Tatiana Martínez, conocida como AmoreTati, despliega las alas de ángel frente a la Catedral metropolitana y se convierte en un ser alado dispuesto a sacudirse los miedos que la mantuvieron atada durante décadas.
Dispuesta a marchar con zapatos de plataformas hasta La Sabana, esta madre de familia, vecina de Alajuelita, se fundió con miles de personas que, como ella, repelen tabúes, defienden y reclaman derechos en la Marcha de la Diversidad 2023.
Tatiana Martínez es lesbiana. Lo descubrió a los 37 años y con varios hijos a cargo: “Hubo gente que me insultaba por mi edad y me decían que ya era vieja. ‘¡Qué vergüenza deben sentir sus hijos!’, me decían. He tenido que defenderme pero siempre con la mentalidad clara de quién soy yo”.
No fue fácil. Por eso mismo, desfiló este domingo con amigos y familiares que son parte de lo que ella llama su comunidad.
Una multitud de asistentes que, cubiertos con la bandera de colores que los distingue, tomó durante unas cuatro horas varias cuadras de la capital desde el mediodía.
Su música y energía ahuyentaron los aguaceros que se pronosticaban para este debilitado veranillo de San Juan. Los goterones intentaron caer varias veces, al paso del desfile por el Hospital Nacional de Niños, pero pudo más la fuerza y el entusiasmo de la convocatoria, a prueba de cualquier aguacero.
“Que la gente venga y disfrute con su familia. Esto es para todos. Yo estoy aquí para apoyar a mi comunidad y a mi gente, para que nos respeten”, dijo Carlos Delgado, un joven cubierto de globos que pintó sus labios con los colores de la bandera de la diversidad mientras lanzaba besos al viento.
Sharon Barboza, de 28 años, es una persona trans no binaria. Con sus propias manos hizo uno de muchos carteles que mandaban mensajes a quemarropa.
“Le robé la idea a una persona trans. Como persona trans no binaria me sentí identificada con la frase ‘Mi Dios es cada persona trans’, porque Dios está en cada persona con una lucha diaria por ser visibilizade (sic). Dios está en cada una de esas personas que luchamos en comuna por derechos que cualquier persona, bajo cualquier circunstancia, debería tener”, dijo Barboza, quien estudia derecho y fotografía.
Medio siglo atrás
Tatiana, Carlos, Sharon, María, Daniela o Saúl no marcharon. Más bien bailaron entre abalorios, escarcha y lentejuelas, rodeados de miles de globos multicolores en recuerdo y defensa de una lucha que se inició hace casi medio siglo, en un bar gay de Nueva York, Estados Unidos.
Ese fue el germen de la lucha en las calles de todo el mundo por los derechos de las personas LGBTIQ+ (lesbiana, gay, bisexual, transgénero, transexual, travesti, intersexual y queer).
El desfile se inició puntual a las 12 mediodía frente al parque Central de San José. Su destino final era La Sabana, donde estaba previsto que los primeros grupos llegaran cerca de las 3:30 p. m. para el picnic programado en los alrededores de las canchas de básket.
“El orgullo se vive, se resiste y se celebra” es el lema de este año, segunda ocasión consecutiva en que el Pride se realiza presencialmente luego de los años más difíciles de la pandemia, cuando la actividad solo se hizo de forma virtual.
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Según el diario La Nación de Argentina, que pertenece al Grupo de Diarios de América (GDA), el Día del Orgullo se celebra cada 28 de junio para recordar los disturbios en el bar Stonewall, en la ciudad de Nueva York, en 1969.
Ese fue el punto de partida para estos desfiles, considerados un escenario más de lucha por los derechos de de las personas LGBTIQ+.
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La Marcha de la Diversidad transformó San José en un punto de encuentro donde confluyen diferentes perspectivas.
Pablo Rojas Delgado, vecino de Pavas, de 75 años, regresaba de su jornada laboral como peón en una finca de Heredia y se topó con el evento en las principales calles capitalinas.
“Es muy bonito, viene uno a ver. Me encanta, hay que respetar, porque todos tenemos derecho”, dijo el adulto mayor, quien admitió que es la primera vez que observa este tipo de desfiles.
El hombre también resaltó la necesidad de ser compasivos y solidarios para cambiar como sociedad.
La Marcha, según los asistentes, es un espacio de libertad en el que cada persona puede mostrar lo que es y lo que siente. Así, fueron pocos los ojos inquisidores y muchos más los curiosos que siguieron el multitudinario desfile que, a las 2:30 p. m., llenaba completamente el Paseo Colón.
Otras imágenes que dejó la Marcha de la Diversidad de este 25 de junio: