‘Esto no es culpa suya, es un asunto de adultos‘, le decía una trabajadora social a una niña que se resistía a salir del hospicio. Una compañera suya tampoco quería abandonar el centro sin antes despedirse de la vaca y el lechero, a quienes visitaban todas las mañanas. Otro de los menores no dejó las lágrimas hasta que las autoridades lo convencieron de que no lo separarían de sus hermanitas menores.
Estas son tan solo tres historias, pero cada uno de los 19 menores sacados del del Hospicio de Huérfanos de San José, la noche del 21 de diciembre, tiene la suya. Eran las 7:30 p.m. y ya se preparaban para dormir, querían que los días pasaran rápido para celebrar su fiesta de Navidad y abrir los regalos que llegan en abundancia.
Las luces y las sirenas los sacaron de sus camas, algunos todavía jugaban. Eran los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), y otros funcionarios judiciales que con orden de un juez llegaron a sacarlos de lo que han conocido como hogar. Debían además, recopilar pruebas sobre los presuntos abusos físicos, psicológicos y sexuales, que sufrían en ese lugar, según denuncias del Patronato Nacional de la Infancia (PANI).
Fue esa institución la que solicitó la intervención y envió a los niños a diferentes albergues del Patronato, con el cuidado de dejar juntos a los que son hermanos.
Desde entonces, al centenario hospicio lo invade un incómodo silencio, que parece advertirlo de que las historias de los miles de niños que albergó en 132 años de historia, podrían no volver a repetirse. Esa realidad lo condenaría a un cierre definitivo.
El Hospicio de Huérfanos de San José, fundado en 1887, fue declarado institución benemérita en 1998, como reconocimiento a su labor en el campo de la protección y cuido de personas menores de edad en riesgo social o en situación de abandono.
Aquí se han recibido niños que se quedaron sin sus padres o bien, cuando su hogar no es un lugar seguro para ellos.
“Irresponsablemente se vinieron a hacer un allanamiento contra 19 chiquitos y se traen oficiales del OIJ con chalecos antibalas y con pistolas. Vinieron cerca de 30 oficiales para un allanamiento contra chiquitos de cuatro años. Eso es inaudito, esto no es algo que pasa en un país como Costa Rica”, señaló el abogado Boris Molina, defensor representante del Hospicio de Huérfanos de San José.
La institución decidió presentar un recurso de amparo contra el retiro de los pequeños de su centro, por lo que ahora los magistrados de la Sala Constitucional deberán definir el futuro cercano de esta organización, mientras los niños continúan en medio de esa disputa legal.
El Patronato denuncia que detrás de las paredes de este centro se dieron hechos “atroces” y por ello solicitaron el retiro inmediato de los menores. La medida se tomó luego de que un comité institucional detectara “casos graves” de violación a los derechos de los pequeños que allí vivían.
Actualmente, la Fiscalía tramita dos denuncias interpuestas por el mismo Hospicio. Uno de esos expedientes contra una extrabajadora, que figura como sospechosa del delito de privación de libertad en contra de varios menores.
En el Patronato aseguran que a los menores los retenían en contra de su voluntad, utilizando sus mismas pijamas para amarrarlos. En el centro aseguran que únicamente aplicaban medidas correctivas cuando los menores se portaban mal. Según describen, tenían que estar en un cuarto por periodos breves para que recapacitaran sobre su comportamiento.
La segunda causa judicial es por una presunta violación sexual que involucraría a dos varones albergados en ese centro.
Según el Hospicio, denunciaron a un adolescente de 15 años por un presunto intento de violación sexual contra otro niño de 11. Días después de lo ocurrido, el Hospicio se desprendió de hombres y mujeres adolescentes y se quedó únicamente con los menores de 12.
Por lo delicado de esta situación, que involucra menores de edad, tanta el PANI como el centro manejan con mucho más hermetismo este caso.
Además de los reportes de presuntas agresiones, el PANI denuncia que la administración del Hospicio no pudo justificar la inversión de unos ¢84 millones que traspasó la institución al centro para el cuido de los pequeños.
Esta entidad le entrega a las organizaciones no gubernamentales que tienen programas de atención a menores, al menos ¢334.000 mensuales por cada niño que tutelan. Este monto, más las donaciones que reciben, permiten a los centros de crianza atender a los menores.
Aunque actualmente solo tenía 19 niños, la mayoría entre 6 y 12 años, tiene capacidad para 85. La propiedad tiene una extensión de 10 hectáreas (100.000 metros cuadrados), de las cuales, 3.000 metros cuadrados son de construcción, donde hay 10 residencias, canchas, edificio administrativo, aulas, biblioteca, capilla, vivero, laboratorio de computación, entre otas instalaciones.
La ministra de la Niñez y la Adolescencia y presidenta ejecutiva del PANI, Patricia Vega, aseguró que la institución se basó en esos dos hechos para no renovarle el contrato al Hospicio de Huérfanos de San José, acción que provocaría que esa organización no pudiera tutelar menores a partir del 1°. de enero de 2019, por lo que acudieron a un Juzgado de Familia para poder sacar a los menores de ese albergue.
“Ni es una decisión antojadiza ni es una decisión que toma esta administración. Esto tiene una historia seria en el PANI. Los reportes de los niños y el asunto financiero pendiente provocan que la entidad actúe. El mejor interés del PANI es tener a los chiquitos en buenas condiciones y ahora ellos están en muy buenas condiciones”, afirmó la jerarca.
Aparte de la decisión que pueda tomar la Sala IV, el futuro del centro podría resolverse en una reunión que tendrán en los próximos días representantes de las instituciones para evaluar la posibilidad de renovar el contrato.
Por el momento, dice Vega, los niños están más seguros y reciben la atención integral que requieren.
“A nosotros lo que nos interesa es que los niños estén lo mejor posible. Esto pasa por un modelo de atención que es muy diferente al que se daba hace muchos años. Es un modelo de atención centrado en las necesidades del niño que implica la atención técnica, la educación y el manejo de trato”, dijo la jerarca, que además explicó que el hospicio no propiciaba esas condiciones", expresó.
Reclamo a municipio
Para el año 2000, el Hospicio de Huérfanos de San José contaba con cuatro programas de atención a la niñez y la juventud: el hogar en Vista del Mar, una guardería en San José y las residencias San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac para adolescentes.
No obstante, el Ministerio de Salud clausuró la guardería en el 2012, porque ese centro no contaba con las condiciones adecuadas para los menores. Ese mismo año, la organización decidió clausurar sus residencias para adolescentes, trasladando a toda su población menor en tutela a Vista de Mar, Goicoechea.
Los recortes a los programas provocaron que esta institución se quedara únicamente con 59 menores a inicios de 2018. En mayo, la organización se declara incompetente para atender a los menores adolescentes, a raíz del presunto caso de violación por el cual un menor adolescente fue denunciado ante la Fiscalía Penal Juvenil. Las autoridades retiraron a los 40 muchachas y muchachos del centro.
En diciembre anterior, tras no renovarle el contrato de convenio, el PANI termina de retirar a los 19 menores que aún quedaban en el hospicio.
El representante de este centro responsabilizó a la Municipalidad de San José por el cierre de varios programas de atención a menores de edad. La organización demandó al Ayuntamiento josefino por una supuesta deuda de ¢3.500 millones.
Una ley obliga a la Municipalidad de San José a traspasarle el 50% de las ganancias de los festejos de Zapote al centro de cuido. No obstante, según denunció el abogado de Vista del Mar, el gobierno local excluye las ganancias del redondel de toros, por lo que anualmente traspasan un monto menor al debido.
“El incumplimiento durante 10 años de esta ley, significó que tuviéramos que cerrar las instalaciones de San José, donde se podían albergar 300 chiquitos y por culpa de la Municipalidad de no pagar esa plata, no se podía pagar la luz, no se podía remodelar y no se podía tener las condiciones necesarias”, dijo Molina.
A pesar de que el Hospicio ya no tiene niños, el Tribunal Contencioso Administrativo deberá resolver en los próximos días, si la Municipalidad debe girar los recursos que presuntamente debe a la organización.