Directores de las 11 Áreas Silvestres Protegidas del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) denunciaron que la biodiversidad del Parque Nacional Manuel Antonio (Quepos, Puntarenas) es impactada negativamente por una “presión constante del sector turismo”.
La alerta figura en un oficio que los funcionarios remitieron el 9 de marzo a los jerarcas del Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), luego de el propio Sinac decidiera ampliar de 2.000 a 3.000 el cupo de visitantes por día desde febrero.
En el documento, los directores atribuyen a la actividad turística una vía de generación de ingreso nociva para la riqueza natural, la cual debería ser la prioridad por tratarse de un parque nacional. Manuel Antonio recibió esa categoría en 1972 por su diversidad de plantas tropicales y fauna.
En la zona hay perezosos de tres dedos, monos capuchinos de cara blanca y cientos de especies de aves. Comprende 680 hectáreas cruzadas por senderos de excursión que van desde sus playas hasta lo más alto de sus montes.
A casi 51 años de su declaratoria, los funcionarios advierten de un deterioro y, además, una caída en la capacidad de la flora y fauna de esa área de conservación para ofrecer servicios ecosistémicos (aquellos que la naturaleza o los procesos ecológicos proveen a los seres vivos y al planeta en general) a mediano y largo plazo.
Recordaron que esta situación atenta contra el futuro de la propia actividad turística.
“Se debe recordar que la gestión del turismo en áreas protegidas, debe ser un mecanismo para la conservación de la biodiversidad, por lo que es fundamental que la misma se realice minimizando los impactos y partiendo de estudios técnicos robustos, tal como lo pide la legislación”, indicaron en el oficio.
La decisión de ampliar el aforo también fue criticada por investigadores del Instituto Internacional en Conservación y Manejo de Vida Silvestre de la Universidad Nacional (Icomvis-UNA) quienes tildaron la medida de “explotación turística” y alegaron una presunta falta de evaluaciones técnicas vinculados al daño a la flora y fauna por la oleada de gente.
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“Existen varios estudios de investigadores como del Icomvis-UNA, que sustentan cómo la interacción de la fauna silvestre con los visitantes han cambiado radicalmente la conducta de animales y causando problemas sobre las poblaciones”, señala el documento del 9 de marzo dirigido al ministro Franz Tattenbach Capra y al viceministro de Ambiente, Rafael Gutiérrez Rojas.
Efectos detectados
Entre los efectos en la fauna del área, los funcionarios citaron que el mono carablanca y el mapache han cambiado su comportamiento natural debido a la presencia de alimento de origen humano en su dieta y a la insistencia de los turistas por alimentarlos de “forma directa o indirecta”.
A esto se le suma que la administración del Parque Nacional se ha visto forzada a descuidar actividades fundamentales y estratégicas como educación ambiental, monitoreo ecológico y protección-vigilancia de la fauna debido a que el personal disponible ahora pasa más tiempo atendiendo el repunte del turismo.
El documento plantea cómo la situación actual contrasta con el periodo de pandemia, cuando Manuel Antonio y otros parques permanecieron cerrados al público.
“Los funcionarios pudieron dedicarse a realizar tareas como mantenimiento de la infraestructura y el monitoreo biológico, que permitió registrar algunas especies que ya no eran tan frecuentes de observar en el área de uso público, lo que vino a ratificar el cambio de comportamiento de los animales silvestres”, explicaron los científicos y técnicos por escrito.
Durante ese periodo, los monos y mapaches, acostumbrados a recibir alimentos de los turistas, regresaron a su comportamiento natural y recurrieron a incursionar en el bosque para conseguir sus alimentos, como halló un estudio del Icomvis-UNA.
Según estadísticas de Sinac, el Parque pasó de recibir 329.611 vacacionistas en 2021 a 366.340 al año siguiente (casi 37.000 más, para 11% de repunte interanual). En el 2019, antes de la pandemia, el conteo anual llegó a 513.000.
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Posición del ministerio
El viceministro Gutiérrez Rojas aseguró que el Minae apoya la posición técnica planteada en el oficio e incluso él mismo habló de la presión sobre la cartera para que se autorizara un cupo de 5.000 personas.
“Eso, por supuesto y según los criterios técnicos, no se aceptó. Se dejó el límite en 3.000 porque habíamos determinado que sí era posible luego de mejorarse condiciones de infraestructura y en dotación de personal”, contestó este miércoles al ser consultado.
Según el funcionario, hay total concordancia entre la inquietud planteada y el punto de vista de las autoridades, que debieron responder ante la Sala Constitucional un recurso de amparo planteado en agosto de 2022, el cual fue acogido para estudio.
La gestión la planteó José Antonio Salazar Álvarez, exadministrador del lugar, quien alegó una tendencia de visitación no controlada que deteriora el lugar de manera acelerada y crea un grave riesgo para la preservación futura (fin de la reproducción de especies).
Salazar Álvarez argumenta que el decreto No. 22482-MIRENEM de setiembre de 1993 fue reformado para permitir a la administración y a las autoridades respectivas del Ministerio, modificar a voluntad variables como el horario de entrada y el número de visitantes permitido.
En su argumentación, indicó que el decreto original de hace 20 años establecía límites de 600 personas para días entre semana y 800 los fines de semana, pero la modificación del decreto dejó a criterio de la administración fijar el número que ahora ronda 3.000.