Johanna se pegó ¢80 millones del Gordo navideño jugando su fecha de nacimiento.
Aunque ese fue un muy jugoso premio, la ingeniera de 39 años cuenta con algo de resignación que su premio pudo ser mayor, pues en sus manos tuvo seis fracciones del que días después, resultaría favorecido en el sorteo navideño del 2017.
De haberlos comprado, hubiera ganado en total ¢240 millones, es decir, tres veces el monto que finalmente llegó a su cuenta bancaria. Pero, así es la suerte, a lo mejor si los hubiera comprado, no gana.
¿Por qué no los compró? Esa fue la pregunta que atormentó durante varios días a la vecina de San Joaquín de Flores, Heredia.
"Tuve en mis manos seis pedacitos del premio mayor, devolví cuatro... ¿Qué cosas, no? pero bueno... Dios sabrá por qué me dio lo que me dio y por qué devolví.
“Quizás eso fue una bendición para alguna otra familia, pero de momento uno se pregunta ¿cómo devolví tantos pedacitos del Gordo?”, contó la ingeniera con una sonrisa.
Como ese año había comprado más de ¢100.000 en lotería y además ya tenía varias fracciones del 06, Johanna prefirió devolver los pedacitos del Gordo y comprar otros números.
“Yo le dije al muchacho del puesto ‘ay no no no no.... no voy a ser tan angurrienta. Voy a devolverle cuatro pedacitos del 06 y mejor me da dos pedacitos del 07 y dos pedacitos del 26’. Entonces devolví cuatro, sin imaginar que estaba devolviendo los pedacitos del Gordo”, afirmó la ganadora.
Si bien, ya todo quedó en el pasado, afirma que de haberse ganado todo ese dinero hoy su mamá tendría casa nueva.
‘En mi familia nadie sabe nada’
Johanna no es el nombre real de la vecina de San Joaquín que se pegó el Gordo. El cambio de nombre para esta historia se explica porque ella no le ha contado lo sucedido ni a su mamá.
Mantener el secreto le ha permitido, dos años después, conservar el 70% del dinero en una cuenta ganando intereses.
Solo tomó la tercera parte para inyectarle recursos a su negocio con el que hoy genera “buenos ingresos”, sin que necesite recurrir al premio y ni siquiera a los intereses.
Su objetivo es tener los fondos suficientes para, en pocos años, construir la casa de sus sueños.
Contrario a lo que muchos pensarían, Johanna prefirió no contarle nada a su familia. Solo sabe su novio, un excompañero del trabajo, su mejor amiga y dos personas más.
"Si genero plata con mi negocio puede ser un ente proveedor que ayude a mi familia, pero si yo les hubiese dado un monto del premio a cada uno, le apuesto que ya no tendrían ni un peso.
“Prefiero, calladita, administrar esos dineros. Con ayuda de lo que genero en mis negocios, cuando mis familiares han tenido necesidades, yo he estado metiéndoles el hombro. Si utilizo el premio, ese chorro algún día se va a cerrar”, afirmó la mujer de 39 años.
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Último número en revisar
Cuando Johanna se enteró que había salido el 06, en medio de una boda familiar, jamás le pasó por la mente que se había pegado el Gordo.
De vuelta a casa, en el carro con su novio, ella festejaba porque tenía varios pedacitos del 06, había pegado terminación, tiempos y hasta una pierna de cerdo en una rifa particular.
La celebración se vio opacada por la enfermedad de sus tres perritos. Cuando llegaron a casa uno de ellos estaba convulsionando y su novio tuvo que ir a inyectarlo para descansarlo.
Eso ya había apagado la emoción de los premios.
Horas después revisó los números ganadores de la lotería a través de la aplicación de la Junta de Protección Social (JPS).
"Vea lo que es la vida. Empecé a revisar otros números y dejé para el final el 06", dijo.
"Esto no puede ser posible", fue su primera reacción. Entre lágrimas llamó a su novio para que verificara que lo que ella estaba viendo era real... y sí, si lo era. Se pegó ¢80 millones del Gordo.
Ese momento quedó grabado en las cámaras de su casa.
“Juep no puede ser, me pegué el Gordo”, gritaba Johanna, mientras brincaba, corría y se hincaba para agradecer por su gran suerte.
"¿Por qué esto me sucedió a mí? ¿Cómo iba a ser tan suertuda de pegarme la lotería entre tantos números?", se pregunta todavía la mujer.
Una de sus mejores anécdotas fue el día después, cuando llegó a trabajar.
"Mi jefe llegó y dijo 'bueno... nadie se pegó el Gordo porque todos están trabajando' y yo por dentro calladita", contó Johanna.
Días antes, la ingeniera había renunciado a su trabajo para dedicarse a su negocio propio.
“Vea lo que es Dios... ese año dije ‘yo no quiero seguir siendo empleada, yo me voy a tirar al agua y me voy a dedicar solamente a mi negocio’. Trabajaba hasta el 5 de enero en mi trabajo, renuncié el 5 de diciembre y me gané el Gordo 12 días después de mi renuncia”, narró.
Gracias al premio inyectó dinero a su negocio y ahora cumplió su deseo de ser su propia jefa.
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Silencio e inversión
A través de este medio, Johanna le habló a los próximos ganadores del sorteo navideño para hacerles una recomendación: celebrar en silencio, cancelar deudas y pensar siempre en invertir el dinero.
"Primero que todo, hagan como si no hubieran ganado esa plata... sigan trabajando porque realmente quemar la plata es facilísimo. Si tienen deudas obviamente saldarlas para quedar en cero y luego invertir el dinero. No hagan loco porque yo he escuchado historias de gente que ha ganado la lotería y al tiempo se quedan sin nada, más bien con deudas.
“No cuenten mucho. A veces alguien se entera y después todo el mundo anda pidiendo plata prestada y eso trae problemas porque no sabemos decir que no”, señaló la vecina de San Joaquín.