La Fiscalía confirmó este lunes la apertura de una investigación para identificar actividades y personas que podrían estar vinculadas con la contaminación de agua con hidrocarburos, situación que afectó el suministro del líquido en los cantones de Tibás, Moravia y Goicoechea.
El expediente está a cargo del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), en virtud de que todavía no se ha identificado a una persona como posible responsable de la presencia de un carburante denominado xileno, el cual suele utilizarse como disolvente.
La contaminación se dio en la toma de agua de Quebrada Honda 2 la cual abastece la Planta Potabilizadora Guadalupe del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
De acuerdo con Luis Diego Hernández Araya, coordinador de la Fiscalía Adjunta Agrario Ambiental, se busca determinar si fue una contaminación directa o indirecta. Al abrirse una investigación, explicó, se iniciará con la búsqueda de indicios ligados a personas o actividades en las cuales se usen xilenos.
Citó, como ejemplo, desde actividades de encuadernación hasta actividad ilícita como fabricación clandestina de fentanilo, un potente fármaco opiáceo sintético donde, explicó Hernández Araya, se emplea el xileno como precursor.
El fiscal explicó que se debe indagar si alguien vertió la sustancia (o algún producto con esta) en la planta de tratamiento de Guadalupe o si existió el vertido en afluentes de esa instalación como, por ejemplo, la quebrada o áreas de protección. Esto permitirá establecer una causalidad y para ello se conducen varias diligencias.
Al tenerse claridad de cuál fue la sustancia, el fiscal agregó que eso permitirá seguirle el rastro para precisar si provino de alguna actividad cerca de esas afluentes que alimentan la planta.
“La hipótesis en este momento es que hubo vertido”, indicó Hernández Araya.
Revisión en el AyA
Durante el programa radiofónico FrecuenciaMP de este lunes, el funcionario, además, confirmó que las pesquisa también pretenden determinar si hubo algún incumplimiento de deberes en el AyA en el manejo de la información.
La noche del 22 de enero, cuando surgieron los primeros reportes de contaminación, un operador de la planta potabilizadora del AyA reportó “olor a diésel en el ambiente” según consta en una bitácora, cuyo texto divulgó la semana pasada la seccional de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) en la entidad.
En el documento, el operador de la planta del turno de la noche del lunes y madrugada del martes hace constar que se revisó agua sedimentada, filtrado y tanque; concluye que “hay olor en el ambiente pero el agua no tiene olor ni sabor de nada”.
El dato fue anotado en seis ocasiones a lo largo del turno de 6 p. m. a 6 a. m., durante el cual, el trabajador informa de una serie de acciones tomadas y de la presencia de otros funcionarios que tuvieron conocimiento del olor.
Según Edwin Marín, presidente de la seccional, el director de plantas potabilizadoras del Instituto de Acueductos y Alcantarillados, un funcionario de apellido Ramírez, supo de esos registros y de todo modos permitió que continuara el suministro de líquido.