Harto de pasar hasta tres horas por día viajando en autobús de Guadalupe a La Uruca, Willy Salazar, decidió buscar otra opción para movilizarse a su trabajo.
Para escapar del congestionamiento vial optó por la bicicleta, pero no es deportista y resistir el viaje de 11 kilómetros, aproximadamente, era complicado para él.
Una vez más, el docente de 38 años se enfrentó a la pregunta: ¿Qué hago?
Investigó en Internet sobre las bicicletas eléctricas y encontró varias opciones para comprar una en el país por $1.250.
“Yo salía a las 5:30 a. m. para La Uruca, tenía que tomar dos buses y llegaba muy tallado porque siempre hay mucha presa.
”Ahora tardo, en promedio, 45 minutos o una hora, pero voy despacio, tranquilo y sin apuros”, dijo Salazar.
Las bicicletas eléctricas disponen de una batería más un motor eléctrico que asisten el pedaleo del ciclista y le permiten desplazarse con mayor facilidad. Este tipo de bicis son muy comunes en Europa y Asia, pero en Costa Rica están empezando a ganar terreno.
“No es una moto, no es que te vas a subir y no vas a pedalear, es un pedaleo muy asistido y confortable, se puede movilizar sin tener que sudarse”, explicó Mario Monge, quien distribuye bicis eléctricas de la marca Longwise, desde 2013.
De acuerdo con Monge, ha vendido, desde 2013, 60 bicicletas eléctricas Longwise, las cuales están diseñadas para recorrer 50 kilómetros con una carga de seis horas.
No obstante, Monge reconoció que las bicis de esta marca están hechas para Italia, por lo que su desempeño podría ser menor si se enfrentan a terrenos muy empinados.
La Nación probó una bicicleta de este tipo entre Tibás y San Rafael de Heredia y soportó 32 kilómetros con una carga.
En el país existen varios proveedores de bicicletas eléctricas, los precios oscilan entre ¢495.000 y ¢750.000, según el tipo de motor (250 vatios y 350 vatios) y batería (36 voltios, la más común en el mercado).
Ahorro sin contaminación. No gastar dinero en taxis, no contaminar y hacer ejercicio son otras de las razones para emplear este medio de transporte.
Ivannia Barrantes, manicurista de 37 años, dejó de gastar ¢60.000 al mes en taxis tras comprar una bicicleta eléctrica.
La mujer, vecina de San Joaquín de Flores, la usa para ir a atender a sus clientas.
“Preferí hacer la inversión en la bicicleta eléctrica, estaba acostumbrada a andar en bicicileta de forma recreativa, pero no me gusta sudar y la bici eléctrica me da la posibilidad de atender a domicilio y no llegar sudada”, comentó Barrantes, quien adquirió la bici hace un mes.
Saul Kierszenson, vecino de Curridabat, dejó el carro por viajar en bici eléctrica.
“Yo la uso para moverme, por lo general, entre Curridabat y San José, me permite llegar a reuniones de forma rápida sin llegar sudado.
”Uno crea el hábito de andar un salveque con el casco y el cargador para poder cargar la batería en los ratos libres”, declaró el hombre.
Para Costa Rica. Hace dos meses, Wild Bikes lanzó la primera línea de bicis eléctricas para el país, las cuales están diseñadas para soportar el clima y la topografía local.
De acuerdo con la empresa, notaron que no existía en el mercado un producto que llenara las necesidades del ciclista urbano costarricense, pues en la Gran Área Metropolitana (GAM) hay muchas cuestas.
Jeffrey Segura, encargado de mercadeo de Wild Bikes, dijo que desde enero de 2016 se dedicaron a fabricar una bicicleta pensada para la GAM. El primer lote encargado fue de 200 unidades, ya han vendido 25, aproximadamente.