Mientras en lugares como Alajuelita, Tibás y Aserrí los usuarios enfrentan falta de agua casi a diario, las fugas que son reportadas por abonados tardan hasta 10 días en ser atendidas.
Esa fue la realidad a la que se enfrentaron Zulay Badilla y su familia en San Antonio Coronado, luego de que, el martes pasado, maquinaria de la municipalidad local quebró uno de los tubos de agua que va del medidor a la vivienda, mientras realizaba trabajos de asfaltado frente a su casa.
“Apenas nos dimos cuenta, reportamos por medio de la página la fuga y, al día siguiente, a primera hora, llamamos. Inicialmente, nos dijeron que ya tenían una cuadrilla asignada y que venía entre 8 a. m. y 5 p. m. A las 3:30 p. m., más o menos, volvimos a llamar porque no había venido nadie y la muchacha que nos atendió dijo que el caso estaba en trámite y que podían durar hasta 10 días en venir a realizar la reparación”, recordó la afectada.
La preocupación de la familia surgió se incrementó por el alto monto que se reflejará en el recibo de agua, pues el medidor había registrado casi 80 metros cúbicos de agua en 48 horas, cuando lo usual es que la casa consuma mensualmente entre 30 y 35 metros cúbicos.
Según la mujer, al realizar esa consulta, en el AyA les dijeron que el reclamo lo podían hacer posteriormente.
La Nación consultó al AyA por los plazos actuales para la atención de fugas, así como los registros de agua no contabilizada de este año y el número de incidentes de este tipo que se atienden.
Sin embargo, la entidad únicamente indicó que el caso en cuestión se programó para ser atendido en un plazo de entre tres y cinco días ya que la fuga no está afectando el servicio.
Además, añadió que “la institución tiene definido, dependiendo el tipo fuga, un protocolo de atención de priorización. Cabe destacar que la atención de fugas que afecten el abastecimiento directo, se atienden con carácter de urgencia de forma inmediata”.
Desde hace varios años, el AyA ha venido anunciando planes para reducir el agua no contabilizada. Según datos del 2020, el 50% del agua que produce el sistema de acueductos no se contabiliza debido a fugas, tomas ilegales, abastecimiento de precarios que no pagan factura y atención de emergencias como incendios.
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Desde 2015, el AyA consiguió un crédito por $130 millones para desarrollar el proyecto Reducción de Agua No Contabilizada (RANC) y bajar el porcentaje de líquido no registrado al 33%.
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De acuerdo con el último informe de ejecución de créditos del Ministerio de Hacienda, dicho financiamiento presentaba a finales del año pasado un desempeño crítico y aún estaba en fases de asesorías y ajustes a los carteles.