La pérdida de cobertura arbórea en el Refugio Natural de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo, en Talamanca (Limón), se aceleró a partir del 2014, justamente el año en que se promulgó la llamada Ley de reconocimiento de los derechos de los habitantes del Caribe sur (N.º 9223).
En 10 años, desde el 2014 hasta el 2023, se perdieron 121 hectáreas de cobertura arbórea, es decir, el equivalente a 1,7 veces el Parque Metropolitano La Sabana, en San José, que mide 72 hectáreas. Visto de otra forma, el área es comparable con 298 canchas de fútbol juntas, de acuerdo con las medidas oficiales de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA).
Los datos se desprenden de la plataforma Global Forest Watch (GFW), según la cual del 2001 al 2023 el Refugio perdió 159 hectáreas (ha) de cobertura arbórea. Sin embargo, el 76% (121 ha) de esa reducción se registró después del 2014.
La Ley N.º 9223 desafectó en el 2014 un total de 406 hectáreas del refugio al retirarles su condición de bien de dominio público, lo cual permitió que fueran cedidas a terceras personas. Sin embargo, en el 2019, la Sala IV declaró inconstitucional parte de esa ley. Los magistrados determinaron que, del total, 188 hectáreas eran de zona boscosa. Ordenaron desde entonces al Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) delimitar de nuevo el área del refugio y recuperar esas zonas de bosque. El plazo era de 12 meses, lo cual no se ha hecho.
Precisamente, el análisis de GFW determinó que el lapso más crítico de declive de cobertura arbórea en el refugio vino, precisamente, luego del 2019 cuando la ley se declaró inconstitucional.
La cobertura arbórea se compone de áreas naturales, seminaturales o plantadas, constituidas principalmente por árboles o arbustos, según la definición del Sistema Nacional de Información Territorial del Instituto Geográfico Nacional.
Un impulsor de la ley cuestionada fue el entonces diputado de la Unidad Social Cristiana Wálter Céspedes Salazar, quien actualmente es alcalde del cantón de Matina. La Nación buscó conversar este 7 de agosto con el político para consultarle por las implicaciones de esa legislación en uno de los tesoros naturales del país, sin embargo, Céspedes Salazar no atendió las llamadas realizadas a lo largo del día.
El Refugio de Vida Silvestre Gandoca-Manzanillo se creó por decreto ejecutivo en 1985 como parte de un esfuerzo comunitario de vecinos para proteger el área boscosa de los efectos de la deforestación causada por empresas madereras años antes.
Se localiza en la parte sur de la provincia de Limón, en el cantón de Talamanca. Un 69% está dentro del distrito de Cahuita y el 31%, en el distrito de Sixaola. Consta de una sección continental de 4.565 hectáreas y una sección marina de 5.921 hectáreas.
Bosque primario también ha desaparecido
Global Forest Watch también advirtió de que entre 2002 y 2023 se perdieron 53 ha de bosque primario dentro de los linderos del refugio. Eso representa 1,5% de detrimento de toda la superficie de ese tipo de masa forestal intacta porque nunca ha sido explotada, fragmentada o influida por el ser humano y sus actividades.
El 90,5% de ese bosque primario (48 hectáreas) desapareció a partir del 2014, siendo los más críticos los años posteriores al 2019, cuando vino la declaratoria de inconstitucionalidad de la ley N.º 9223.
Esta caída tanto en la cobertura arbórea como en el bosque primario de Gandoca-Manzanillo tiene implicaciones para la biodiversidad porque compromete la integridad de un complejo mosaico de ecosistemas, explicó el biólogo, académico e investigador Lenin Corrales Chaves, quien también expuso el estudio y el problema en un artículo publicado en la sección Opinión, de La Nación, el 18 de julio.
Analista ambiental, Corrales Chaves fue presidente del Consejo Científico de Cambio Climático de Costa Rica y también laboró para el Programa Estado de la Nación.
De hecho, él fue quien ingresó el polígono de los límites del refugio, conforme la versión oficial del 2023 de los linderos, en la base de datos de áreas silvestres protegidas del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac). En este caso, 5.921 ha de área marina protegida y 4.565 ha terrestres.
Los resultados obtenidos, según el investigador, son desalentadores, ya que esa zona silvestre protegida se compone de un ecosistema diverso, entre bosques anegados, esteros, praderas de pastos marinos, arrecifes de coral, playas de anidación de tortugas marinas y sitios de agregación de mamíferos marinos.
La pérdida de cobertura arbórea, explicó, compromete la supervivencia de especies en peligro de extinción. Citó, a manera de ejemplos, manatíes, cocodrilos, dantas, diversos tipos de monos y felinos, el único banco natural de ostión de mangle y uno de los pocos criaderos de sábalo del Caribe. Además, las poblaciones residentes y únicas de langosta también ven comprometida su existencia.
Destacó que esa región de Talamanca donde está el Refugio (conocida como Caribe sur) constituye un baluarte de la cultura afrocaribeña de origen jamaiquino. Ese bastión cultural se evidencia en formas específicas de uso de la tierra, consumo de plantas medicinales, artesanías, música y gastronomía que preservan comunidades locales afrodescendientes a partir de diversas actividades agrícolas y pesqueras y de la recolección de recursos marinos.
Menos cobertura arbórea y boscosa, añadió, también compromete la base económica de estas comunidades para quienes el turismo de naturaleza constituye una fuente significativa de ingresos.
A la fecha, la orden de la Sala IV de recuperar zonas de bosque de esa zona silvestre protegida permanece incumplida, como lo alertó el procurador general, Iván Vincenti Rojas, en una nota el 4 de julio. El funcionario indicó que la inacción del Sinac pone en peligro el patrimonio natural del Estado y genera incertidumbre sobre el uso adecuado de esos terrenos.
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En qué consiste Global Forest Watch y cómo funciona
GFW es una plataforma en línea e independiente que proporciona datos y herramientas para monitoreo de bosques en todo el mundo. Fue lanzada en el 2014 por un consorcio de socios liderado por el Instituto de Recursos Mundiales.
Utiliza tecnología satelital para monitorear la pérdida de cobertura arbórea en todo el mundo con actualizaciones semanales y anuales. Con ayuda de Inteligencia Artificial, también proporciona datos de aumento o caída de cobertura arbórea y cambio neto en superficies de los últimos 20 años.
Fue creada para empoderar a los administradores forestales, funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, ciudadanos comunes y otras partes interesadas en asuntos forestales con acceso gratuito a datos oportunos y de alta resolución sobre el estado actual de zonas boscosas y los cambios recientes en estas.
La plataforma recopila estadísticas oficiales gubernamentales ligadas a bosques. Los datos son reportados por los propios países y pueden provenir de diferentes fuentes utilizando una variedad de métodos, incluidos los inventarios forestales nacionales, estudios académicos, registros gubernamentales u oficinas forestales.
Debido a la variedad de fuentes, GFW se basa principalmente en teledetección (adquisición de datos de la superficie terrestre desde sensores instalados en plataformas espaciales) como insumo para algunos datos reportados a nivel nacional. Esto proporciona un registro independiente, transparente y globalmente consistente de la superficie terrestre del planeta y cómo está cambiando.
Además, permite realizar comparaciones consistentes a lo largo del tiempo.