El embalse Arenal, principal reserva de agua para la generación hidroeléctrica en Costa Rica, finalizará la temporada lluviosa con uno de sus niveles más bajos en años recientes, lo cual podría afectar la disponibilidad de energía para el verano del 2025.
Esto implicaría eventuales alzas en los precios de la luz para 1,9 millones de abonados al servicio eléctrico por la necesidad de más generación térmica (a base de hidrocarburos) tal y como ha ocurrido desde el verano del 2023.
Al 26 de octubre, el nivel del estanque era de 539,11 metros sobre el nivel del mar (msnm), el valor más bajo de los últimos cinco años para esta época y más de un metro por debajo del promedio histórico de 540,18 msnm en octubre durante los últimos 17 años, según datos de la División de Operación y Control del Sistema Eléctrico (Docse) del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
El nivel de 539,11 msnm apenas supera en 1,11 msnm el registro de enero pasado, cuando el depósito se situaba en 538 msnm en plena época seca, de acuerdo con un comunicado del ICE emitido el viernes pasado.
Esta reducción en la disponibilidad de agua impacta directamente al complejo hidroeléctrico Ardesa, compuesto por las plantas Arenal, Dengo y Sandillal, cuya capacidad instalada de 330 megavatios es crucial para el suministro eléctrico nacional, especialmente durante la estación seca.
En comparación, en años anteriores, la altura de las aguas en octubre superaba los 542 msnm, como fue el caso en 2022, 2021, 2018 y 2017, según registros del ICE.
Esta laguna de 87 kilómetros cuadrados puede alojar hasta 1.477 millones de metros cúbicos de agua para generación cuando está en su máximo de 546,00 msnm.
La importancia de Ardesa en el sistema eléctrico es significativa, ya que hasta setiembre de este año, el complejo aportó 19% de toda la electricidad generada por plantas hidroeléctricas en el país, con una producción acumulada de 5,7 millones de megavatios-hora (MWh) a esa fecha.
En setiembre, el Instituto anunció gestiones para comprar “energía de respaldo” a empresas del Mercado Eléctrico Regional (MER) con el fin de prevenir eventuales faltantes durante la próxima época seca.
La entidad informó entonces de que negociaba adquirir hasta 200 megavatios de potencia a agentes como Gatún y AES en Panamá. Esta energía sería entregada en periodos en los que se deba regular las aguas acumuladas en Arenal y otras plantas hídricas.
Final de la época lluviosa
La perspectiva de acumular más líquido en la laguna de Arenal en próximas semanas persiste, pero se empequeñece debido a la cercanía del fin de la temporada de lluvias.
El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) informó de que el arranque de la próxima estación seca en las diferentes regiones será entre la segunda quincena de noviembre e inicios de diciembre, de acuerdo con su último pronóstico climático estacional, emitido al cierre de setiembre, con previsiones para noviembre, diciembre y enero próximos.
Actualmente, persiste una fase de vigilancia del fenómeno La Niña, lo que significa que aún no se ha emitido una advertencia formal antes de su consolidación. Según el informe, esta fase de vigilancia podría extenderse hasta enero del 2025.
El comportamiento del fenómeno La Niña tiene un impacto considerable en diversas áreas, como la recarga de los mantos acuíferos, cruciales para el abastecimiento de agua potable y la generación hidroeléctrica.
Factores como disponibilidad de lluvias, cambios en la demanda eléctrica y la propia administración del Instituto del reservorio influyen en cómo llegan las aguas al arrancar este verano.
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Desde hace dos años, esa deficiente planificación e imprecisiones en la estimación de la demanda eléctrica por parte del Instituto se han combinado con una menor caída de lluvias. Esos factores han minado las posibilidades de permitir un mayor almacenamiento de agua en Arenal.
Durante el 2022, por ejemplo, el ICE priorizó las exportaciones de energía a la región para mejorar sus estados financieros y mostrarlo públicamente como un logro, lo cual agotó las reservas del embalse Arenal justo antes de la llegada de una sequía previamente advertida para el año 2023.
En enero del año pasado, la reserva de Arenal arrancó en 540,00 msnm y llegó a octubre en un nivel de 534,59 msnm. Unos meses luego, en enero de este 2024, inició la temporada seca en 537,42 msnm.
Esto, unido a una mayor demanda eléctrica, condujo al ICE a un uso intensivo de generación térmica este 2024 a niveles no visto en 14 años.
Esta cadena de deficiencias en planificación tuvo al país al borde de racionamientos de electricidad en mayo, por cuatro horas o más al día. Al final no los hubo porque comenzó a llover y el ICE además incrementó la compra de energía a otros países de Centroamérica. Sin embargo, los costos aumentaron.
La factura acumulada en combustibles para generación térmica, importaciones y ajustes rezagados del 2023 suma ¢147.000 millones, sin cerrar el año.
En noviembre, el ICE entregará a la Autoridad Reguladora de Servicios Públicos (Aresep) los gastos en que incurrió con el fin de cargarlos a tarifas a partir de enero para garantizar la sostenibilidad financiera de la empresa estatal.
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