Sharm el-Sheij, Egipto. Pasadas casi dos semanas desde el inicio de la COP27, la cumbre se acerca al precipicio. Se supone que esta sesión anual de la Convención Marco de la ONU de Cambio Climático debería fijar la ruta para implementar el Acuerdo de París del 2015.
También debería avanzar en adaptación al cambio climático (un tema clave que afecta a Costa Rica) y cumplir metas de financiamiento. El caso es que nada de esto ocurre, ni parece que pasará.
Carlos Manuel Rodríguez, exministro de Ambiente y Energía de Costa Rica y jerarca del Fondo Mundial Ambiental (GEF por sus siglas en inglés) hace sus propias conclusiones. Él administra la “billetera” más grande del planeta para protección de la biodiversidad, reducir la contaminación y asistir a países en desarrollo en cambio climático; de hecho, el GEF financia la COP27.
En los últimos 30 años, el Fondo desembolsó para estos fines $22.000 millones y movilizó otros $120.000 millones en cofinanciamiento para más de 5.000 proyectos en 184 países. En junio, obtuvo $5.330 millones para sus próximos cuatro años de operación: 30% más respecto a su último periodo operativo.
Familiarizado con grandes sumas, Rodríguez advierte de una incomprensión sobre el uso del dinero en este desafío mundial climático y toda la incoherencia política derivada. Ese revoltijo, afirma, explicaría la distancia entre promesas y resultados que amenaza descarrilar la COP27.
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-¿Qué debería estar pasando en esta COP27?
-Normalmente, creemos que en la Conferencia de las Partes se negocia, eso fue así en los últimos 30 años. Hoy estamos en implementación y eso es muy importante porque no todos en las delegaciones nacionales lo entienden. Ahora nuestra mayor responsabilidad es implementar el Acuerdo de París y ayudar a todo el mundo a tener las capacidades adecuadas para hacerlo.
-¿Cuáles diría que son tareas específicas?
-Deberíamos estar ya revisando el progreso de los países hasta ahora, entendiendo las brechas que existen, trabajando en financiamiento y en cómo movilizar recursos y, en particular, en conseguir coherencia política.
-¿Cuáles brechas?
-Aquellas entre los compromisos políticos de las naciones y lo que en realidad pasa a nivel de marcos legales adecuados y esquemas financieros para cumplir promesas en cada país. La cumbre es cuando las naciones deberían detallar políticas concretas en las cuales se refleja su compromiso. Eso es una gran brecha, porque nada de eso está pasando.
“Hay líderes, ministros y delegados hablando de compromisos pero no en cómo se traducirán en acciones. Y, a nivel nacional, la implementación de compromisos es bien complicada porque muchas de las acciones requieren aprobación en los congresos nacionales. No es solo la voluntad del presidente o del ministro lo que genera el cambio, en la mayoría de casos se necesitarán nuevos marcos legales que pasan por los congresos. Esta discusión tampoco está pasando como muchos querríamos ver”.
-¿Cómo andan las brechas financieras?
-En financiamiento climático es claro que el conjunto de países no hemos sido capaces de cumplir nuestras promesas de fondos. Debemos hacerlo mucho mejor y esto no se reduce a quién paga la cuenta por el cambio climático.
“Además, el tema de Pérdidas y Daños se está volviendo fuerte en las conversaciones y agrega otra capa de complejidad a todo. Creo necesario enfatizar que el financiamiento climático es mucho más que un flujo de recursos del hemisferio norte hacia el sur. Es crítico comprender que la dotación debería emanar de todo tipo de fuente financiera y no solo como asistencia al desarrollo. Es tan gigantesca la tarea que no hay cuenta bancaria capaz de hacerlo sola”.
-Y tampoco parece existir quién movilizaría y ordenaría los flujos de recursos
-Como no existe ese mecanismo global que mueva dinero a financiamiento climático, nadie sabe realmente qué acciones tomar para que el flujo de dinero circule. Para financiar acciones concretas, antes debe existir algún tipo de plataforma global para recibir, ordenar y movilizar los fondos. En este momento, estamos bastante lejos de donde necesitamos llegar y se lo pongo en cifras.
“Cada año, 80% de todo cuanto se invierte en cambio climático se va a mitigación, a atender las emisiones. De ese 80%, el 80% del dinero se gasta en naciones industrializadas. Alemania invierte en Alemania, Canadá en Canadá, Japón en Japón; etcétera. Muy poquito en mitigación llega a países en desarrollo y todavía menos para adaptación al cambio climático.
-¿Y cómo andarán los países en sus propios gastos para atender esto?
-En esta COP27 están todos los ministros de cada país de la ONU. Si usted les pregunta cuánto invierten en sus respectivas naciones, ninguno lo sabe. Puede preguntarle al ministro de Costa Rica cuánto invierte el país en adaptación y mitigación y sencillamente no lo sabrá. Y todos los demás andan igual.
“Cada nación debería tener planes de financiamiento. Esto es crítico para brindarle asistencia a países en desarrollo, pero primero tiene que entender y comprender cuánto pueden invertir y compararlo contra cuánto requieren en verdad. Solo entonces será clara la brecha a cerrar”.
-¿Y qué hay de las restricciones presupuestarias de cada nación?
-Para la mayoría es difícil movilizar fondos públicos para estos fines y es entendible. Ahí la asistencia externa es clave, pero algo que sí pueden hacer las naciones en desarrollo es parar inmediatamente inversiones en actividades que los vuelven vulnerables. Le doy un ejemplo: si un país decide expandir su actividad ganadera o su frontera agrícola en detrimento de sus bosques, se hace más vulnerable al cambio climático y, en consecuencia, requerirá muchos más fondos para adaptarse.
“Entonces, quienes clamen por financiamiento climático también deberían ser coherentes políticamente. Esto pasa por identificar cuáles inversiones públicas y privadas vuelven a un país más vulnerable”.
-¿Entidades financieras de asistencia internacional, como el FMI o el Banco Mundial, no deberían alinearse más también con el cambio climático?
-Esa es una muy buena pregunta. Estas grandes agencias multilaterales han pasado de tener nulo interés en la naturaleza hace 20 años a mucho interés hoy porque entendieron que invertir en cambio climático vuelve los negocios más rentables y sostenibles. Pero han asumido una postura estilo “nuestra manera de invertir no daña” y ahí se quedaron. Eso es inaceptable porque más bien deberían invertir 100% de su portafolio anual en sintonía con el Acuerdo de París.
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-¿Y por qué diría que no lo hacen?
-Todas estas entidades tienen un mandato de sus juntas directivas por el cual, si acaso, apenas 8% de su portafolio de inversión anual tiene relevancia climática. De nuevo, esto es inaceptable cuando uno es capaz de ver las señales de alarma.
“Y conste, esto no significa que el Banco Mundial o el FMI cambien su enfoque asistencial centrado en desarrollo humano; es todo lo contrario. Alinear sus flujos con el Acuerdo de París mejora su enfoque en desarrollo humano. Por eso todo su dinero debería volcarse hacia un cambio tectónico del sistema de asistencia.
“Pero el Banco Mundial y otras entidades similares no trabajan y operan por su cuenta, toda su lógica está ligada a los gobiernos nacionales que la componen. Al final del día, son el conjunto de ministros de finanzas del planeta representados en el FMI o el Banco Mundial quienes tienen el poder de cambiar estas instituciones. Lo mismo que el GEF el cual no se trata de Carlos Manuel tomando las decisiones, no. Hay una junta directiva y en ella las representaciones de los países”.
-Volvemos al tema de la coherencia ...
-Cuando hablo de coherencia política, o mejor dicho, incoherencia política, me refiero a que tenés ministros de ambiente en esta COP27 diciendo que hay ambición, liderazgo y que se van a cumplir las promesas, pero sus ministros de finanzas en el FMI y el Banco Mundial están en otra página. Estos cambios sistémicos jamás ocurrirán mientras la prensa independiente no le diga a la opinión pública sobre ese tipo de incoherencias.
“Por eso insisto en la importancia y responsabilidad que ustedes los periodistas tienen de ser agentes de conciencia colectiva e impulsores de la opinión pública o, de lo contrario, tendremos siempre jerarcas de ambiente en estas cumbres diciendo ‘todo está bien’, mientras los ministros de finanzas hacen lo suyo sin el mandato correcto.
(*) Esta historia se produjo como parte de la Asociación de Medios de Cambio Climático 2022; una beca de periodismo organizada por la Red de Periodismo de la Tierra de Internews y el Centro Stanley para la Paz y la Seguridad.