Por segunda vez en Costa Rica, una hidroeléctrica privada condenada a cierre porque el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) dejó de comprarle electricidad volvió a encender gracias a la minería digital de criptomonedas como bitcóin y procesos como blockchain y hash.
Se trata de la planta Río Segundo en Bajos del Toro (Sarchí, Alajuela) con una capacidad de generación de un megavatio la cual operaba desde 1995 hasta que apagó, en mayo del 2021, porque el Instituto no quiso renovarle la compra de energía.
Por ley, solo el ICE puede comprar esa energía ya que las normas incluso impiden a los afectados exportarla a Centroamérica.
Es la segunda planta del empresario Eduardo Kopper Orlich que encendió desde hace unos meses gracias a la minería digital, luego de una primera experiencia similar en marzo del 2021 con su hidroeléctrica Poás I en San Pedro de Poás (Alajuela) la cual acumulaba entonces meses detenida. Su planta Poás II sigue apagada pero estaría próxima a unirse al negocio.
En su desesperación por evitar despidos de personal, el empresario redujo al mínimo las jornadas de todos y empezó a darles otras tareas debido al apagado de las hidroeléctricas.
No obstante, a inicios del 2021, descubrió que las supercomputadoras ligadas al negocio de las criptomonedas demandan tanta energía que la actividad atrae muchas críticas por su impacto ambiental pues, en algunas naciones, esa energía proviene de hidrocarburos o se quema carbón para generarla.
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Esto centra una de las mayores críticas hacia la minería digital por su impacto en el ambiente. Para Kopper parecía ser una oportunidad al tener ociosas tres hidroeléctricas que posee con su hermano Roberto que producen electricidad renovable.
Sin embargo, con Río Segundo y Poás I ya volvió a contratar a tiempo completo a sus 25 colaboradores y tiene a cinco de ellos atendiendo cursos de electrónica y minado digital en este momento.
“No despedí a ninguno y ahora ya tengo más de 650 máquinas usando nuestro servicio de alquiler gracias a más de 150 clientes afiliados que, además, son todos costarricenses”, explicó Kopper.
Cuando inició en marzo del 2021, el empresario inició con 240 máquinas enlazadas. Antes, los propietarios “minaban” en sus casas pero ahora Kopper les ofrece un servicio de alquiler que incluye Internet de alta velocidad, energía limpia y barata, un ambiente controlado de temperatura y humedad y seguridad las 24 horas.
Según sus estimaciones, aún dispone de 50% de capacidad para crecer en el negocio al cual apuesta con la esperanza de encender también Poás II.
“Hemos tenido una curva de aprendizaje importante de cómo generar justo lo que se consume, cómo optimizar la operación de Internet en la montaña y controlar el enfriamiento de los equipos. Todo eso es un mundo pero hemos aprendido y nos sentimos bastante orgullosos de lo que hemos logrado”, declaró.
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Kopper admite que uno de sus temores era desconocer si había demanda. O cuántas personas en Costa Rica tenían máquinas dedicadas a la minería digital.
“Fue un reto localizar a esos clientes pero en el proceso evidenciamos que hay minería digital y un mercado nacional buscando energía más barata que la que les cobran en sus casas o, de otro modo, pues tendríamos tantos alquileres como ahora”, explicó.
Tan bien luce el negocio, dice, que clientes ticos se trajeron máquinas de minado que tenían en el extranjero a Costa Rica al descubrir que el costo de la energía en el alquiler y las condiciones les resultan más cómodas.
La segunda vida de sus hidroeléctricas, dice, genera un ingreso equivalente a lo que habría vendido al ICE la energía si este hubiera aceptado recibirle a $0,02 cada kilovatio de sus instalaciones. Ese precio le ofreció al Instituto la luz meses antes cuando aún procuraban una renovación de contrato.
“Si, está pegando. Seguimos ofreciendo nuestro servicio integrado de hospedaje porque es claro que en Costa Rica hay una tremenda cantidad de empresas vinculadas a blockchain y activos digitales y creo que nuestro país podría explotarlo y mucho pues nuestra nación ya es verde, le sobra energía renovable y hay mercado”, concluyó.