En medio de la temporada alta y la reactivación del turismo, un recibo de agua sin cancelar causó retrasos en nueve vuelos del aeropuerto Juan Santamaría, en Alajuela, durante una hora y quince minutos de este lunes. El problema no solo perjudicó a los trabajadores de la terminal, sino también a las aerolíneas que tenían sus aviones listos para despegar y aterrizar en ese momento.
Álvaro Vargas, director de Aviación Civil, confirmó a La Nación que el problema se detectó desde el viernes anterior, cuando le cortaron el suministro de agua al edificio del radar del aeropuerto por un recibo pendiente. El jerarca dijo que él se percató de esta situación hasta en horas de la noche y que cuando consultó a sus subalternos por la deuda le respondieron que en ese momento ya había sido saldada.
Se trató de una factura por ¢714.935, correspondiente a diciembre de 2021, cuando su cartera pagó ¢23 millones en total por el servicio de agua. Dijo que ese monto no se cancela de manera automática porque “en virtud de que se debe retener el 2% del impuesto de renta a los pagos a proveedores, no se pueden afiliar a pagos automáticos con el banco, por lo que se deben pagar manualmente cada mes”.
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Vargas explicó que como el radar utiliza un tanque para almacenar el agua, no fue hasta este lunes que se vació y los dejó sin el líquido, lo que requirió activar una medida de contingencia sanitaria que implicó reducir la cantidad de trabajadores en el edificio y, por ende, retrasar los vuelos.
Por lo tanto, durante la hora y quince minutos que se aplicó la medida, el tiempo entre cada salida y entrada de las naves pasó de uno o dos minutos, como ocurre en condiciones normales, a un total de 10 minutos entre cada vuelo, lo que generó complicaciones tanto para pasajeros como aerolíneas.
“Tuvimos un problema de abastecimiento de agua en el aeropuerto y ya el día de hoy (lunes) se conectó el servicio y también se trajo un cisterna para abastecer el tanque, lo que pasa es, entiendo, que hubo un problema porque ese tanque es de un tamaño considerable y no fue tan fácil llenarlo. Entonces, a raíz de eso, se tomó la determinación de reducir las dos frecuencias de uso aéreo que tenemos a solo una”, detalló Vargas.
El director respondió que no sabe qué tan a destiempo se canceló el recibo pendiente, pero que el atraso también se generó porque el proceso para llenar el tanque fue “muy lerdo”, debido a un “inconveniente desde el punto de vista de mantenimiento”, el cual ahorita está en investigación.
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“La afectación de no tener agua se presentó hasta el día de hoy (lunes). El tema del agua que no estaba llegando sí fue en días anteriores, pero no era que no teníamos agua, sino que se estaba bajando el tanque muy rápidamente”, dijo el jerarca, quien aseguró que el cisterna ayudó a agilizar el proceso de llenado.
Vargas reconoció que este percance afectó a las aerolíneas que operan en el país, ya que no solo se generaron atrasos en la salida y entrada de vuelos, sino que también gasto de combustible de los aviones que tuvieron que esperar instrucciones hasta que se resolviera el tema. “Claro, eso afecta a las aeronaves tanto en vuelo como en tierra (...) pero no sé qué tanto podría haberse afectado los vuelos”, señaló.
También aclaró que es la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) la responsable de cancelar estos recibos de agua, mediante una oficina que se encarga de todos los contratos de servicios públicos que utiliza el aeropuerto. Sin embargo, destacó que tendrá que ver qué fue lo que falló en esta ocasión.
“Se revisarán los procedimientos establecidos para el pago de servicios públicos con el fin de mejorarlos y tomar las medidas que correspondan”, concluyó.
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La Nación consultó al Instituto Costarricense de Turismo (ICT) y a la Asociación de Líneas Aéreas Internacionales (ALA) sobre las implicaciones del hecho. El Instituto, sin embargo, se limitó a expresar que el tema no era de su competencia.
“Este tipo de cosas no deben presentarse. El impacto no es solamente para las líneas aéreas sino también para los usuarios”, dijo, por su parte, Rafael Sánchez Arroyo, presidente de la ALA.
‘Ni una botella de agua’
Los trabajadores del radar del Juan Santamaría reclamaron que durante este lunes no pudieron lavar sus platos de comida, limpiar superficies y ni siquiera ir al baño. De hecho, explicaron que para hacer sus necesidades debieron movilizarse a otro edificio aledaño del aeropuerto, que está a 10 minutos de distancia ida y vuelta.
Afirmaron que no saben qué ocurrió con el recibo de agua pendiente y que únicamente les comunicaron que le cortaron el agua a su departamento. “Aquí no nos han dado pero ni una botella de agua. Es increíble que esto suceda en medio de una pandemia”, reprochó un funcionario, quien solicitó mantener en reserva su nombre.
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El trabajador manifestó que fue hasta cuatro días después del altercado que Aeris, administrador del aeropuerto, envió un camión cisterna para llenar el tanque de captación de su edificio, “a pesar de que es Aviación Civil al que le corresponde”. También dijo que no es la primera vez que esto sucede y que en casos anteriores ya han urgido acciones para evitar estos inconvenientes.
Asimismo, explicó que este tipo de problemas no le agradan en absoluto a las aerolíneas. “Lo que nosotros podemos hacer en 20 o 30 minutos, ahorita lo estamos haciendo en casi dos horas. Por ejemplo, en esta última hora han salido solo seis aviones y debían salir nueve más. Entonces, súmele 90 minutos al tiempo de espera que no tenían premeditado, ¿a qué hora va a salir el último?”, reclamó.
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‘Situación inaudita’
El presidente del sindicato de controladores aéreos, Ronald Vega, calificó la controversia como una ‘situación inaudita’, ya que considera increíble que un servicio esencial como el agua haga falta en media pandemia y durante la temporada alta del turismo internacional.
“No podemos darnos el lujo de no tener a los compañeros en condiciones mínimas, lo podría llamar hasta infrahumanas, porque no es posible que para utilizar un servicio sanitario tengan que desplazarse cientos de metros para hacer sus necesidades”, dijo, al alegar falta de coordinación de parte de las autoridades.
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Vega señaló que “lo más triste” es que este problema no les sorprende porque ha habido una “improvisación terrible” para resolver las malas condiciones en las que trabajan muchos controladores y demás funcionarios que se encargan de vigilar y mantener seguros los vuelos que salen y llegan al país.
“El faltante de personal es uno de las circunstancias más graves que tenemos, ya que hay un 30% menos de los trabajadores que debería haber. Son cosas que nosotros hemos denunciado día con día, pero que no se han resuelto hasta el día de hoy. ¿De qué otra forma tenemos que convencer al Gobierno de que es mucho lo que está en juego?”, exclamó al asegurar que su sindicato también defiende a los funcionarios del radar.
Por su parte, la DGAC resaltó que tiene muy claro que en este momento de pandemia y siempre, el agua es un recurso indispensable para sus trabajadores. “Por eso mismo tomamos las medidas de mitigación, para sacar al personal y que no esté esa gente ahí sin las condiciones necesarias de salud”, expresó Álvaro Vargas.
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Colaboraron los periodistas Juan Fernando Lara y Diego Bosque