Costa Rica tiene un gran potencial para producir electricidad a partir del sol. De hecho, la cantidad de luz solar que llega a nuestro territorio es mucho mayor que la recibida por Alemania, la primera potencia de Europa en la producción de energía solar.
En la zona del Pacífico Norte (Guanacaste) es donde se dan muy buenas condiciones de irradiación, pero, aún así, esa fuente limpia es tan pequeña en la matriz energética que tan solo aportó 0,08% de la energía nacional en el 2021. Desde el punto de vista de generación, la energía solar brilla por su ausencia.
El Sistema Eléctrico Nacional (SEN) tan solo cuenta con 75 Megavatios (MW) de capacidad solar instalada, revelan estadísticas a julio de este año recopiladas por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA por sus siglas en inglés). El rezago es evidente con respecto a otros países de América Central. Por ejemplo, Guatemala tiene 101 MW, Panamá 465 MW, El Salvador 478 MW y Honduras va por 514 MW.
No obstante, al considerar plantas públicas y privadas de Costa Rica, la proporción es más baja: apenas 0,14% del total, equivalente a 5,4 MW en operación. Se trata de 1 MW en el Parque Solar Miravalles, Guanacaste, del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), y 4,4 MW del Parque Solar Juanilama, en Santa Cruz, propiedad de Coopeguanacaste R. L.
El resto corresponde a paneles solares de particulares instalados en viviendas y empresas.
La contribución al medioambiente de los más de 15.000 paneles solares del Parque Juanilama es mayúscula. Coopeguanacaste afirma que la generación de energía equivale a una reducción de casi 1.500 toneladas en emisiones de dióxido de carbono (CO2) anuales.
En el 2017, un análisis de la red eléctrica nacional elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), señaló que utilizar el sol como fuente energética permitiría responder de manera más flexible y rápida a las necesidades que, por ejemplo, con la construcción de plantas hídricas.
El Banco recomendó que hasta se podría sumar una capacidad adicional de 250 megavatios (MW) de generación energía solar, eólica y geotérmica en la zona norte del país, lo que sería una combinación “óptima” para evitar la producción de electricidad a base de hidrocarburos. En su estudio, el Banco sugirió sumar energía solar “tanto de gran escala, como de pequeña escala” con una distribución geográfica “descentralizada”.
Próximas décadas
Sin embargo, nada de eso que recomendó el BID ocurrió y las previsiones de Costa Rica en generación solar parecen pequeñas en la próxima década.
Según el Plan de Expansión en la Generación Eléctrica 2020-2035 del ICE, la empresa valora agregar 25 MW solares al SEN para el 2026, entre proyectos propios y de otros distribuidores. Sumaría otros 100 MW entre el 2029 y el 2030 y, al cabo de una pausa de dos años, 110 MW, del 2032 al 2035. Conforme está en el plan, serían 235 MW solares en los próximos 13 años.
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Para Franz Tattenbach Capra, ministro de Ambiente y Energía (Minae), el sistema eléctrico descansa en fuentes limpias, pero el precio que se paga por esto es tener un excedente de capacidad instalada porque, justificó, no siempre se puede contar con la misma provisión de luz solar para los paneles, lluvia para los embalses de generación y viento para los parques eólicos, por lo cual hay que aprovisionar más plantas de diversas fuentes.
Sí advirtió que está previsto sumar de 100 MW a 150 MW de producción solar a corto y mediano plazo destinados a la electrificación de sectores dependientes de combustibles fósiles, entre los cuales citó el transporte y procesos industriales.
“El ICE, creo, ya empezó a prever esos nuevos proyectos, pero el Instituto tampoco quiere excederse en la instalación solar. No veo necesariamente mal el ritmo que se lleva, pero sí es una promesa nuestra seguir en esa ruta”, declaró.
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Vulnerabilidad
Por el contrario, otras voces juzgan inconveniente el ritmo de adopción de generación limpia con luz solar.
Para Roberto Dobles Mora, expresidente de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) y del ICE y exministro de Ambiente y Energía (Minae), Costa Rica está frenando su desarrollo de infraestructura eléctrica basada en energías renovables como sol y viento porque se percibe una caída en la demanda eléctrica. Sin embargo, también alertó de que el consumo de hidrocarburos como fuente de energía se acelera.
“Las tendencias pasadas y proyectadas de consumo de hidrocarburos importados son crecientes y además aumentan mucho más veloz que el consumo de electricidad nacional con fuentes limpias. El ejemplo más evidente es la poca presencia de generación solar”, señaló.
Según Dobles, la demanda de combustibles fósiles debe reducirse progresivamente junto a un aumento también progresivo de más energías renovables, pero sin crear desajustes peligrosos en el abastecimiento energético. Sin embargo, insistió, hay que hacerlo en vez de propiciar un aumento en el consumo de hidrocarburos como ocurre hace décadas en Costa Rica.
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“Si seguimos esa ruta, lo único que lograremos es exponernos más a los vaivenes de los precios externos de los hidrocarburos. Todos los planes de escritorio para una transición energética emitidos por distintas administraciones son, a la fecha, un conjunto de buenas intenciones, pero sin conexión con lo que ocurre en la realidad”, insistió.