Al cumplirse cuatro años del lanzamiento del programa Puente al Desarrollo, surge el debate sobre si el plan social estrella del Gobierno es una vía efectiva para reducir la pobreza o un muro para impedir que aumente.
Dicha inicitiativa, lanzada en el 2015 por la administración Solís, consiste en otorgar ayudas económicas y capacitación a familias de escasos recursos para generales oportunidades de surgimiento.
Los efectos inmediatos de Puente al Desarrollo se reflejaron en una caída en los índices de pobreza durante los dos primeros años de implementación. Sin embargo, en el 2018 la pobreza volvió a crecer.
A lo largo de los tres primeros años de vida del programa, la pobreza general bajó un 0,6% y la pobreza extrema se redujo un 0,9%.
Durante ese periodo, se destinaron más de ¢100.000 millones para atender a 55.000 familias. De ellas, según el Gobierno, 21.500 superaron sus necesidades y ya no dependen de la ayuda estatal para sobrevivir.
Pero el programa Estado de La Nación sostiene que si se eliminaran las transferencias sociales del Estado, concentradas gran parte en Puente al Desarrollo, los indicadores volverían a desmejorar.
En su último informe, dicha organización estima que en el hipotético caso de que se quitaran todos los subsidios casi 10 de cada 100 costarricenses estarían en pobreza extrema.
Mientras tanto, indicó, la pobreza general cubriría al 22,8% de los hogares del país, lo cual evidenciaría la alta dependencia del asistencialismo para combatir esta condición.
Muro de contención
Para la investigadora del Estado de la Nación, Natalia Morales, el negativo panorama económico del país provoca que Puente al Desarrollo se convierta en un muro para contener el crecimiento de la pobreza.
Morales consideró que para que la estrategia cumpla el verdadero objetivo, el Gobierno debe reactivar la economía y ser capaz de generar nuevos puestos de trabajo para los beneficiarios.
“Si esta política de Puente al Desarrollo no se coordina con una estrategia de empleo y de reactivación económica, difícilmente se va a reducir la pobreza, y se va a continuar dependiendo del asistencialismo para combatir esta pobreza”, manifestó Morales.
Dicha estrategia involucra a 30 instituciones y los beneficios de 69 programas sociales como Red de Cuido, Cen-Cinái, Avancemos, Fondo Nacional de Becas (Fonabe) y las pensiones del Régimen No Contributivo de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
La iniciativa contempla varios pasos que inician con la identificación de las necesidades básicas del hogar pobre para, posteriormente, cubrirlas con transferencias económicas.
En una siguiente etapa, procura que los diferentes miembros del hogar en edad de estudio permanezcan en las aulas, mientras que capacita en programas técnicos a las personas en edad productiva, con el objetivo de mejorar su perfil de empleabilidad.
Por último, a través de la intermediación del Ministerio de Trabajo, busca colocar en el mercado laboral a las personas capacitadas con los programas técnicos. También brinda capacitación y financiamiento a emprendimientos con probabilidades de éxito.
Lo anterior garantizaría que la familia atendida reciba nuevos ingresos económicos y acceso a la seguridad social. La meta del programa es que, al término del proceso, el hogar supere la condición de pobreza y, por ende, deje de depender de la ayuda estatal.
Reactivación
El pasado 26 de marzo, el presidente de la República, Carlos Alvarado, anunció que ampliará el Puente al Desarrollo durante su gobierno, con el objetivo de cubrir a 80.000 familias más.
La meta de la administración Alvarado para el año 2022, es reducir la pobreza general a un 17,8% y la pobreza extrema a un 5,3%.
“La pobreza por ingreso se puede reducir con más transferencias o con un pico alto de reactivación económica, pero eso no transforma el capital humano", manifestó el mandatario.
"Nosotros lo que tenemos que transformar de forma decidida, para disminuir la pobreza y generar oportunidades, es el capital humano. Por eso, la educación y el capital humano son los elementos centrales de la estrategia en esta segunda etapa”, agregó.
Para fortalecer la estrategia actual, el Gobierno anunció la creación de cinco puentes más: bienestar, comunidad, agro, trabajo y prevención.
Con ello, se pretende ofrecer al beneficiario una atención más integral desde la comunidad y su entorno inmediato, debido a que la mayoría de familias atendidas reside en lugares de alta conflictividad social.
Al respecto, Juan Luis Bermúdez, ministro de Desarrollo e Inclusión Social, admitió que toda esa inversión social debe estar acompañada de un proceso de reactivación económica.
“Dependemos también del ciclo económico, para que haya opciones de empleo y que haya emprendimientos que se mantengan en el tiempo para incorporar a estas personas a generar ingresos", aseveró.