Unas 125.000 familias que habitan en 11 cantones del área metropolitana deberán conectarse a la red de alcantarillado sanitario del AyA, cuya primera fase entrará a operar en junio .
Para hacerlo, tendrán que desembolsar entre ¢6.000 y ¢850.000, dependiendo de la ubicación de la casa y las previsiones que se tomaron al momento de su construcción.
Estas familias también deben considerar el pago mensual por el nuevo servicio de alcantarillado, que representa un 33% sobre el consumo hídrico. Incluso aquellos que decidan no conectarse a la red de alcantarillados, tendrán que pagar.
Las aguas residuales que se recojan por las tuberías desde las casas llegarán a la planta de tratamiento Los Tajos, en La Uruca. Ahí se les removerá hasta en un 40% la carga orgánica (orina, heces, químicos, metales) y luego serán depositadas, mucho más limpias, en los ríos.
Son esos mismos cauces los que actualmente reciben el líquido de otras 140.000 viviendas, sin ningún tratamiento.
Este grupo ya está conectado a la red del AyA y pagan por el alcantarillado sanitario. Se trata de pobladores de algunos sectores de los cantones de San José, Tibás, Moravia, Goicoechea, Curridabat, Montes de Oca, Desamparados, Alajuelita y Escazú.
Con el funcionamiento de Los Tajos, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) limpiará el agua de estas 140.000 familias y de las 125.000 que están por unirse. En total, el plan alcanza a cerca de 1.070.000 personas.
La obra forma parte del Proyecto de Mejoramiento Ambiental del Área Metropolitana de San José, e incluirá algunos sectores de los cantones Vázquez de Coronado y La Unión de Cartago.
Las metas se completarán en dos grandes etapas: este año se cubrirá al sector norte de San José; el próximo, al sector sur.
Sacrificios. Manuel López, director de Recolección y Tratamiento del AyA, advierte de que la red de alcantarillado no prosperará sin el compromiso ciudadano y sin un cambio radical de conciencia sobre la salud ambiental.
Eso implica la necesidad de modificar algunas costumbres. Para que la planta Los Tajos funcione con eficacia, será necesario eliminar prácticas como dejar ir por el fregadero el aceite del atún o la grasa de la cocina, o lanzar pañales o toallas sanitarias al inodoro. Las trampas de grasa, por ejemplo, son medidas que exigirá el Ministerio de Salud.
El sistema implica, además, inversión por parte de las familias.
Los costos variarán dependiendo de si los hogares cuentan con una prevista y una caja de registro en la acera. También de qué tan lejos esté el tanque séptico de la calle y de los materiales que conforman el piso.
Si ya cuenta con prevista en el cordón del caño, el usuario solo deberá pagar ¢6.000 al AyA por el trámite de interconexión, y entre ¢120.000 y ¢150.000 por la caja de registro (que deberá construir un fontanero, pues no lo hace el Instituto). Además, cada mes desembolsará un 33% más en su recibo.
Si el abonado cuenta con una prevista –pero esta no se ubica en la acera del frente– deberá sumar entre ¢88.000 y ¢100.000. Esto, para que el AyA se encargue de las obras y arreglos en la calle.
La conexión será aún más cara en el caso de los hogares sin prevista y, cuanto más lejos esté su tanque séptico de la acera, mayores serán las obras constructivas dentro de la vivienda (rompimiento del suelo, compra y reconexión de tuberías.) .
Kenneth Rosales, ingeniero en construcción de la Fundación Promotora de Vivienda (Fuprovi), estima que en el caso de una casa de clase media, ese costo oscila entre ¢100.000 y ¢600.000.
Según Manuel López, un gran número de casas y urbanizaciones que ya tiene sus previstas debido a que este es un requisito para construir desde hace 20 años.
Solo podrán conectarse al sistema los hogares que tengan al frente, y al mismo nivel, uno de los colectores. Los que están al frente, pero en un nivel más bajo con respecto al tubo, deberán usar bombas e invertir aún más.
En todo caso, todas las viviendas con tuberías de la red al frente estarán obligados a pagar por el servicio en sus recibos, aunque decidan quedarse con el tanque séptico. Así lo establece el artículo 288 de la Ley General de Salud.
El 70% de los ticos dispone de tanque séptico.
“Las personas podrán seguir usando su tanque séptico, siempre que esté en perfecto estado. Si está en mal estado, el Ministerio de Salud podrá obligarlas a conectarse a la red”, dijo López. El 45% de abonados de Acueductos usa tanque, mientras que el 55% paga por alcantarillado.
De aquí al 2020, el AyA ampliará los cuatro colectores y 21 subcolectores existentes. Al final, se unirán 184 urbanizaciones (con red prevista): 64, por el colector Rivera; 13, por el Torres; 48, por María Aguilar y 59 por Tiribí.