La pandemia se trajo abajo el consumo de combustibles. De paso, tiene las finanzas de Recope en números rojos ya.
En solo cinco meses, el gasto en Costa Rica se redujo en ¢13.056 millones, entre otros, por el confinamiento, la restricción vehicular, el auge del teletrabajo y el cierre de fronteras a vuelos internacionales.
El recuento de Recope de enero a mayo lo dice claramente: la venta de combustible para aviación Jet-A1 cayó 36%; la de gasolina súper, 21%; la regular, 16%, y el diésel, 12%.
“Recope se ha visto afectada de forma significativa, debido a que los ingresos por ventas no han sido suficientes para cubrir sus costos, a pesar de las medidas aplicadas para la reducción del gasto”, precisan los estados financieros.
Según esos estados financieros de junio, Recope tiene una pérdida anual acumulada de ¢13.538 millones respecto a junio del 2019.
La situación se volvió tan crítica para la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) que en abril su flujo de caja bajó 43% por el menor ritmo de ventas.
En consecuencia, la empresa estatal tuvo un faltante de liquidez tal que se vio obligada a sacar un crédito por $10,4 millones para el pago de un embarque de diésel previamente contratado.
“Dichosamente la empresa cuenta con líneas de crédito de contingencia de liquidez aprobadas por el Banco Central de Costa Rica, el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica y el Ministerio de Hacienda por un monto superior a los $200 millones”, precisa el reporte de cuentas.
Como en un hogar con los ingresos disminuidos, Recope bajó sus gastos en ¢5.725 millones mediante la Modificación Presupuestaria N°4-2020 para este año, que dejó en ¢127.405 millones todo el gasto previsto.
Los recortes incluyeron menos pago en horas extra, y menor gasto en servicios y mantenimiento, entre otros.
¿Aumento en tarifas?
El presidente ejecutivo, Alejandro Muñoz, afirmó que la recuperación de las cuentas de Recope dependerá de factores externos sobre los cuales no tiene control, como, por ejemplo, el tiempo que persistan las restricciones sanitarias del Gobierno.
“Cuanto más se extienda el plazo de las mismas, mayor será la afectación en el flujo de caja. Los factores internos que sí podemos controlar se administran con medidas de contención del gasto y priorizando las inversiones de forma tal que, no afecte tampoco el flujo de caja”, explicó Muñoz.
Se le consultó si Recope solicitará a la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) un ajuste ordinario de precios de combustibles para equilibrar sus cuentas.
Muñoz descartó esa opción.
“Aresep sólo nos reconoce en los estudios de precios los costos cuando hay variaciones en el precio internacional de los hidrocarburos, cambios en el tipo de cambio del colón frente al dólar y, circunstancialmente, en el costo de operación por inversiones atinentes al servicio público que prestamos”, explicó Muñoz.
Es decir, Aresep no reconoce ajustes por caída en ventas.
Según el presidente de Recope, la empresa más bien apostará a un agresivo plan de reducción de gastos operativos para volver la operación más eficiente por lo cual ya giró instrucciones a las distintas gerencias para que alisten recortes en pago de horas extra, servicios no personales y otros.
El detalle de la caída
El estado de cuentas de Recope concreta que la disminución de ventas tiene “relación directa con las medidas de confinamiento implementadas a nivel nacional, tales como: distanciamiento social, restricción vehicular sanitaria, modalidad de teletrabajo y cierre de fronteras”.
El consumo de combustibles entre enero y mayo se redujo en 237.000 litros con respecto a los mismos cinco meses del 2019. Es una baja de 16%.
De enero a mayo del año pasado, la empresa logró vender 1.468.000 litros de carburantes, frente a 1.231.000 litros este año.
Todavía entre enero y marzo, Recope obtuvo ingresos por ¢10.343 millones pero, de abril a mayo todo se esfumó: la caída en ventas ya iba por ¢13.056 millones menos y contando.
Esos 237.000 litros menos equivalen al 7% de todos los litros vendidos el año pasado cuando los hogares ticos, empresas y comercio en general consumieron 3,4 millones de litros para impulsar actividades domésticas, el transporte y la producción de bienes y servicios en general.
Impacto de la covid-19
FUENTE:ESTADOS FINANCIEROS RECOPE, JUNIO 2020 INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
Otra situación que enfrentó Recope con la pandemia es que al cierre de marzo tenía un nivel de inventario de hidrocarburos importados “muy alto” (tres millones de barriles, unos 477 millones de litros) los cuales se “adquirieron a un costo mayor, en comparación con los precios internacionales de abril y mayo”.
Alejandro Muñoz explicó que esas existencias almacenadas las recibieron en diciembre y todos sus tanques de almacenamiento estaban relativamente llenos para cuando se declaró la emergencia sanitaria el 6 de marzo.
“Cuando empezaron a caer los precios internacionales de combustibles, teníamos nuestras tanques aún llenos porque recién habíamos comprado. Incluso exploramos adquirir combustibles baratos por la coyuntura pero no teníamos dónde guardarlo”, aclaró.
Según el jerarca, se buscaron opciones de almacenamiento externas que tampoco prosperaron porque “nos querían cobrar sumas exorbitantes por guardarnos el combustible”.
Esa situación, afectó el rendimiento de las ventas en Costa Rica entre abril y mayo (cuando más bajó la demanda de carburantes) lo cual recortó la obtención de ganancia de la empresa por ventas para cubrir sus gastos por un combustible con precios más alto negociado y adquirido antes de diciembre.