Históricamente, los agricultores de Los Chiles, Alajuela, han empezado a sembrar frijol en la segunda quincena de diciembre.
El año pasado, ante el temor a una época seca que se prolongaría en los primeros meses de este 2014, y quizá un poco más, los frijoleros adelantaron esa labor para la última semana de noviembre con el objeto de cosechar en marzo, un mes antes de lo previsto.
Así lo hicieron, por ejemplo, los productores Gerardo Paniagua, finquero de El Amparo, y Diego Henríquez, de El Gallito, atendiendo la recomendación que en tal sentido les hizo el Instituto Meteorológico Nacional.
“No quisimos arriesgarnos, pues otra sequía como la del 2007 nos llevaría a la ruina”, dijo Paniagua, de 49 años, 30 de los cuales los ha dedicado a esa actividad.
Paniagua sembró 30 manzanas de la variedad Matambú con la esperanza de recuperar lo que perdió en años anteriores. No obstante, tiene claro que para lograrlo, dependerá del comportamiento del clima.
Una opinión similar tiene Henríquez, de 62 años y quien, el año pasado, sufrió las consecuencias económicas de una considerable merma en la producción.
Este hombre esperaba recolectar 30 quintales por manzana y apenas alcanzó 15.
“La realidad es que la falta de lluvia también mermó la producción de tubérculos como la yuca. Además, me metí en cacao y tampoco me fue bien”, confesó este laborioso campesino.
Kennett Serrano, agricultor y administrador del Centro Agrícola, no está seguro de que el adelantamiento de la siembra pueda dar los resultados que esperan.
“La agricultura en la zona norte es como jugar lotería. Tenemos más posibilidad de perder que de ganar, pues unos años llueve mucho y en otros casi nada”, afirmó Serrano, quien representa a 700 productores organizados, los cuales, en conjunto, están sembrando 2.500 hectáreas.
Por su parte, los independientes están sembrando un área similar, para totalizar 5.000 hectáreas de cultivos.
Otro intento. Deseoso de mejorar su economía, Alberto Miranda, dueño de una finca en la zona fronteriza con Nicaragua, contó que decidió endeudarse para comprar semilla de frijoles e insumos como el abono, cuyo precio, según dijo, ha subido mucho.
“Es un nuevo intento por lograr una buena cosecha que me permita atender deudas que se originaron por el fracaso de los años anteriores.
”Le he pedido mucho a Dios que nos proteja de un verano muy seco. Ya es suficiente con las pérdidas del pasado”, aseveró Miranda, de 45 años.
Este agricultor explicó que la posibilidad de un verano muy seco lo tiene asustado, ya que los rendimientos se vienen al suelo y se estropea cualquier proyecto que procura la mejoría económica de los agricultores más pobres de la región.
Desde hace unos 15 años, la ausencia de lluvias ha sido mayor en los pueblos más próximos a la línea divisoria con Nicaragua, pueblos que, al mismo tiempo, tienen grandes focos de pobreza.