura a aclarar, reconocerlo y romper el silencio es de una importancia trascendental.
“A partir de ahí, alguien más puede darme información, acompañarme, ayudarme o darme contención. Yo me voy a dar cuenta de que esto no solo me pasa a mí. Tendré acceso a historias de mujeres y a servicios. Para todo eso hay que hablar. Tal vez la primera vez que uno lo dice es la más difícil de todas. Pero creo que eso es lo que nos puede llevar de víctimas a sobrevivientes: hablar”, afirmó la psicóloga.
Protocolos de ayuda
Según datos del Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres y Acceso a la Justicia, del Poder Judicial, 13 mujeres han muerto víctimas de femicidio este 2022. La información, actualizada el pasado 24 de octubre, es con cifras al 23 de setiembre.
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En el 2020, la cantidad de muertes por esta causa fue de 19. El año con más feminicidios desde el 2007, según ese Observatorio, fue el 2009, con 39 fallecimientos, seguido por el 2008, con 33 y el 2011 con 32.
El feminicidio es una de las partes más crudas de la violencia contra las mujeres, que tiene muchas caras. Una de las más dolorosas es la de los huérfanos que quedan cuando se producen agresiones que acaban con la vida de sus madres.
Solo en este 2022, diez de las 13 víctimas mortales tenían hijos. En total, 20 han quedado huérfanos por esta causa hasta setiembre anterior; de ellos, 17 eran personas menores de edad.
¿Qué se puede hacer para prevenir situaciones extremas como las anteriores?
Para Dunnia Espinoza, las mujeres deben empezar por reconocer que son víctimas de violencia, un paso difícil de dar, según admite, pues la primera reacción es negar o minimizar un hecho de violencia.
El enfoque de este año, dirigido a prevenir la violencia sexual, pretende sacudir ese estereotipo de que un ataque sexual es solo aquel que sucede de noche, por un desconocido. No, afirma con contundencia la especialista.
Esos ataques también pueden estar presentes en las relaciones de pareja, donde una mujer puede ser violentada sexualmente por una persona con quien en otras oportunidades ha tenido sexo consentido.
Para Espinoza, la prevención de estos hechos se inicia llamando a las cosas por su nombre: No es piropo, es acoso. No se llama coquetear, es hostigamiento. Y “no” es “no” cuando la mujer rechaza prácticas sexuales con las que no se siente cómoda.
En caso de violencia sexual, Espinoza recuerda que existe el “Protocolo de las 72 horas”. Las mujeres deben tenerlo presente y exigirlo en caso de sufrir un ataque sexual.
“Las primeras 72 horas son vitales para que la mujer tome sus antirretrovirales, se le tomen sus muestras si quiere denunciar y tome su anticoncepción de emergencia.
“Y que la vida siga, no como antes es cierto, pero, más allá del trauma, que no haya una ITS (infección de transmisión sexual) o un embarazo no deseado. Minimicemos el daño, lo más que se pueda”, explicó la psicóloga.
Para pedir esto, dijo Espinoza, la persona necesita saber que existe.
Colaboró con esta información Vanessa Loaiza, editora de Judiciales.