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Campaña tica abre puertas de empleo a Armando, Karín y Giovanni

Ocho empresas eliminan la etiqueta de ‘discapacitados’ para contratarlos

La ilusión y la energía de un nuevo día de trabajo despiertan cada mañana a Armando Chaverri, quien durante 40 años estuvo en su casa, aburrido y atrapado en su condición de síndrome de Down.

Sus papás tenían miedo a la discriminación que camina por las calles y no querían que nadie se burlara de él, por ser diferente.

Sin embargo, la historia cambió el año pasado, cuando la campaña Yo puedo y ¿vos? decidió tocar puertas y abrir una oportunidad de empleo para catorce personas con capacidades especiales.

Fue así como este herediano de corazón llegó a la tienda Rosabal, para convertirse en el encargado del sistema de apartados y con su sonrisa, abrazos y bailes inyecta a sus compañeros de motivación.

“Yo antes me aburría mucho en la casa, pero ahora estoy feliz. Quiero a los compañeros, a mi jefa y ellos me quieren”, dice.

La campaña construyó en este año de trayecto, el programa “Dejando huella” que busca sensibilizar a las empresas y dejar a un lado la frase del ‘pobrecito’ para poner a trabajar a personas sordas, ciegas, con parálisis y síndrome de Down.

“No creo en la lástima, y cuando contratamos a Armando no lo hicimos con el fin de que digan ‘qué buena es esa empresa’, sino con la idea de que él se sienta útil y de reconocer, mediante el respeto, que todos somos personas diferentes”, dijo Ana Rosabal, jefa de la tienda.

Derribar límite. Como él, Karín Madriz y Giovanni Chaverri forman parte de esas catorce historias, que se escriben con trazos de equidad.

Giova, como le dicen de cariño en el bufete de abogados BLP, sale desde las 6:30 a. m. en el bus de Platanares de Moravia hacia San José, para que una microbús lo lleve hasta su oficina en Santa Ana.

En BLP es el responsable del programa de reciclaje. Tiene 21 años y en los primeros minutos de la entrevista cuenta que uno de sus mayores logros ha sido convertirse en el sostén de su hogar.

“Con el sueldo me compré una compu y puedo pagar el alquiler de la casa”, narró Giovanni con esa sonrisa que alegra a los abogados y a su jefa, Karolina Méndez.

“La sociedad es la que pone el techo a estas personas. Es necesario que se les trate por igual, con salarios dignos. Giovanni se esfuerza igual que cualquier otro empleado”, explicó Méndez.

A unos kilómetros de distancia, en Escazú, Karín Madriz derribó el estigma de que la sordera limita la posibilidad de empleo. Así convive a diario con la belleza y la estética en el salón Steve Harvey.

“Ella viene a aprender como una más, tiene las mismas responsabilidades y la contraté para que se realice en lo que hace”, dijo su jefe, Christian Porras.

“Me gusta hacer las cosas bien, aquí hay mucho trabajo y los jefes son muy perfeccionistas, pero eso es lo que le ayuda a uno a ser mejor”, cuenta Karín.

Catorce retratos de éxito muestran la posibilidad de derribar las barreras de la discriminación para construir escenarios de empleo, mediante la retadora pregunta: “yo puedo y ¿vos?”.

Alberto Barrantes C.

Alberto Barrantes C.

Periodista costarricense y máster en Administración Pública con énfasis en Diplomacia de la Universidad de Costa Rica. Es autor de libros infantiles y articula estrategias educativas en favor de la niñez y el fomento de la lectura en escuelas urbanas y rurales. Director de la organización educativa Carretica Cuentera.

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