Aquel fue un accidente simple, especialmente para un hombre acostumbrado a lidiar con materiales de cuidado, porque su familia tiene una fábrica de pólvora. Ocurrió el 12 de mayo, cuando Carlos Humberto Villavicencio Calvo trabajaba en un rótulo de la empresa y la punta de un tornillo se le metió por un tenis.
Ni siquiera se percató en ese momento, fue cuando llegó a su casa que notó sangre en el pie derecho. A lo mejor la situación no hubiera pasado a más si no fuera por la diabetes que desde hace 23 años aqueja a este hombre de 52. Aquella combinación lo complicó todo.
Al día siguiente fue a la farmacia a que le pusieran la vacuna contra el tétanos y además le recetaron antibióticos, según recuerda, pero no fue suficiente.
“A los días se me empezó a inflamar el pie, fui a una clínica privada y me mandaron antibiótico por seis días pero al quinto día la infección empezó a correr rápidamente, me mandaron antibiótico inyectado, pero a los cuatro días la infección no paraba y me mandaron al hospital, ahí estuve en emergencias nueve horas”, recordó.
Del hospital lo enviaron a la casa, pero al día siguiente a acudió a una clínica privada porque la infección era grave. Pese al antibiótico intravenoso, la infección pasó a los huesos.
“Ya ahí me mandaron de emergencia al hospital, infectado ya en todo lo que era el pie y parte del tobillo y con infección en los huesos (osteomielitis). Estuve tres días y la infección no se podía controlar, me hicieron exámenes y placas y en Ortopedia del Hospital Max Peralta se tomó la decisión de amputar hasta la rodilla y yo debía firmar la autorización, porque si daban más días debían hacerlo hasta el muslo”, contó.
Cuando recibió la noticia, don Carlos le pidió al doctor un espacio para tratar de digerir el golpe emocional que había recibido.
Según recuerda, justamente en ese momento había celebración del Corpus Christi en el hospital y a los 10 minutos entró el sacerdote con el Santísimo, por lo que pidió al sacerdote que se le acercara.
“Dije, de corazón, que aceptaba la decisión de la virgencita de los Ángeles y del Santísimo si querían dejar el pie o no, pero que lo ponía en manos de ellos con toda la fe del mundo y que aceptaba, pero que de todo corazón les pedía que me dejaran seguir trabajando por la familia y los hijos. Apenas salió el Santísimo de ahí sentí una paz y hablé con los médicos”, relató.
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Como hijo de familia creyente y devoto de la Negrita, le pidió que lo sanara de aquella infección tan severa que ya había comprometido el hueso. Le pidió que le concediera el milagro. Prácticamente, afirmó, de inmediato empezó la recuperación.
“Siempre hemos sido devotos de la Virgen, este no es el primer milagro que nos hace a la familia de Custodio Calvo, de la fábrica de pólvora. Mi abuelita hace muchos años tuvo un milagro, algo muy parecido, ella tuvo un problema de salud serio y la virgencita también intercedió y salió bien librada, por eso hemos sido testigos de muchos milagros, muchas intercesiones. Esto lo digo como un milagro de Dios y la Virgen, porque los médicos son instrumentos”, manifestó.