Los clientes afectados por agua contaminada con hidrocarburos en Goicoechea, Moravia, Montes de Oca, Tibás y San José podrían ser resarcidas por medio del cobro del servicio pues la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) tiene la potestad de forzar al Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA) a hacerlo.
Consultado por La Nación, Dennis Meléndez Howell, exregulador general de los servicios públicos, aseguró, este 28 de enero, que la Autoridad puede obligar a esa empresa regulada porque, en este caso, incumplió con la prestación del servicio como es debido.
De acuerdo con el Artículo 28 de la Ley de Aresep (Ley 7593), esta puede dictar que se corrijan las anomalías, y cuando en derecho corresponda, ordenará resarcir los daños en sede administrativa. Si de la denuncia se desprenden responsabilidades penales, para cualquier involucrado, la Autoridad deberá informarlo al Ministerio Público.
El Artículo 38 de dicha norma también la autoriza a sancionar con multas de cinco a 10 veces el valor del daño causado que ella determine, a quien falte a sus deberes mientras suministra un servicio público.
Así aplica de llegar a determinarse situaciones como mantenimiento inadecuado de infraestructura y equipos de trabajo del servicio público regulado, que pongan en peligro a personas o propiedades.
También, por incumplimiento de las normas y principios de calidad en la prestación de los servicios públicos, siempre y cuando dicho incumplimiento no sea atribuible a caso fortuito o fuerza mayor.
“Lo ocurrido esta semana no es prestación del servicio, entonces Aresep debería ordenarle a la empresa que rebaje o dispense a los usuarios desde el cobro”, destacó Meléndez Howell y por al menos el periodo en que el suministro de agua no ha sido prestado en las condiciones óptimas.
En un caso como estos, insistió, la Aresep debería actuar de oficio.
Alejandro Guillén Guardia, presidente ejecutivo del AyA, aseguró este domingo que la entidad a su cargo establecería las medidas que corresponden a nivel de cobro de los servicios en apego a la normativa del Aresep.
Guillén Guardia admitió que, a lo largo de seis días de emergencia, no han proporcionado agua de calidad por medio de su acueducto.
Al menos desde la noche del lunes 22 de enero, 107.000 afectados han tenido que soportar molestias por recibir el líquido con un fuerte olor a hidrocarburos y por ello se les ha pedido evitar su consumo, sea para la ingesta, la cocción de los alimentos o el aseo persona.
La situación provoca alteraciones de rutinas domésticas porque deben obtener el líquido mediante camiones cisterna sin que, por ahora, haya fecha prevista para retomar el servicio regular.
Por eso, dijo Guillén, una vez que la emergencia termine, el Área Comercial del AyA analizará las acciones relacionadas con la facturación.
El Presidente Ejecutivo reiteró que todavía no se sabe cómo llegó la contaminación a las fuentes de agua y permanece en el misterio qué tipo de hidrocarburo está contaminando el líquido.
Por ahora, solo se sabe que es un hidrocarburo de cadena larga. Puede ser un aceite pero se desconoce cuál.
El Ministerio de Salud, el AyA, el Centro de Investigación en Electroquímica y Energía química (CELEQ) y el Centro de Investigación en Contaminación Ambiental (CICA) mantiene activos grupos de trabajo con distintos estudios para dar con respustas.
Sin embargo, se desconoce la sustancia en específico, y se recomiendan abastenerse de ingerir el líquido que llega por las tuberías.
Mientras, los abonados a esta empresa sufren las molestias con indignación.
Indignación e impotencia
Cuando Flora Rojas abrió el tubo de la ducha el 22 de enero ya el mal olor le hizo evitar el baño. Pensó que el problema sería de pocas horas y que aprovecharía su día de teletrabajo para darse un baño en el rato del almuerzo.
Por desgracia, esta vecina de Montelimar en Calle Blancos, Goicoechea, indicó que aroma persistió y se agravó por tres días. Para este domingo 28, el aroma regresó a niveles de antes pero sabía que la contaminación seguía.
Al seguir las comunicaciones oficiales ya perdió toda esperanza de utilizar el líquido de forma normal en próximos días.
“Esto solo puedo compararlo con lo que sentí cuando comenzó la pandemia y al inicio nos dijeron que trabajáramos desde la casa por dos o tres semanas y el tiempo comenzaba a pasar y pasar y las cosas más bien empeoraban. Así me siento ahorita: viendo que el tiempo pasa y sin soluciones ni respuestas ni nada”, declaró.
Aunque ha intentado aprovechar las visitas de los camiones de AyA, afirmó que son insuficientes y un día debió gastarse ¢16.000 en agua embotellada.
Esa cifra se queda corta a la invertida por Claudio González, vecino de Las Américas, en Moravia.
Para abastecer a su familia de cinco personas y realizar todas sus actividades normales, las cuentas van por ¢38.000 al cabo de varias visitas al supermercado.
En su caso, no ha podido tomar agua de un cisterna, pues este viernes pasó mientras él se encontraba trabajando y este sábado, por más que intentó buscarlo, tampoco lo encontró. Seguro pasó cerca de cuando tuve que ir al centro de San José a hacer unos mandados.
“Es insostenible ya para nosotros. A mí ya me da vergüenza ir al trabajo porque, aunque uno intente medio bañarse y medio lavarse el pelo, no es lo mismo. He oído que la ministra (de Salud) ha pedido teletrabajo, pero yo atiendo personas directamente, no puedo trabajar desde a casa”, se quejó.
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