![](https://www.nacion.com/resizer/v2/KVBKM7ZRU5GBVG3OEANICZZEB4.jpeg?smart=true&auth=024a787ea1529dbf9bf1466f017ac6b6ee55e4673b65a9d0c1cc7248b5435089&width=3648&height=2432)
Los supuestos maltratos a menores en un albergue del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), en Cartago, fue uno de los más graves hallazgos que hizo la Defensoría de los Habitantes producto de las inspecciones que realiza en estos centros, sin embargo, no fue el único descubrimiento.
Catalina Crespo, defensora de los Habitantes, afirmó que también se dieron cuenta que la población de menores desborda al personal por lo que las funcionarias a cargo, conocidas como “tías”, sufren de agotamiento, situación que deteriora la atención que dan a la población infantil.
La defensora hizo estas manifestaciones en una entrevista dada a La Nación este viernes, luego de que se diera a conocer el caso de Cartago, por el cual la Fiscalía abrió causa penal contra dos trabajadoras.
―¿Prevé la Defensoría aumentar esta dinámica de visitas a albergues?
―Seguiremos con las inspecciones y siempre por sorpresa. Hay 30 albergues solo del PANI, pero recordemos que hay otros 120 de organizaciones no gubernamentales. Algunos de ellos también serán visitados, pero las inspecciones apuntan principalmente a los del Patronato.
“En este proceso llevamos ya tiempo y en el 2020 continuaremos. Vamos por cuatro albergues, pero la idea es terminar todos este año e incluso volver a algunos”.
―Por lo visto hasta este momento ¿hay razones para temer que situaciones como la de Cartago se den en otros albergues del Patronato?
―No hemos topado con situaciones como lo que hemos visto ahí. Quiero aclarar que no todas las “tías” agreden a los menores, ni en todos los albergues hay agresión. Sí existen casos y merecen la atención de varias entidades, pero en otras inspecciones hemos encontrado personal muy dedicado al trabajo.
―¿Cuál es el problema más frecuente que se detecta?
―Exceso de población atendida y hacinamiento. Esta semana fuimos a un albergue con niños de cero a dos años, ahí había 18 niños cuando el lugar es para atender un máximo de 10. Muchos eran bebés de menos de tres meses.
―Quienes requieren, por lo tanto, cuido constante...
―Le hablo de bebés que obligan a las tías a asumir turnos nocturnos. Ellas trabajan 11 días seguidos y luego tienen tres días libres. Lo que pasa es que esa jornada de noche hace que las “tías” duerman con ocho menores, cuyo cuido depende de ellas.
"Una de ellas, que cuida a estos bebés con mucho amor y esmero, sí nos dijo abiertamente: “estoy cansada”.
―Y eso también revela un problema de desgaste por atender.
―Todas nos dicen que hay mucho cansancio como consecuencia del desborde de población. No nos hemos topado necesariamente con desánimo porque hay mucho compromiso de las funcionarias pero, cuando usted pasa en turnos de 24 horas, y atiende ocho bebés por la noche, pues evidentemente hay agotamiento entre las “tías”.
“En el caso de esta visita reciente, había entre los bebés dos hijos de madres adictas a drogas. Entonces los bebés tenían problemas de mayor susceptibilidad, en general, producto de esa adicción de la madre y entonces demandan más cuidado”.
―¿Y cuán grave se perciben las deficiencias hasta ahora?
―Hay deficiencias ciertamente, tanto en infraestructura, en unos casos, como de cansancio de personal en otros. Ahí tenemos una situación laboral que debe solucionarse. El PANI ahora verá cómo lo arregla.
―La nueva jerarca del PANI, Gladys Jiménez, procede de la Defensoría de los Habitantes. ¿Influye esto en alguna forma en la dinámica de visitas que ustedes prevén?
―No es la primera que una funcionaria de la Defensoría ha sido nombrada en puestos distintos fuera de la entidad. Lo que sí es claro para esas personas que asumen cargos públicos en otras instituciones es que los vamos a fiscalizar de la misma manera y sin excepción.