Una familia de cinco personas puede gastar más de dos barriles de agua (unos 405 litros de agua) en el lavado de platos diariamente.
Así lo ilustran análisis del Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA) cuando se deja la llave abierta y el agua cae sobre fregadero, mientras se enjabonan platos o se les quitan los residuos.
Según sus estudios, el consumo mensual promedio de esa familia de cinco ronda los 24.000 litros. Eso equivale 1.200 bidones de 20 litros de los que suelen colocarse en los pasillos y cocinas de cualquier oficina.
La rutina doméstica donde se gasta más líquido es la lavandería con 7.000 litros por casa. Esto es 29% del consumo total.
Siguen los servicios sanitarios con 6.700 litros (28% del consumo) y la ducha (4.500 litros mensuales; 19% del consumo).
En la cocina son 3.100 litros y en lavatorios y otras prácticas se usan 2.655. Ambas áreas suman 24% del dispendio al mes.
Debido a una severa caída en los caudales de abastecimiento, el AyA hizo un vehemente llamado a toda la población para que ahorre agua, una acción que calificó de “necesidad urgente”.
Sin embargo, aún persisten prácticas de consumo que riñen con la frugalidad dictada por la realidad actual, en la cual el déficit acumulado de lluvias, este año, oscila entre 50% y hasta 75% en ciertas zonas del país.
Formas de ahorro. “En el fregadero no hace falta abrir mucho el tubo; eso en nada aumenta la eficiencia del lavado de los platos. Todo es cuestión de costumbre, de crear nuevos hábitos”, expresó Rolando Araya, del Área de Desarrollo Tecnológico del AyA.
Araya también llamó a una revisión periódica de la red de agua potable porque, afirma, tarde o temprano en toda vivienda se presentarán las fugas.
“Comienza con una gotita cayendo de una llave, luego dos gotitas más seguidas. Eso representa como 60 litros al cabo de un día; suficiente para que una persona se bañe y jale una vez la cadena del inodoro”, detalló.
Araya añadió que en el servicio sanitario es donde abundan las fugas. Por rebalse, por ejemplo. Como no se ve ni se oye, hay que levantar la tapa del tanque y verificar si el nivel del agua coincide con el rebalse; si es así, es fuga por rebalse. Otra salida típica es cuando se desgasta el empaque de la pera: es cuando el agua pasa del tanque hacia la taza.