La Arquidiócesis de San José inició este lunes el proceso de beatificación y canonización de María Isabel Acuña Arias, conocida como "la niña Marisa".
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Alejandro Jiménez, vicario judicial de la arquidiócesis, quien fue designado como el postulador de la causa, explicó que "el proceso previo a iniciar una causa de beatificación y canonización está caracterizado por múltiples investigaciones y valoraciones en torno a la vida y obras de la persona candidata, sobre su fama de santidad a la hora de morir y de forma particular que se haya mantenido la misma a lo largo del tiempo en la conciencia del pueblo de Dios. Estos aspectos se cumplen en este caso".
La niña Marisa nació el 15 de agosto de 1954 y murió a los 13 años.
El postulador será el encargado de recabar toda la información en nombre del “actor”, que es quien propondrá la causa al obispo de la diócesis para que, a su vez, dirija la petición de inicio del proceso a la Congregación para las Causas de los Santos, en el Vaticano.
En este caso, el arzobispo José Rafael Quirós determinó que la "actora" sea la Arquidiócesis de San José.
Tras solicitar el visto bueno a los obispos de la Conferencia Episcopal para iniciar el proceso, se le otorgó el nombre de "sierva de Dios" .
Según la información recopilada por la Iglesia, Marisa padecía un tumor cerebral fulminante.
"Hizo de sus padecimientos una alegre ofrenda a Dios, a quien se entregó por completo con tal de ver a su padre volver al seno de la Iglesia católica", informó la arquidiócesis en un comunicado.
De acuerdo con esa historia, tras su muerte, Marisa se convirtió "en ejemplo de fe y santidad para quienes la conocieron en vida, así como para quienes escucharon hablar de su caridad".
"Es una alegría para el país y para nuestra arquidiócesis, confiamos en Dios en que el proceso culminará con la canonización. Fue una laica que vivió dando testimonio y ejemplo para los católicos. Ahora lo que nos queda es orar”, manifestó monseñor José Rafael Quirós, arzobispo metropolitano.
Por su parte, el vicario judicial aseguró que el proceso apenas inicia una primera fase llamada "diocesana", que finalizará cuando se obtengan los testimonios y pruebas que puedan aportar quienes la conocieron en vida.
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Una vez finalizada esta etapa, se tiene que visitar el lugar donde descansan los restos de la "sierva de Dios" y por último se trasladarían todas las pruebas a la Santa Sede, en la Congregación para las Causas de los Santos.
Ahí, una comisión especializada valorará la existencia, a partir de lo que presente la arquidiócesis de San José.
“Si el resultado es positivo se le daría el título de venerable y lo que quedaría es aguardar la comprobación de algún milagro, si lo hay (pues ya podría existir); o pedir a Dios que se realice alguna gracia a una persona por intercesión de la Niña Marisa. Si esto se diera y así lo determinara la Congregación, se podría llegar a declarar beata, para esto no hay tiempo específico”, comentó el sacerdote.