En su propia bóveda
Vino en 1996 desde California, Estados Unidos, para construir su propia bóveda y morir en ella.
Él fue Roy Taylor, hasta esta semana un desconocido magnate de las finanzas que fundó aquí más de 70 empresas y con ellas atrajo al país a acaudalados inversionistas.
Taylor afinó su estrategia de negocios y logró captar millones de dólares. Aquí atendió a los inversionistas a las mil maravillas, con fiestas, viajes, licor y mucho más, y los conquistó.
Pero al parecer su máxima atracción fueron los elevados intereses que pagaba a cambio de los millonarios depósitos.
Fuertes movimientos de dólares, un gran crecimiento de sus operaciones y varias denuncias llevaron a Taylor a entrar en el foco de una investigación policial.
A su negocio, en la capitalina avenida central lo bautizó The Vault, o La Bóveda, en español.
Hasta ahí llegaron el martes las autoridades. Un allanamiento, pesquisas a fondo. Taylor cooperó con la acción, pero cuando se le informó de que estaba detenido tomó un arma y acabó con su vida, ahí mismo, en La bóveda .