Como cada verano, los problemas por falta de agua aumentarán en todo el país.
Las proyecciones del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) indican que al menos 662.000 personas tendrán algún grado de afectación en el suministro de agua potable. El número equivale al 27% de todos los abonados de la institución.
En el caso de la Gran Área Metropolitana (GAM), donde reside la mayor parte de la población, el déficit en los caudales para el suministro causará algún nivel de desabastecimiento al 37% de los clientes de la entidad.
De ellos, se estima que 95.000 personas estarán sin servicio entre seis y 12 horas o más, lo que se considera alta afectación. Otras 127.000 podrían quedar sin agua durante seis horas (afectación media), mientras que 250.000 más enfrentarán una baja afectación, que implica menos de seis horas sin suministro.
En total, 472.000 personas pasarán a secas algunas horas al día en el centro del país.
Al considerar sistemas de suministro periférico, donde se atiende a un millón de individuos, habrá 189.000 con algún faltante en el día: 123.000 con afectación alta, 43.000 en nivel medio y 23.000, bajo.
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La disponibilidad del líquido dependerá del nivel de afectación en los acuíferos. Así, la cantidad de horas o de días variará según el nivel de las fuentes usadas para llenar los tanques desuministro a los usuarios, explicó Yamileth Astorga, presidenta ejecutiva del Instituto.
Los datos excluyen cifras de población atendida por municipalidades, la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH) y las Asociaciones Administradoras de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Sanitarios (Asadas).
Aparte de la baja en los caudales, el faltante de agua está asociado a prácticas de alto consumo como el riego de plantas, duchas prolongadas y lavado de vehículos con agua potable, adviertió la jerarca.
“Como el costo del agua es accesible, no hay conciencia de ahorro”, aseveró.
Obras en proceso
De acuerdo con el AyA, en este momento se realizan una serie de inversiones para atender comunidades en el sur del cantón de San José, como los Hatillos.
La jerarca mencionó, por ejemplo, un plan de ¢25.000 millones con recursos propios para 23 obras de emergencia, dentro del llamado proyecto Ojo de Agua.
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AyA negoció con el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop) para explotar el agua del balneario Ojo de Agu, en Alajuela, que está bajo administración del Incop.
El balneario de Ojo de Agua se creó entre los año 1932 y 1936 como un sitio recreativo donde utilizar la naciente localizada en San Antonio de Belén, Heredia.
Citó, por ejemplo, la perforación de nuevos pozos de agua y colocación de tubería para traer el líquido a la GAM como parte de esa iniciativa.
Según ella, los trabajos de colocación de tubería y perforación de pozos estarían concluidos a mitad de año. Esa agua estaría llevándose a un tanque del AyA localizado en La Uruca (San José) desde donde se distribuirá a la zona de Hatillos al sur de la GAM.
Menos lluvia
El origen de todas estas previsiones del AyA con nuevas obras es un déficit acumulado de lluvias este año.
“Tendremos meses normales de verano pero recordemos que este 2019 no hubo tanta lluvia, tomemos conciencia del cambio climático porque es una realidad; nuestras fuentes de agua se vienen reduciendo”, recalcó Astorga.
La semana pasada, el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) confirmó que las regiones Pacífico norte y Valle Central se encuentran en estación seca luego de un 2019 con hasta 20% menos precipitaciones en algunas partes.
Casi en todo el país hubo menos lluvias, principalmente la bajura de Guanacaste.
El director general interino del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), Werner Stolz, manifestó el 9 de diciembre anterior que, con excepción de la península de Nicoya y algunas partes de la región Caribe y zona norte, hubo un déficit promedio de 20%.
Ese comportamiento resultó de la influencia del fenómeno de El Niño el cual, entre enero y julio, afectó el comportamiento de las lluvias.
Aunque en el 2019 hubo cinco eventos lluviosos fuertes de mayo a octubre, estos estuvieron muy focalizados sin influir de manera contundente en el clima. Tres de esos eventos ocurrieron en el litoral Pacífico, otro en Upala y el último en el Valle Central.
Según el IMN, enero y febrero se van a caracterizar por fuertes vientos en el Valle Central y la zona norte, debido a los empujes fríos característicos. Será hasta en mayo cuando comience la estación lluviosa.