Para nadie es un secreto que un premio de varios millones puede cambiar la vida de quien resulta ganador y cada año surgen historias que para muchos son catalogadas como milagrosas.
Mientras unos dicen haber seguido un sueño revelador, una fecha de nacimiento de un familiar muerto o una corazonada, otros simplemente atribuyen a un gran golpe de suerte o la respuesta a una gran súplica.
Historias de suerte y decepción
Ese es el caso de un ganador de lotería que compró con los últimos ¢3.000 que quedaba en sus bolsillos un pedacito valorado en ¢2.000 y solo se dejó lo de los pasajes para regresar a su casa.
El hombre contó al encargado de pago de premios de la Junta de Protección Social, Carlos Cantero, que previo a hacer la compra estuvo en la iglesia del Carmen en San José centro. Su casa estaba a punto de ser rematada por el banco, por lo que se sentía muy agobiado.
El pedacito resultó ser el número favorecido del premio mayor y los ¢40 millones le permitieron salvar su casa en el último minuto.
“Gastó lo último que tenía y compró un pedacito y con eso salvó la casa. Son historias impresionantes. Es gente con mucha fe, que da testimonio que la lotería les arregló la vida o en ese momento les dio la solución de un problema enorme”, recordó Cantero.
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El funcionario de la Junta comentó que entre los ganadores de lotería es común escuchar historias de solidaridad, al cobrar el premio muchos inmediatamente piensan en su familiar más necesitado, otros aseguran que el premio se destinará al pago de deudas o de estudios para sus hijos y una gran mayoría logra realizar el sueño de tener casa propia.
Una de las principales recomendaciones para los ganadores es asesorarse financieramente para hacer un uso adecuado del dinero y evitar estafas.