Tanto el sacerdote como los ministros de la comunión se lavaron las manos antes de repartir la hostia a los fieles que asistieron a la misa dominical, en el templo de San Antonio de Calle Blancos, en Goicoechea, San José.
Además, comunión se entregó en las manos de los creyentes, no directo a sus bocas, como es usual.
Ambas son medidas que impuso el Ministerio de Salud para combatir la propagación del nuevo coronavirus, causante del covid-19. La Conferencia Episcopal de Costa Rica adaptó esos lineamientos y giró instrucciones para que todos sus sacerdotes los cumplan en sus parroquias.
Este domingo, los fieles llegaron al templo para asistir a los oficios religiosos pero eso sí, tomaron medidas de precaución.
Según testimonios recogidos por un equipo de La Nación, los asistentes se lavaron las manos antes de partir hacia misa, llevaron alcohol en gel. También, dijeron, cumplen con el protocolo de estornudo y tos.
Para evitar mayor contagio, la Conferencia Episcopal incluso recomendó no acudir a los templos, sobre todo si se está resfriado. Instó a los católicos a seguir la ceremonia dominical mediante radio o televisión.
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También las parroquias tienen la indicación de no sobrepasar el 50% de la capacidad de los templos, como ocurrió en la iglesia de San Antonio de Calle Blancos, este domingo.
Esa instrucción se dio para todo los centros de reunión que aún permanecen abiertos como cines o teatros, lo mismo que restaurantes pues ya el Ministerio de Salud ordenó el cierre de bares, discotecas y casinos.
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En caso de irrespetar esa medida y recibir denuncias, las autoridades podrían tomar otras acciones más drásticas.