El uso de zapatos especiales es una de las recomendaciones más importantes para prevenir complicaciones en los pies de pacientes diabéticos, pero a muchos se les dificulta cumplirla por su situación económica.
Esa limitación explica que muchas de estas personas sufran el conocido pie diabético, una complicación que puede desencadenar la amputación de sus extremidades inferiores. Solo el año pasado, 783 personas fueron amputadas por pie diabético; un 69,3% eran hombres.
La realidad de esos pacientes fue descrita por Diego Coto Ramírez y José María Rojas Bonilla en su tesis para la maestría en Salud Pública de la Universidad de Costa Rica (UCR).
En la investigación analizaron los factores de riesgo relacionados con el pie diabético de las personas internadas en el Hospital San Juan de Dios, del 2017 al 2020. Se revisó una base de datos hospitalaria de 243 enfermos y se entrevistó a 31 de ellos.
Coto y Rojas utilizaron los Determinantes Sociales de la Salud, de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como marco para su análisis. Los cuatro más importantes, según la OMS, se relacionan con “las circunstancias en que las personas nacen, crecen, trabajan, viven y envejecen”; entre ellas, pobreza, género, educación y acceso a trabajo.
En su trabajo de maestría, ambos profesionales describieron lo que encaran los pacientes que asisten a la Clínica del Pie Diabético del Hospital San Juan de Dios para curaciones y procedimientos de salvataje, con los que se intenta reducir el riesgo de amputación.
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Una de las principales conclusiones de ese estudio revela que un 80% de los motivos de ingreso hospitalario por complicaciones del pie diabético se relaciona con el uso de calzado.
“Es una causa sumamente prevenible. Es urgente empezar un plan de prevención con estos pacientes con respecto al calzado”, aconseja el médico José María Rojas, uno de los autores de la investigación.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), las muertes atribuidas a complicaciones por diabetes aumentaron en Costa Rica un 33% entre 2019 y 2020, pues pasaron de 1.709 fallecimientos a 2.267.
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La diabetes se ha convertido en la tercera causa de mortalidad prematura entre la población costarricense, de acuerdo con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS). En Costa Rica, al 14,8% de los mayores de 18 años se les ha diagnosticado esta enfermedad.
Otros especialistas han pronosticado que la pandemia por la covid-19 aumentará la incidencia y prevalencia de enfermedades crónicas, como la diabetes y el cáncer, las cuales fueron desplazadas en los servicios de salud para atender con prioridad a los enfermos de covid.
Barreras de acceso
La pobreza en la cual viven muchos de estos pacientes aumenta el riesgo de sufrir amputaciones por pie diabético, pues además la atención que reciben en la Caja resulta insuficiente para solventar otras privaciones por las que pasan estas familias, revela la investigación.
El trabajo informal y el desempleo; el hacinamiento y la falta de vivienda propia, dificultades de aseguramiento, su baja escolaridad y las escasas redes de apoyo, figuran entre las causas principales.
En muchos casos, estos pacientes diabéticos apenas subsisten, lo que les impide seguir las recomendaciones de sus médicos tratantes. Quedarse sin seguro también se ha convertido en una barrera de acceso para continuar con los tratamientos que les permitirían tener bajo control la enfermedad.
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“No como lo que quiero, como lo que puedo. No hay plata para comer lo que me aconsejan”, reconoció un paciente que falleció durante el proceso de investigación.
Así como no pueden comprar los alimentos recomendados para controlar la diabetes, muchos tampoco tienen recursos para adquirir los zapatos indicados para prevenir úlceras o lesiones que pueden complicarse al punto de tener que amputar el pie.
De acuerdo con Rojas Bonilla, los pacientes diabéticos deben usar zapatos de suela gruesa, acolchados y suaves en la parte superior para protegerse de roces o golpes de objetos punzocortantes que pueden provocar heridas.
Sin embargo, muchos andan en chanclas o descalzos, lo cual los predispone a lesiones e infecciones pues pierden la sensibilidad en los pies por el daño que la diabetes causa en los nervios, o neuropatías.
Algunos de los entrevistados reconocieron que para ellos es más importante comer que usar ese dinero en zapatos especiales como los que recomiendan los médicos. El precio de ese calzado oscila entre los ¢76.000 y ¢78.000 el par.
Esa es la historia de Marvin Matamoros, paciente del San Juan de Dios: “Si me dicen que debo comprar zapatos especiales no lo puedo hacer, primero debo comer”.
Los autores de la tesis coinciden en la urgencia de políticas públicas para abaratar el costo de estos zapatos, de tal manera que se puedan reducir las lesiones en los pies a causa de un mal calzado.
Estos pacientes, por ejemplo, no pueden usar zapatos con puntas o estrechos que lastimen sus pies, pero algunos se los ponen también por cuestiones laborales.
Más graves en hombres
Aunque la diabetes es más prevalente entre mujeres, las complicaciones en el pie de los hombres diabéticos son más graves.
Los investigadores descubrieron que los hombres llegan al hospital con lesiones cuya cicatrización es más prolongada, pero ellos se descuidan. Diego Coto y José María Rojas afirman que esto tiene relación con el comportamiento masculino.
Una masculinidad mal entendida propicia que los hombres con diabetes no practiquen la disciplina que se requiere, y esto incluye alimentación, actividad física, control farmacológico y autocuidado.
En esto último es fundamental la vigilancia de sus pies, todos los días, para detectar lesiones que puedan producir una infección severa.
Otro comportamiento descubierto en esta investigación entre pacientes diabéticos masculinos es que la mayor parte llegan solos a la consulta. Por el contrario, las mujeres acuden, principalmente, con sus hijas. Esta falta de apoyo también repercute en la calidad de su autocuidado.
Para la médica salubrista María del Rocío Sáenz Madrigal, exministra de Salud y expresidenta ejecutiva de la CCSS, los hallazgos de esta tesis son trascendentales para construir un perfil de los pacientes con mayor vulnerabilidad. Esto, dijo, permitiría diseñar políticas públicas de prevención.
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En criterio de los autores, para paliar este drama es necesario declarar el abordaje de diabetes de interés institucional y que la población asuma su responsabilidad frente a una enfermedad capaz de poner en riesgo la vida.