Centros de salud de Ciudad Quesada, Guatuso, Los Chiles, La Fortuna, Pital y Aguas Zarcas ya están listos para vacunar contra la covid-19 a la población de 12 a 57 años sin factores de riesgo, que integra el último grupo de los establecidos para este proceso.
En algunas de estas comunidades pertenecientes a la región Huetar Norte ya inmunizaron, casi en su totalidad, a la población de los grupos 2, 3 y 4, por lo que solo esperan que la Comisión Nacional de Vacunación y Epidemiología (CNVE) les apruebe la asignación de maś dosis.
De acuerdo con el epidemiólogo Melvin Anchía Villalobos, de la Dirección Regional Huetar Norte de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), ya se solicitó formalmente la autorización para avanzar con el siguiente grupo.
El funcionario aseguró que tienen la capacidad instalada para atender con la misma agilidad a este grupo, que es el más numeroso.
“Ya nosotros gestionamos el permiso. En diferentes reuniones hemos pedido la apertura, porque si tenemos la capacidad instalada y los insumos para seguir, lo que necesitamos es la vacuna (...) una persona inmunizada es un cliente menos que tiene el coronavirus. Es una necesidad poder avanzar, pero somos respetuosos de los lineamientos y tratamos de avanzar con lo que se tiene”, explicó Anchía.
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Este martes, sin embargo, el ministro de Salud, Daniel Salas, indicó que de momento se mantienen abiertos los grupos tres y cuatro, así como los casos que podrían haber quedado rezagados de los primeros dos grupos.
Así respondió Salas al ser consultado, en conferencia de prensa, por la situación particular de la zona norte. El jerarca evitó referirse a la posibilidad de dar el banderazo para esta región y cualquier otra que logre completar de manera anticipada los otros grupos.
Aclaró que las personas del último grupo podrían ser vacunadas, únicamente cuando no acudan las que fueron convocadas. Esto para que no se perdieran las dosis.
Del rechazo a tomar la delantera
Al inicio de la campaña de vacunación, la zona norte del país se encontraba entre las regiones donde existía mayor renuencia al fármaco.
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Para revertir ese proceso, los funcionarios de salud echaron mano de varias estrategias que les permitieron completar en pocas semanas, la meta que para otras zonas del país se estima tomará meses, como explicó el epidemiólogo.
Comunicación, seguimiento individualizado e implementación de planes extraordinarios fueron clave.
Así por ejemplo, se establecieron horarios nocturnos e incluso fines de semana para captar a las personas que por trabajo no podían acudir durante el día.
Además, cuando detectaban a una persona que rechazaba la vacuna o no atendía la convocatoria, se le asignaba un trabajador social u otro funcionario que lo visitara en su casa para aclarar dudas y procurar convencerlo de los beneficios de la inmunización.
“No solo es que no llegó y sigo con otro, esa persona renuente es asignada a un trabajador social o profesional para que vaya y le pregunte por qué no se quiere vacunar y se le cuenta sobre la experiencia. La gente le tiene mucho miedo a los efectos adversos, nosotros les explicamos que hemos aplicado 100.820 dosis y no hemos tenido un efecto adverso grave, ni personas hospitalizadas por efectos secundarios; cuando se le dan esos datos y cuando ellos escuchan, se logra convencer”, relató.
La estrategia también implicó involucrar a todo el personal sanitario a esta tarea que históricamente había sido atribuida a pocos funcionarios.
De esta forma, las áreas de salud incluyeron desde médicos, enfermeros, personal de redes y administrativo, hasta de Odontología y Trabajo Social; para agilizar tareas como la elaboración de listas, contacto con los pacientes y verificación de datos.
El personal de Salud también se alió con los diferentes grupos religiosos en donde habían detectado que existía desconfianza.
De los encuentros multisectoriales también participaron empresas e instituciones de la zona.
Además las municipalidades aportaron recursos para la divulgación por medio de perifoneos para combatir mitos y desinformación relacionada con las vacunas.
En esas localidades también implementaron la estrategia del “auto vac” con la cual lograron aplicar hasta 1.200 dosis en un día.
“Estamos muy satisfechos con los resultados, con los avances en la cobertura de vacunación. En un contexto de emergencia sanitaria y transmisión sostenida de la enfermedad a nivel de la comunidad, nos toca trabajar fuerte en la parte preventiva (...) bajo la premisa de que es la primera vez que se tiene una vacuna en medio de una pandemia y tenemos que aprovechar muy bien este insumo, por eso se le ha metido toda la fuerza necesaria a la parte de vacunación”, dijo.
Anchía reconoció que se han ganado críticas por quienes consideran que refleja la inequidad entre las áreas de salud. Sin embargo afirmó que es necesario ver el contexto de cada región, donde las poblaciones, densidad y grupos etarios son muy diferentes.
“No es lo mismo grupo 4 de la GAM que en las zonas rurales (...) yo creo que esto es importante, se ha creado controversia al decir por qué van adelante, pero eso depende del denominador poblacional, nos decían ‘¿cómo terminaron ya el grupo uno?’ Diay, si algunos distritos tienen menos población, vamos a terminar más rápido”, dijo.
El epidemiólogo llamó a considerar que mientras las pandemia continúe, hay que usar todos los insumos y aprovechar recursos para combatirla.
Las acciones que tomaron, aseguró, ya se reflejan en la ocupación de los centros médicos de San Carlos y Los Chiles, donde se han reducido “significativamente” las hospitalizaciones a causa del virus. Han detectado que los pacientes que llegan son los que no han sido vacunados.