Los diputados de la Comisión de Limón aprobaron, de forma unánime, una moción para llamar a comparecer a Ann Mckinley, expresidenta ejecutiva de la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva).
Los diputados pedirán cuentas a la exjerarca por la compra de dos grúas y otros equipos portuarios con los ¢15.000 millones que había reservado la entidad para la liquidación de unos 900 trabajadores.
La planilla de Japdeva debía reducirse tras la apertura de la nueva Terminal de Contenedores de Moín, que asumió la atención del 70% de los clientes que antes acudían a los viejos puertos de Limón y Moín.
La decisión se tomó en la administración de Luis Guillermo Solís. Los diputados reclaman que durante la presidencia de Laura Chinchilla, el Gobierno había reservado los fondos que hoy le hacen falta a la institución para liquidar al 80% del personal.
Para hacerlo, el país ahora deberá endeudarse.
“Aprobamos una moción para que la expresidenta de Japdeva nos dé explicaciones sobre la utilización de recursos para la compra de las grúas, sobre los planes que no ejecutaron con respecto al plan maestro, sobre la gestión del fideicomiso para administrar el canon y muchos vacíos que quedaron durante la gestión de la anterior administración y que la misma Contraloría ha señalado”, manifestó el diputado de Liberación Nacional, David Gourzong, quien presentó la moción.
La propuesta fue apoyada por los restauracionistas Eduardo Cruickshank y Giovanni Gómez, así como la verdiblanca Yorleny León y la independiente Marulín Azofeifa.
Después de su paso por Japdeva, Ann Mckinley se desempeña como asesora de la fracción legislativa del Partido Acción Ciudadana (PAC).
Laura Guido, legisladora oficialista que integra la comisión de Limón, no asistió a la sesión de este lunes, en la cual se votó y aprobó la moción.
En declaraciones anteriores a La Nación, Allan Hidalgo, presidente ejecutivo de Japdeva durante la administración Chinchilla Miranda, había señalado que la compra de equipo portuario fue innecesaria, tomando en cuenta que el principal negocio de Japdeva lo asumiría la Terminal de Contenedores de Moín.
“Dejamos una reserva de ¢15.000 millones para el pago de prestaciones de los trabajadores, según los cálculos que habíamos hecho en esa oportunidad. Lo lamentable es que en la administración siguiente esos recursos se destinaran a la compra de dos grúas pórticas, que consideramos innecesarias”, había manifestado Hidalgo.
La administración de Mckinley estimaba recuperar la inversión en menos de un año, sin embargo, hoy la entidad portuaria se ve sumida en una crisis financiera, que la obligó a consumir alrededor de ¢5.000 millones que tenía en reserva, para el pago de obligaciones, entre ellas salarios.
Desde que llegaron al país, las grúas chinas tuvieron una serie de percances en su funcionamiento.
Hoy, el equipo millonario se encuentra subutilizado en el muelle público de Moín, debido a que Japdeva perdió el negocio de la atención de buques portacontenedores, por la concesión otorgada a APM Terminals.
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