Países como España y el Reino Unido han implementado durante más de una década acuerdos basados en resultados de salud como estrategia para asegurar el acceso de sus ciudadanos a medicamentos innovadores. Este cambio de paradigma les ha permitido pasar de simplemente adquirir cajas de fármacos a adquirir productos que demuestren efectivamente resultados positivos en la salud de los enfermos.
En el caso de Costa Rica, el acceso a estos medicamentos se ve mediado por la judicialización de la salud. Los pacientes, cuando no obtienen o experimentan demoras en la provisión de fármacos contra el cáncer o enfermedades raras por parte de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), deben recurrir a la Sala Constitucional para exigir su derecho.
Entre los expertos que participarán en el Foro de Salud 2023, que se llevará a cabo el próximo 31 de julio en el Hotel Crowne Plaza Corobicí, se encuentra Jaime Espín.
Este destacado profesional, además de ser abogado y doctor en Economía, ejerce como profesor en la Escuela Andaluza de Salud Pública y presta asesoría a organismos europeos en temas relacionados con compras innovadoras y acuerdos basados en resultados de salud.
En ese foro, Espín impartirá una charla sobre este tema, de la cual adelantamos algunos puntos en la siguiente entrevista.
El Foro de Salud 2023 lo organiza La Nación en alianza con el laboratorio farmacéutico Roche, con el patrocinio de la Federación Centroamericana y del Caribe de Laboratorios Farmacéuticos (Fedefarma), el Hospital Clínica Bíblica, Hospital La Católica y Laboratorios Labin.
La actividad es con cupo limitado. Así que si usted desea asistir puede ingresar a https://bit.ly/3Y127pR o escribirnos a eventosln@nacion.com Consulte la agenda acá: https://bit.ly/3Y127pR
− Explíquenos el concepto de acuerdos basados en resultados en salud en los nuevos esquemas de compra y su potencial como antídoto contra la judicialización de la salud.
− Los acuerdos innovadores surgen como instrumento para lidiar con la incertidumbre clínica y económica que supone el lanzamiento de un nuevo fármaco. Muchos fármacos en su última etapa salen al mercado con un ensayo clínico con solo 20 pacientes. A lo mejor las farmacéuticas piden $500.000 y el pagador público tiene mucha incertidumbre sobre los resultados de salud. Este tipo de instrumentos permite vincular el pago a los resultados de salud.
− ¿Cómo vinculamos este tipo de acuerdos con la judicialización?
− En Europa no tenemos este problema de la tutela judicial (recursos de amparo). ¿Por qué se acude a la tutela judicial? Es un mecanismo que la ciudadanía utiliza para tener acceso a un fármaco. Si a través de estos instrumentos innovadores consiguiéramos que los medicamentos estuvieran antes, evitaríamos la tutela judicial.
− ¿Podrían ser un paliativo a esas esperas que le quitan tiempo de vida a los pacientes?
− El tiempo de demora de incorporación de los fármacos no es un problema solo de Costa Rica. En España hay medicamentos que llevan ocho, nueve, doce meses para lograr la financiación. ¿Por qué estos tiempos de demora? Porque no es una tarea fácil evaluar fármacos desde el punto de vista terapéutico para asignarle un precio.
“No es el objetivo de los sistemas públicos no financiar, trátese de la Caja de Costa Rica o el Ministerio de Salud de España. Su objetivo es financiar de la manera más adecuada. Yo, que estuve en un comité de medicamentos de alto costo, sé que es muy complicado evaluar. El problema no es que el fármaco no produzca resultados en salud. El problema es que el laboratorio pide un precio y tenemos que hacer un link entre el precio y el valor terapéutico del fármaco. Ahí está la demora.
“Si llega un fármaco para cáncer, y cura, y el laboratorio pide $1, bien. Pero si pide 400.000 euros habrá debate. Ese es el elemento clave no solo en Costa Rica sino en cualquier sistema sanitario: cuánto tardamos en el proceso de evaluación y de fijación del precio”.
− ¿Qué se debe entender por compras y acuerdos innovadores?
− Le llamamos método innovador porque cambia el paradigma. Ya no compramos cajas de medicamentos sino resultados en salud. Ahora lo que vamos a tener es un paciente con una patología, un medicamento y el pago final va a venir determinado por los resultados en salud que ese medicamento produzca. Ahí está la innovación. El modelo clásico siempre ha sido enfermo, medicamento y pago. Ahora hay enfermo, medicamento, medición de resultados en salud y pago.
− ¿Pero esto no es para todos los medicamentos?
− Primero, es para medicamentos de alto impacto económico. Segundo, ese medicamento debe tener incertidumbre clínica o económica. Por ejemplo, un medicamento en el mercado que vale $30.000 y produce seis meses de vida. Llega otro que cuesta $40.000 y da ocho meses de vida. Ahí hay una relación directa entre el valor terapéutico y el precio.
“¿Cuál es el caso que estamos pensando? Enfermedad pediátrica, ensayo clínico, 8 pacientes, y el laboratorio nos pide 400.000 euros. Y no hay alternativa terapéutica. El pagador público dice: ¿cómo sé que este medicamento va a funcionar en mi paciente? Aquí es donde entran este tipo de acuerdos innovadores, donde hay mucha incertidumbre clínica. Sobre todo en enfermedades raras.
“Si miramos cuántos acuerdos de este tipo existen en España, con 48 millones de habitantes, solo tenemos 15 de un conjunto de alrededor de 10.000 fármacos que financiamos. Son casos muy excepcionales”.
− ¿Quién mide esa incertidumbre?
− En Europa, hay un proceso de negociación: cuando llega un producto nuevo al mercado, la industria farmacéutica se dirige al pagador que tiene que empezar a negociar el precio. Si hay mucha incertidumbre, nos vamos a este tipo de acuerdo. Si no hay mucha incertidumbre, el medicamento entra al mercado como uno normal. Lo importante es que haya negociación.
− En Costa Rica, estos temas se dirimen vía Sala Constitucional.
− Un juez no se puede convertir en un ministro de salud. La vía judicial es un fracaso del sistema sanitario.
− ¿Tenemos un sistema sanitario fracasado?
− Costa Rica tiene un sistema sanitario de los más robustos de la región. Pero las tutelas como instrumentos se están convirtiendo en una vía de entrada no adecuada. No creo que sea un fracaso del sistema, sino del mecanismo de acceso a los medicamentos.
“Los sistemas públicos tienen recursos limitados. Si gastamos mucho en tutelas posiblemente no estemos gastando en otros mecanismos eficientes. Los británicos tienen muchos medicamentos que no están financiados y la gente no sale a la calle porque no tienen el nuevo fármaco contra el cáncer.
“¿Por qué? Porque el sistema asume que hay organismos que le dicen al Gobierno lo que tiene o no que financiar. Esto también tiene que ver con la madurez de la población. La población tiene que tener claro que debe tener algún medicamento para el cáncer colorrectal pero no tiene que ser el último; tiene que ser el más eficiente.
“Eso es lo que tiene que hacer el sistema público: no tiene que comprar lo mejor sino aquello que sea lo más eficiente. Y la población tiene que confiar en el sistema público. Pero claro, cuando tienes un sistema público en donde se debe esperar años para incorporar un fármaco, entiendo que la población utilice esos instrumentos”.
− Con estos acuerdos innovadores, ¿qué ganan el Estado, el paciente y las farmacias?
− El paciente gana acceso a un fármaco y evita las tutelas judiciales y las demoras que esto produce. La farmacéutica gana un fármaco en el mercado, mayor volumen de ventas y prestigio. ¿Qué gana el sistema público? Una mayor cobertura y evita que un juez se convierta en institución sanitaria.
− ¿Cuáles consejos daría a un país emergente como Costa Rica?
− Mi primer consejo es tener voluntad política y trasladarla a un instrumento legislativo que aborde la necesidad de que en algunos medicamentos el pago va a estar vinculado a resultados financieros y de salud.
“El segundo es la capacitación. No puede ocurrir un proceso de negociación entre la industria farmacéutica y la Caja, por ejemplo, si ambas partes tienen asimetría de capacitación. El tercer consejo es aprovechar las experiencias internacionales sobre pago por resultados”.
El precio de la vida
− ¿Cuánto vale un año de vida a la hora de negociar estos acuerdos?
− Posiblemente es uno de los temas más sensibles: intentar cuantificar la salud. Nos puede parecer cruel, injusto, pero es cuestión de mirar a todos por igual. Lo que el sistema dice es que si un año de vida vale 20.000 libras, euros o dólares, es igual para todos, con independencia de que tengas esclerosis múltiple, cáncer o hepatitis C. Si no estableces un valor al año de vida ajustado por calidad, puede haber muchas inequidades: que pongamos mucho dinero en cáncer y poco en esclerosis múltiple.
“Costa Rica puede discutir si el año de vida ajustado por calidad va a ser $10.000, $20.000 o $30.000, pero lo importante es que hay que tenerlo. Si vas a jugar un juego tenemos que saber las normas. No solamente gana la industria ganan también los ciudadanos porque saben que todas las patologías se van a tratar igual”.
− ¿Cuál es el siguiente paso?
− Necesitamos asumir que el precio del fármaco tiene que estar vinculado al valor terapéutico. También mayor capacidad técnica de los sistemas sanitarios y evitar la asimetría de información cuando se vaya a negociar con la industria. Además, confianza de las partes que tienen intereses legítimos distintos.
“Tenemos que conseguir que todos pensemos en el futuro. Si no marcamos los tres puntos, posiblemente no podamos avanzar. Y todos tenemos que ser sensatos pensando que el precio del fármaco tiene que tener relación con su valor terapéutico”.