La aparición de coyotes en zonas urbanas pareciera ser un hecho cada vez más frecuente por las características de la especie y la menor circulación de personas debido a la pandemia.
Conviene, eso sí, aplicar algunas recomendaciones. Lo primero es que si se topa uno de cerca, no huya del animal y mírelo directo a los ojos.
No obstante, tampoco deberían percibirse como un problema pues rara vez atacan a una persona y no son peligrosos. Sus rutinas apuntan a cazar para alimentarse, señalan autoridades de Vida Silvestre.
El coyote (Canis latrans) pertenece a la familia de los cánidos o Canidae, la cual agrupa alrededor de 35 especies silvestres e incluye al perro doméstico (Canis familiaris). Se originaron en Norteamérica hace más de 38 millones de años.
En Costa Rica es una especie endémica (propia de la región), explicó Rafael Gutiérrez, director ejecutivo del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac).
“Están radicados y siempre migran de norte a sur en su paso por el continente americano. Los coyotes ahora están más cerca porque con la pandemia las personas nos hemos retirado de sitios y ahora esta especie siente menos presión nuestras presencia”, indicó Gutiérrez.
Según explicó, esto les ha permitido ampliar sus zonas de acción para localizar alimentos y, como suelen adaptarse muy fácilmente, pueden pasar de cazar de noche a día.
El funcionario sugirió evitar el olvido de alimentos en exteriores y mejorar el manejo de residuos. Además, ser precavidos con las mascotas.
“Los coyotes viven en zonas boscosas, pero se mueven por corredores naturales como ríos y parches de bosques hacia urbes buscando siempre alimentos”, explicó.
Angie Sánchez Nuñez, coordinadora de Vida Silvestre del Sinac, agregó que animales de granja también pueden ser presa fácil de coyotes.
Incluso podría ser que intenten interactuar con mascotas y atraerlas también o bien detectar posibles presas en sus recorridos.
“Estos animales van a seguir apareciendo, son otro inquilino más y, si nosotros dejamos recursos, como agua, alimentos o animales sueltos, seguirán llegando. Pero hay que recordar que son seres silvestres y es normal que aparezcan y no tienen por qué ser lastimados o perseguidos”, expresó.
Consejos
- Sin espantarse. Si bien es poco probable toparse uno cerca, es importante no correr. Por el contrario, sugiere Sinac, manténgase firme donde esté y haga contacto visual. Si huye, el coyote podría verlo como una presa. Trate más bien de verse más alto subiéndose a una silla o tronco para intimidarlo y obligarlo a alejarse.
- No se acerque. Los coyotes por lo general prefieren mantenerse entre ellos. Si mantiene su distancia del animal, es probable que este se retire. En cambio, si se acerca, podría asustarse y mostrarse agresivo para protegerse.
- Haga ruido. Vocifere, aplauda y grite para alejarlos si están a corta distancia. Tan pronto como vea uno, haga ruido y agite sus brazos. La idea es que el animal interprete que usted es de cuidado.
- Residuos en exteriores. Asegure bolsas de residuos comestibles en recipientes bien cerrados y no deje alimentos a la intemperie. Recoja las frutas de los árboles del jardín y evite que las áreas verdes alrededor de su casa posean cobertura alta que atraiga animales que puedan ser potenciales presas de los coyotes.
- Mascotas encerradas. Las mascotas que duerman en exteriores o estén siempre afuera, incluso en propiedades cercadas, corren el riesgo de depredaciones o enfrentamientos innecesarios. No es recomendable el contacto directo y juegos entre perros y coyotes, ya que pueden transmitirse parásitos y enfermedades y ponerse en riesgo.
LEA MÁS: Coyotes hambrientos se pasean por campus del TEC en Cartago y se comen patos del lago
Debido a que el ser humano afectó de manera drástica la mayor parte de ecosistemas del continente, especies silvestres de grandes depredadores han sido eliminadas de sus áreas de distribución original y eso impulsó la distribución de los coyotes por todo el continente.
Así lo explica el artículo académico Distribución del Coyote (Canis Latrans) en el continente americano de los investigadores mexicanos Jorge E. Ramírez-Albores y Livia S. León-Paniagua publicado en la revista Biocenosis de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
Según los autores, esas actividades del ser humano crearon condiciones para el incremento de poblaciones de coyote y su dispersión hacia zonas donde antes no se veían.
Por ejemplo, citan, la tala de bosques y selvas para zonas de agricultura y ganadería trajeron ganado y animales de finca; otras especies que constituyen presas para los coyotes. Ocurre igual en la expansión de zonas urbanizadas, por la disponibilidad de alimento fácil (basura, mascotas y alimento para mascotas).
LEA MÁS: (Video) Manada de coyotes paseó por Coronado en busca de comida
Ambos investigadores recuerdan que este cánido está estigmatizado como un depredador de ganado, por lo cual suele cazarse y es perseguido sin considerar que cumple funciones en el ecosistema como controlador biológico.
Su cacería, explican, ha generado un desequilibrio ecológico en regiones donde, como parte de una cadena alimenticia, una menor población de coyotes ha permitido una proliferación de roedores y lagomorfos (liebres y conejos) que se pueden tornar en plagas y causar severos daños a cultivos u otras actividades agrícolas.