El pasado viernes 12 de abril, Recope le solicitó a la Aresep un fuerte aumento en los precios de los combustibles para el mes de mayo: ¢73 más por litro para la gasolina súper, ¢67 para la plus y ¢26 para el diésel.
Con este incremento, los consumidores volverán a pagar precios similares a los de noviembre del 2018, los más altos de los últimos tres años y medio. El litro de súper subirá a ¢691, el de plus a ¢669 y el de diésel a ¢568.
Sin embargo, a lo largo de los últimos 20 años, los consumidores han pagado precios mucho más altos por los combustibles. Han llegado a pagar más de ¢1.000 por un litro.
Así se desprende de un análisis de los precios registrados entre 1999 y el 2019, según información disponible en los registros históricos de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope).
Para poder conocer los momentos más caros y más baratos en el consumo de combustibles en Costa Rica, La Nación actualizó cada uno de los precios que se han registrado en las últimas dos décadas con base en la inflación, a fin de presentarlos en colones de hoy, es decir, de traerlos a valor presente.
¿Cuándo entonces pagamos los combustibles más caros en los últimos 20 años?
La respuesta está en dos épocas. La primera se registró entre julio y agosto del 2006. En aquel momento, los choferes llegaron a pagar lo que hoy equivale a ¢1.057 por un litro de gasolina súper y ¢1.015 por uno de plus, mientras que el de diésel costaba ¢678.
¿Se imagina tener que pagar más de ¢47.500 por llenar el tanque de un vehículo con 45 litros de súper? Pues ese era el costo en aquella época.
Con precios de ese tipo, hoy un asalariado promedio tendría que destinar casi un 11% de su sueldo para llenar un tanque, en vista de que el salario promedio en el país es de ¢444.000, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
LEA MÁS: CONSULTE LA BASE DE DATOS UTILIZADA PARA ESTE ARTÍCULO
Eso fue lo que vivieron los consumidores en aquel momento, mientras que hoy llenar el mismo tanque cuesta ¢27.800 con el precio de ¢618 por litro de súper vigente este mes de abril, lo que equivale a poco más de un 6% del sueldo promedio.
La diferencia es de un 70% entre ambas épocas.
En aquel momento, Recope solicitó a la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) subir las tarifas alegando, por ejemplo, que el precio internacional del petróleo estaba aumentando debido a tensiones en Oriente Medio y a un aumento de la demanda en China, India y Estados Unidos, así como a la especulación.
La segunda época de mayor precio ocurrió dos años después, entre julio y octubre del 2008, aún en el segundo gobierno de Óscar Arias.
En ese momento, el precio de la súper alcanzó los ¢1.042 por litro y el de la plus, ¢1.026. Sin embargo, a la vez ocurrió un fenómeno adicional: el diésel sufrió un fuerte incremento y se ubicó en ¢1.030 por litro.
De hecho, a partir de ese momento, se redujo la brecha que antes existía entre los precios de las gasolinas y el del diésel, pues este último combustible solía ser mucho más barato.
En mayo del 2006, por ejemplo, el diésel llegó a costar hasta un 34% menos que la gasolina súper.
En octubre del 2007, esa brecha empezó a reducirse drásticamente hasta que, en diciembre del 2008, el diésel llegó a ser más caro que las gasolinas. Posteriormente, de nuevo se abrió una brecha en la que el diésel resulta más barato, pero ya no a niveles superiores al 30%.
Actualmente, este hidrocarburo es un 17% más barato que la súper.
En el 2007, la Aresep empezó a eliminar los subsidios que abarataban los precios del diésel, del combustible para aviones y del búnker. Estos combustibles eran más baratos porque parte de sus costos se trasladaban a las gasolinas, el gas y el asfalto.
La Autoridad Reguladora descubrió que Recope subvaloraba el precio del diésel desde la década de los 80, cuando se tomó esa decisión para reducir el costo del transporte de personas y la producción de bienes.
Por eso, existía una distorsión entre el precio internacional del diésel y el precio local.
LEA MÁS: Aresep propone eliminar subsidio a diésel y búnker
Los precios más bajos
En los últimos 20 años, pocas veces los consumidores han pagado precios más bajos a los actuales. Eso solo ha ocurrido en cuatro periodos.
El primero fue entre abril y diciembre de 1999 y el segundo entre agosto del 2001 y agosto del 2002.
En una época más reciente, los precios bajos más bajos regresaron entre enero y marzo del 2015 y entre octubre del 2015 y junio del 2016, ambos lapsos durante el gobierno de Luis Guillermo Solís, en el cual la economía se benefició de esta circunstancia.
El precio más bajo registrado es el de abril de 1999, cuando un litro de súper costaba ¢460 y llenar un tanque demandaba un 4,6% de un salario promedio. Llenar un tanque costaba ¢20.700.
En el 2016, también, el litro bajó a ¢470 y llenar el vehículo exigía un 4,8% de un sueldo medio. En aquel momento, coincidió una baja en el precio mundial del petróleo con una estabilidad en el tipo de cambio.
Además, en octubre del 2015, siendo regulador Dennis Meléndez, la Aresep impulsó un cambio en la fórmula para calcular los precios de los combustibles. La idea era fijarlos con base en las facturas que paga efectivamente Recope a los productores de hidrocarburos y no en el precio internacional de referencia del crudo.
LEA MÁS: Aresep propone eliminar subsidio a diésel y búnker
Antes, el costo se calculaba según un precio de referencia en el mercado internacional, lo cual podría obligar al consumidor a pagar más de lo que realmente facturó por el producto Recope, la cual podía acumular ganancias por la diferencia entre el precio cobrado a nivel nacional y el pagado en cada compra internacional.
Finalmente, se optó por hacer un sistema mixto en el cual aún se usan los precios de referencia, pero, cada dos meses, se realiza un ajuste con base en los precios realmente pagados por la Refinadora con el fin de devolver a los usuarios, en el precio, las diferencias que haya podido percibir la empresa estatal cuando compra más barato o cuando el tipo de cambio baja.
Los componentes del precio
Por otra parte, un porcentaje del dinero cobrado a los consumidores responde a un margen de comercialización e inversión de Recope, el cual hoy equivale a un 8% de los precios.
Otros porcentajes son el impuesto para el Gobierno y un margen de comercialización para los transportistas y las gasolineras. Actualmente, el tributo representa el porcentaje más alto, pero esto es variable.
El peso del impuesto
El monto del impuesto que el Gobierno cobra sobre los combustibles se ha mantenido constante. Desde el 2001, este se ajusta por la inflación según un mecanismo establecido en la Ley de Simplificación y Eficiencia Tributaria.
En enero del 2002, el impuesto por litro de gasolina súper equivalía a ¢267 de hoy y, en la actualidad, es de ¢258.
Lo mismo ocurre con el diésel. En el 2002, el tributo equivalía a ¢151 y hoy es de ¢145,5.
Lo que sí cambia es el peso del impuesto en el precio total de los combustibles, pues los hidrocarburos pueden ganar o perder terreno según el costo de la compra en el exterior. Por ejemplo, en el 2002 el impuesto equivalía a un 52% del precio de la gasolina súper y, hoy, representa un 42%.
En el caso del diésel, en el mismo periodo, la relación pasó de un 43% a un 27%.