Los humedales de Costa Rica muestran un lento y sostenido deterioro por falta de un cuidado adecuado para regular actividades humanas que los afectan.
Estas áreas ricas en biodiversidad, incluidos los manglares, sufren graves daños debido a la eutrofización (aporte elevado de nutrientes inorgánicos) inducida por residuos de fertilizantes, así como a la polución, sedimentación y salinización de desechos y aguas residuales.
Así lo advierte el informe de Evaluación de Desempeño Ambiental de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) para Costa Rica, divulgado en 2023.
El estudio señala que muchos humedales se encuentran en propiedades privadas, lo que incrementa el riesgo de que sean afectados o drenados para actividades productivas.
Con este panorama desalentador para los humedales, el país conmemora este 22 de mayo el Día Internacional de la Diversidad Biológica.
La advertencia también proviene de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), según la cual, la presión sobre los humedales crece debido a que las estrategias nacionales de conservación se han centrado principalmente en las partes altas y bajas de las cuencas hidrológicas, dejando de lado los sectores medios, donde se encuentran estos cuerpos de agua.
1.800 humedales en Costa Rica
En Costa Rica, existen 12 humedales reconocidos internacionalmente según la Convención Ramsar, sumando aproximadamente 570.000 hectáreas. En total, el país cuenta con 1.800 humedales, que representan el 7% del territorio nacional (3.577 kilómetros cuadrados).
Se trata de ecosistemas donde el agua es el principal factor que controla el entorno y la vida vegetal y animal. En términos biológicos, tienen una cobertura hídrica casi permanente, cuya vegetación es hidrófila, es decir, absorbe agua con facilidad y su suelo es permeable.
De ahí su valor para regular crecidas de cauces, retener nutrientes, sedimentos y contaminantes, y ayudar a controlar la erosión en algunas zonas y servir de barrera protectora contra tormentas en otras.
Estos ecosistemas comprenden una variedad de hábitats, como manglares, bajos intermareales de lodo, praderas de pastos marinos y arrecifes de coral, según la Secretaría de la Convención de Ramsar.
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Presiones sobre humedales
Los humedales de Costa Rica se deterioran debido a varios factores, como la falta de monitoreo, normativa y medidas de resguardo adecuadas. La proximidad de actividades humanas, como canales de drenaje, cultivos agrícolas y ganadería, también contribuye significativamente a su degradación.
Una investigación publicada en la revista científica Progress in Physical Geography: Earth and Environment (Volumen 47, Número 4 de agosto del 2023), titulada “Índice de vulnerabilidad de los humedales de Costa Rica”, reveló que, a pesar de los esfuerzos para proteger los recursos naturales del país, aún no existe un marco legal específico para proteger los humedales.
El estudio encontró que las peores condiciones ecológicas se presentan en la frontera norte de Costa Rica, debido a la fuerte presión de actividades externas, como los canales de drenaje en el límite con Nicaragua y en el sur del Refugio de Vida Silvestre Caño Negro.
También se identificaron problemas en los límites del Humedal Nacional Térraba-Sierpe y en algunos sectores del Parque Nacional Tortuguero y las tierras bajas del Río Colorado.
La investigación destaca que la presencia de ganado es común cerca de los humedales en la frontera norte, donde los ciclos de inundaciones y sequías limitan las opciones de vida para las comunidades locales.
Además, la agricultura está presente en todo el país, utilizando humedales fuera de áreas protegidas para cultivos de arroz en el Pacífico central y sur.
El estudio señala cuatro usos de la tierra cerca de los humedales que pueden impactarlos positiva o negativamente.
Del total, el 61% de estos ecosistemas tienen bosques en sus proximidades, especialmente en la mayoría del país, excepto en pequeños sectores cerca de la frontera norte y el Humedal Nacional Térraba-Sierpe.
Sin embargo, el 59% de los humedales están rodeados de ganadería extensiva, una práctica común en las tierras bajas y planas de Costa Rica.
Además, el 22% de los humedales tienen agricultura cercana, con una creciente presencia de cultivos de piña y naranja en la zona norte del país. Finalmente, el 58% tiene cerca con infraestructura como caminos y alcantarillas que conectan con propiedades y fincas.
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Faltan planes de conservación de humedales
La Contraloría General de la República, en un informe de auditoría publicado en agosto del 2022, indicó que muchos humedales carecen de planes de conservación, delimitaciones y monitoreo o registros actualizados.
La protección de estos hábitats está a cargo de entidades como el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), los gobiernos locales, el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae) y el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca).
Sin embargo, el informe DFOE-SOS-IF-00006-2022 señaló que la gestión es aislada y la coordinación entre instituciones es deficiente.
La auditoría reveló que los esfuerzos de conservación y promoción del uso sostenible de los humedales no se realizan de manera estructurada.
Por ejemplo, las playas no se consideran parte de los humedales del país, lo que impide la implementación de acciones para describir, vigilar y garantizar la integridad ecológica de estos ecosistemas.
Además, el estado de los esteros es desconocido y el trabajo en manglares se concentra principalmente en el golfo de Nicoya, desatendiendo otras áreas costeras del país.