El nuevo pasaporte biométrico de Costa Rica tiene un diseño que imprime elegancia y celebra la naturaleza nacional. Equipado con una tecnología superior, facilitará el trámite migratorio del viajero y se supone que es imposible de falsificar. Sin embargo, sufrí inconvenientes al gestionarlo e incluso hubo sorpresas de última hora con su entrega.
Al tacto, es casi idéntico al anterior pues incluye el mismo tipo de papel de seguridad, pero el nuevo ahora viene con una dura lámina de policarbonato donde está incrustado el chip que guarda las características físicas del viajero las cuales certifican su identidad y ciudadanía.
Según la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME), el chip aloja las huellas de los 10 dedos y otros datos personales. Su numeración ya no es la cifra de la cédula aún y cuando sí mantiene la longitud convencional de nueve caracteres. El mío, por ejemplo, empieza con la letra “B” y termina en “2028″ lo cual me hace suponer por ahí iba el conteo cuando se hizo el mío. Esta nueva etapa de pasaportes arrancó el pasado 7 de marzo.
La lámina de policarbonato es un imán visual. Tiene impresas figuras de peces y vegetación marina talladas sobre su superficie. Hay una ilustración de una tortuga y un dibujo en 3D de la decoración de la carreta típica. En todo el documento ahora se lee la marca “Esencial Costa Rica”.
La esquina derecha de cada hoja tiene el dibujo de un pájaro. Al pasar las hojas con el pulgar, esto crea una ilusión óptica de un ave batiendo alas al vuelo. Los pliegos están llenos de ilustraciones de la riqueza natural del país y capturan la mirada tanto por su belleza como abarcar ahora más espacio. El papel viene en un tono verde claro en vez de la combinación de colores tenues del diseño saliente.
Comparado con mi pasaporte anterior, el nuevo se siente moderno y superior, equipado con lo último en tecnología y me pareció más refinado, incluso enriquecido con ilustraciones más grandes. La DGME dijo que todo el diseño lo ejecutaron “diseñadores y creativos costarricenses para costarricenses”.
Entre ellos, Daniel Valverde y Laura Ureña, del equipo de la marca Esencial Costa Rica, Roberto Morales (director de arte del proyecto) y la diseñadora Andrea Castro. No conozco a ninguno pero este costarricense los felicita y les agradece su trabajo.
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Por desgracia, mi experiencia para tenerlo en la mano, desde gestionar la cita de renovación hasta recibirlo, fue accidentada y demandante.
Trámites e inconvenientes
Gestioné en enero la cita en el Banco de Costa Rica (BCR) la cual me la asignaron el 7 de marzo pero, tres días antes, el BCR me envió un correo de cancelación sin indicarme razones. Hasta el día de esta publicación, el BCR sigue sin dar citas para pasaporte. Cuando indagué, me informaron que continuaría así mientras “se estabiliza la plataforma informática”.
Busqué cita en Correos de Costa Rica y la conseguí en Grecia el 14 de marzo anterior a las 2:15 p. m. En la caja de esa sucursal, mostré el depósito de $75 y ¢250 en timbres y pagué los ¢8.000 que pide Correos por el trámite y la entrega a domicilio. Fue ahí cuando me informaron que ese día se atrasó la atención de citas y debía armarme de paciencia.
Al final, salí pasadas las 5:30 p. m. pues cada persona delante mío consumía de 25 a 30 minutos entre la toma de huellas dactilares, poner la firma como en la cédula sobre una pantalla, la fotografía y verificar la dirección de entrega. Por dicha, acaté llevarme un libro.
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Conforme anunció la DGME, la entrega de cada documento es 48 horas hábiles después de la cita. No fue mi caso. Luego de mi cita un lunes, el pasaporte lo tuve el viernes siguiente. Cuando pregunté el jueves si había ocurrido algo, servicio al cliente de Correos de Costa Rica me informó que detuvieron las entregas a domicilio. Por lo tanto, ahora yo debía ir a la agencia a retirarlo.
Procuré explicar que me habían dicho otra cosa pero no funcionó. En una siguiente llamada ese día, indagué cuándo podía ir a la agencia pero me aconsejaron llamar al día siguiente pues no había claridad si me lo enviarían a Grecia (donde fue mi cita) o a Naranjo más cerca de mi casa.
El 18 de marzo llamé temprano a conocer a dónde debía dirigirme y la hora cuando apareció otra sorpresa: ahora cabía la posibilidad de una entrega en mi casa por una actualización del envío en el sistema. Que mejor los llamara luego porque ellos mismos no entendían. Por dicha, no fue necesario llamarlos pues poco antes del mediodía del 18 de marzo, un amable mensajero de Correos vino a casa con el pasaporte.
Pero mucho ojo: a quien busque por estos días un pasaporte, le sugiero reconfirmar fechas de entrevista y estar atentos al correo electrónico. Además, paciencia franciscana para la fila de la entrevista y verificar allí si es un retiro en agencia o entrega en la casa como se ha divulgado. Del mismo modo, dar seguimiento telefónico, sea en Correos, BCR (cuando retome este servicio) o la DGME, porque todos los funcionarios allí aún están familiarizándose con la novedad de la nueva plataforma informática y pueden aparecer imprevistos.