La entrada al sitio ahora está adornada por un residencial de casas con tapias amarillas, anaranjadas y verdes, cercas de madera y flores en los jardines.
En las calles, los niños juegan entre risas y bromas y en un
La descripción corresponde a la comunidad de Guararí de Heredia, un lugar que hoy evidencia el empeño de los vecinos por desterrar la imagen del precario y mejorar la calidad de vida de sus habitantes .
Así lo comprobó un equipo de
Las responsables de la transformación son asociaciones de desarrollo que se propusieron convertir a Guararí una comunidad modelo, un ejemplo de que se puede vencer la pobreza, la droga y la delincuencia, y en su lugar generar oportunidades que suban la autoestima de sus pobladores.
Pese a estas acciones aún queda camino por andar, aún hay siete precarios en los que viven en total unas 800 familias.
Entre ellos se destacan La Cuenca Este y La Cuenca Oeste, en los cuales, tal y como su nombre lo indica, las personas viven al borde de las quebradas, en condiciones infrahumanas.
“Hay varios proyectos en trámite, solucionar el problema es complicado, pero vamos paso a paso, por fases,”, detalló Olga Solís.
Aunque hay profesionales y comerciantes, la mayoría laboran como obreros en fabricas de la zona o realizando distintas labores en el
Olga Solís, líder comunal y regidora municipal, destaca que en conjunto con el ayuntamiento herediano y el Ministerio de Vivienda progresivamente le han aplicado el bisturí a la zona.
La obra más evidente es el proyecto Villa Paola, ubicado en plena entrada de Guararí.
Este consta de 240 casas de dos pisos, con lo cual se erradicó el mismo número de tugurios.
De tal forma las familias pasaron de vivir en condiciones insalubres, en ranchos hechos de latas de zinc y con piso de tierra, a estructuras de cemento.
La distribución interna de las viviendas es de sala, comedor, cocina y un área abierta de pilas en el primer piso.
En la segunda planta se ubican los dos dormitorios y un baño, los pisos se comunican a través de gradas metálicas.
La obra fue inaugurada el pasado 14 de abril y tuvo un costo de ¢3.580 millones.
Clara Zomer, ministra de Vivienda, calificó el proyecto como un “residencial modelo”.
“La vida nos ha cambiado radicalmente, ahora sí dan ganas de levantarse y seguir caminando hacia delante”, detalló.
Además de las obras en vivienda también se ha invertido en el mejoramiento vial. En un recorrido por la zona se evidencia el buen estado de las principales calles.
Olga Solís destaca que en los últimos dos años se han invertido ¢300 millones, el dinero fue aportado por la municipalidad y la asociación de desarrollo comunal.
De igual forma hace 15 días se inauguró un Cen Cinai, cuyo costo es de ¢125 millones (financiado por el Ministerio de Salud) , el centro está equipado con computadoras y comenzará a funcionar en las próximas semanas.
También se compró un terreno de 13.000 metros cuadrados, por ¢300 millones, para la edificación de un colegio. Este se ubica justo en frente del residencial Villa Paola.