La generación eléctrica geotérmica en el país presenta una caída, según datos del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). Este tipo de energía, que consiste en aprovechar el vapor y agua a altas temperaturas desde las profundidades para mover turbinas, ha sido una fuente clave, pues llegó a abastecer hasta el 15% del consumo anual en las últimas dos décadas.
Sin embargo, en 2022, su aporte llegó a 13,6% y descendió al 12% en 2023, lo que llevó al ICE a advertir la necesidad de modernización de su sistema de plantas, lo cual representa un “desafío enorme” para asegurar la estabilidad de esta fuente renovable pues solo la última que se instaló, en 2019, tuvo un costo de $366 millones.
Además de las mejoras estructurales necesarias, el ICE alertó en setiembre pasado a la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) sobre la urgencia de realizar mantenimientos adicionales en cinco de sus seis plantas geotérmicas en operación –trabajos no contemplados en el programa regular–, con el fin de responder a las crecientes necesidades energéticas para el 2025.
Las plantas que necesitan intervención son Miravalles I, II y III, y Pailas I y II, ubicadas en Guanacaste. A eso se suma que Miravalles V salió de operación en junio del 2021 por desperfectos. La primera, Miravalles I, fue la pionera al comenzar operaciones hace tres décadas, en 1994, en las faldas del volcán Miravalles, en el cantón de Bagaces, donde está el complejo que lleva el nombre del volcán.
La infraestructura que el ICE mencionó ante la Aresep representa el 94% de la capacidad geotérmica activa del país, con 245 de los 250 megavatios (MW) disponibles. La única excepción es la planta Boca de Pozo I, cuya producción es de 5 MW.
Todas ellas generaron en el 2022 un total de 1.617 GWh de los 11.869 GWh consumidos en el país, equivalente al 13,6%. Sin embargo, el año pasado ese aporte bajó a 1.478 GWh, pese a que el consumo total aumentó a 12.291 GWh, reduciendo así la contribución de esta fuente al 12% de la demanda energética. Ese año, cada una de las cinco plantas que requieren intervención generó menos energía, confirman las estadísticas de la División de Operación y Control del Sistema Eléctrico (Docse) del ICE.
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La Nación consultó el 31 de octubre al ICE si el menor rendimiento en 2023 podría vincularse a una falta de mantenimiento oportuno o inversiones más profundas para tener la maquinaria en condiciones óptimas, dado que operan desde hace casi tres décadas. Al cierre de esta información, el Instituto permanecía sin responder.
Ese declive y plantas necesitadas de mejoras afectan a una fuente de energía constante y confiable, ya que la geotermia no depende de condiciones climáticas, a diferencia de las fuentes eólicas, solares e hidroeléctricas, porque el recurso para generar yace en las capas inferiores del suelo.
Costa Rica ha sido pionera en la explotación de energía geotérmica desde que el ICE encendió Miravalles I y luego siguió con la excavación de pozos e infraestructura en más yacimientos. La última adición fue en 2019, con el campo de Pailas II, en la falda suroeste del volcán Rincón de la Vieja, a 25 km de la ciudad de Liberia. Ahora, el Instituto está emitiendo algunas alertas.
Intervenciones adicionales
En setiembre, el ICE envió a la Aresep el Informe Técnico sobre las Acciones para la Atención Oportuna de la Demanda Nacional de Energía Eléctrica y Gestión de Riesgos Asociados a la Variabilidad Climática para el Año 2025.
El documento detalla que Miravalles I, II y III, así como Pailas I y II requerirán mantenimientos adicionales para solucionar diversos problemas técnicos fuera del plan regular de mejoras anuales.
Miravalles I y II, por ejemplo, necesitan atención por aspas de turbinas reventadas y con agujeros, fibras expuestas y otros desgastes; sin embargo, algunos repuestos no están disponibles pues están en proceso de recepción. Miravalles III necesita atención por daños en sellos, bujes y espaciadores en válvulas, entre otros desperfectos.
En Pailas I, operativa desde 2011, se necesita mantenimiento correctivo en unas bombas de enfriamiento y reemplazo de todas las piezas internas en una de las bombas de reinyección. También deben sustituirse unas partes llamadas bombas neumáticas de aceite de lubricación y sellos de turbina. Adicionalmente, se incluye una labor que consiste en “rehabilitación de silenciador”.
En el caso de Pailas II requiere reparación en los enfriadores del compresor y mejoras en su sistema de protección contra descargas eléctricas.
Sin embargo, estos trabajos serían menores frente a las necesidades de modernización que requiere toda esa infraestructura, según lo declaró el ICE el año pasado. En su Plan de Expansión de la Generación 2022-2040 (PEG 2022-2040), publicado en julio del 2023, el Instituto informó de que retiraría por obsolescencia Miravalles 5, que arrancó en el 2004 con 15 MW de potencia instalada.
Según el ICE, en 2016 la primera unidad allí fue retirada y la segunda quedó fuera de operación desde junio de 2021 por un problema técnico. Por ello, indicó el Instituto, se retirará del todo.
Fuera de eso, el ICE anunció en el documento lo que llamó un “desafío enorme” en las siguientes décadas para atender una ruta de modernizaciones “muy exigente” de instalaciones, entre las cuales figuran Miravalles I, II, III y Boca de Pozo, también ubicada dentro del Complejo Miravalles.
“El PEG 2022 afronta un desafío enorme en las siguientes décadas para atender un plan de modernizaciones muy exigente, que obligará a programar indisponibilidades prolongadas de plantas de generación de gran tamaño y que además aportan energía firme al sistema. Por su aporte de energía firme al SEN (Sistema Eléctrico Nacional), son particularmente críticas las indisponibilidades de las plantas hidroeléctricas Cachí, Arenal y Dengo y de las geotérmicas Miravalles 1 y Miravalles 2″, señala
Según la previsión, Miravalles I (opera desde 1994), Miravalles II (1998) y Miravalles III (2004) estarán apagadas un año completo cada una y se reincorporarán con una menor capacidad de producción para administrar la vida útil del campo de explotación. No obstante, esos trabajos se harían entre los años 2031 y 2032; según el cronograma del ICE en su Plan de Expansión.
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