Durante seis horas tres delincuentes secuestraron a la familia Torres Venegas con el fin de asaltar la sucursal del Banco Nacional de Costa Rica en Hatillo 6 pues una de sus integrantes era la cajera de confianza; pero el plan fue obstaculizado por un sistema electrónico que impidió abrir la bóveda
Según indicaron las autoridades judiciales, la banda ingresó a la vivienda a eso de las 12 p.m., luego de engañar al esposo de Carmen Venegas, funcionaria del Banco.
Al parecer, dos de los malhechores llegaron a la casa solicitando ayuda pues -según ellos- tenían problemas con el vehículo y necesitaban agua para repararlo. Cuando Eladio Torres, marido de Venegas, intentó alcanzarles un recipiente con agua lo obligaron a abrir el portón de la casa.
Una vez adentro, ingresó un tercer hombre con armas de fuego. En ese momento, empezó la larga angustia. Tanto Torres como su señora fueron esposados y amordazados, mientras que sus tres hijos -todos menores de 12 años- se limitaban a observar lo que sucedía.
Los individuos permanecieron en la casa durante varias horas, las cuales aprovecharon para interrogar a la empleada de la entidad bancaria sobre los métodos de seguridad que utilizan.
De acuerdo con la declaración que dieron las víctimas al Organismo de Investigación Judicial (OIJ), los malhechores pasaron gran parte de la madrugada observando televisión y conversando entre ellos.
Mientras eso ocurría la familia permanecía en una de las habitaciones de la residencia, ubicada en las cercanías de la escuela Miguel de Cervantes, en Hatillo 3.
Torres estuvo en la sala junto a los hombres hasta las 3 a.m. Luego fue llevado al lado de los demás para que tratara de descansar.
A las 5 a.m., los secuestradores volvieron a la habitación para despertar a Carmen Venegas, a quien obligaron a vestirse correctamente para ir al trabajo.
Una hora más tarde, la mujer abrió las puertas de la agencia e ingresaron los malhechores. Allí permanecieron al menos 20 minutos, pero sin lograr su objetivo. Esto, porque un sistema electrónico que tiene la bóveda impidió que la abrieran.
De acuerdo con Roberto Méndez, jefe del Departamento de Seguridad del Banco Nacional, para que una de las cajas fuertes pueda abrirse debe ser programada con anterioridad la hora, situación que nunca se dio.
"Nada hacen con secuestrar a una persona y llevarla al Banco porque no podrán robarse el dinero", agregó Méndez.
¿Carro bancario?
Un pickup Toyota Hi Lux, de doble cabina y con el logotipo de "Seguridad Bancaria", llegó a la vivienda de los Torres para recoger al grupo y desplazarse al Banco, localizado a uno 600 metros de la casa, con Venegas. Este era distinto al que utilizaron la noche anterior.
El supuesto vehículo bancario burló a la seguridad privada del centro comercial Hatillo, donde se encuentra la sucursal, por lo que ingresaron a las oficinas sin ninguna dificultad.
Según comentó Fernando Valerín Ramírez, vigilante del centro comercial, él observó cuando el carro entró al local y lo estacionaron cerca del Banco, pero no sospechó porque era similar a los que utiliza la agencia.
Al respecto, Roberto Méndez dijo a este diario que desconocía la procedencia del carro y el posible vínculo que puede tener con el Banco.
Agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) se presentaron al lugar e inspeccionaron el sitio. Una fuente confiable comentó que el caso "va por buen camino".
El secuestro de la familia terminó cuando los raptores regresaron a la casa y dejaron a la mujer esposada al igual que su marido tras el fallido asalto. Un vecino al escuchar los gritos de auxilio entró los liberó ambos; los halló tirados en la sala.
A pesar de las amenazas de muerte que hicieron los asaltantes a la familia para que no denunciaran el hecho, se presentaron ante el OIJ para interponer la respectiva denuncia.
La Nación conversó con varios vecinos de Carmen Venegas y alegaron no haber observado ningún movimiento extraño. Asimismo, intentó entrevistar a los afectados, pero se negaron a salir de la casa.
El 11 de junio, en Upala, ocurrió un hecho similar cuando dos asaltantes lograron secuestrar al gerente de la sucursal del Banco Nacional en Aguas Claras, Luis Angel Herrera, y a su familia.
En esa ocasión, los malhechores se apoderaron de ¢4,4 millones, pero fueron detenidos por la policía judicial días después en el Valle Central.