Las restricciones en la circulación vehicular, para reducir la propagación del coronavirus, están impactando la calidad del aire en Costa Rica donde las emisiones contaminantes ya habrían caído 16% durante marzo.
Así lo expresan una comparación de emisiones de dióxido de carbono (CO2) entre marzo del 2019 y marzo 2020 elaborada por el ingeniero químico Kendal Blanco Salas, del Instituto Meteorológico Nacional (IMN).
El análisis de Blanco se basa en estimaciones a partir del comportamiento de ventas totales de gasolina súper, regular y diésel que registra la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) y los factores de emisión para Gases de Efecto Invernadero (GEI) divulgados en la página del IMN.
Al considerarse los cambios en el consumo de los tres combustibles, se extrae que en marzo del 2020 se emitieron 89.652 toneladas menos de Dióxido de Carbono (CO2) respecto a marzo del 2019. Eso equivale a una disminución de 15,8 % en la liberación de gases.
En marzo del 2019, las ventas alcanzaron 234,4 millones de litros de hidrocarburos equivalentes a 566.389 toneladas de CO2 arrojadas a la atmósfera. En cambio, en marzo del 2020, se vendieron 196,3 millones de litros para una liberación de 476.737 toneladas de ese gas en el cual se centra el análisis.
Carlos Manuel Rodríguez, ministro de Ambiente y Energía, comentó que la reducción grande vendrá cuando se mida abril, al ser este el mes cuando aumentaron las restricciones vehiculares.
Durante marzo, explicó Rodríguez, la caída en las ventas de combustible de Recope osciló entre 30% y 35% mientras que, en lo que va de abril, han caído entre 50% y 55%.
Su previsión es que las emisiones serán mucho menores al cierre de este mes, porque la disminución en ventas aún no incluye el comportamiento en la demanda durante Semana Santa, cuando se endureció más la restricción vehicular diurna y nocturna.
Rodríguez recalcó que la caída en las emisiones no tiene relevancia o validez porque es el resultado de una serie de decisiones políticas que han limitado toda actividad comercial y económica de un “altísimo impacto social y económico”.
“Esta información es anecdótica porque no hay lecciones que podamos llevar al plano político de estas dolorosas decisiones por razones sanitarias. Sin embargo, el plan de descarbonización sí nos permite un camino hacia este tipo de objetivos, pero sin tanto dolor”, aclaró.
Teletrabajo al servicio ambiental
No obstante, Rodríguez sí destacó una lección aprendida de la actual coyuntura que se incorporará con fuerza en la hoja de ruta ambiental costarricense: el teletrabajo.
“El teletrabajo no fue visualizado como una herramientas clave en el plan de descarbonización de la economía nacional y lo vamos a meter mucho más. El teletrabajo debemos nada más depurarlo y mejorarlo”, insistió.
Rodríguez; sin embargo, advirtió una serie de amenazas que se ciernen para todas las formas del vida del planeta cuando arranque la reactivación de la economía mundial, pospandemia.
“El riesgo es tomar decisiones venideras que incrementen las emisiones y continúen degradando la naturaleza. Es tiempo de invertir en naturaleza, desplazar los combustibles fósiles, movernos a economías circulares y acelerar la transición hacia economías bajas en emisiones”, agregó.
Por esto, explicó Rodríguez, es crítico que el clima y la biodiversidad permanezcan en la cima de la agenda internacional y que los líderes apalanquen cada oportunidad para mantener el momentum creado por esta crisis sanitaria y así alcanzar progreso en la cumbre de líderes mundiales sobre biodiversidad, prevista durante el 75° período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGA 75) a mediados de setiembre.
El llamado del Gobierno costarricense coincide con la declaración conjunta el jueves anterior de 13 ministros europeos de ambiente y clima, de evitar soluciones cortoplacistas para relanzar la economía de ese continente.
“La lección de la crisis de covid-19 es que la acción temprana es esencial. Por lo tanto, debemos mantener la ambición para mitigar los riesgos y los costos de la inacción por el cambio climático y las pérdidas de biodiversidad. No podemos permitirnos contratiempos que puedan tener efectos perjudiciales en nuestro clima, biodiversidad y ambiente, así como en la salud humana y nuestras economías”, advierte el grupo.
El texto los firmaron los titulares de Austria, Alemania, Dinamarca, Grecia, España, Francia, Holanda, Italia, Finlandia, Letonia, Luxemburgo, Portugal y Suecia.
“Necesitamos ampliar las inversiones, especialmente en los campos de la movilidad sostenible, las energías renovables, la renovación de edificios, la investigación y la innovación, la recuperación de la biodiversidad y la economía circular”, agrega el documento.
Los ministros incluso felicitan en su escrito que la Comisión Europea esté en camino de presentar para setiembre un plan de impacto, el cual plantea elevar las metas de la Unión Europea al 2030 y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre 50 y 55% respecto a los niveles de 1990.