El lento crecimiento económico del país y las altas tarifas llevaron a muchos hogares a apagar los bombillos y en las industrias a encender menos motores.
Como resultado de esas medidas, las ventas de electricidad, medidas en megavatios hora (MWh), crecieron solo un 1% en el 2013, con respecto a las colocaciones del 2012.
El porcentaje de aumento está muy por debajo del 4% proyectado por el mayor productor de energía del país, el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE). También se aleja del 3,67% reportado en 2012.
“La baja demanda mermó los ingresos del sector eléctrico en ese diferencial (3%) y bajó la rentabilidad en la misma proporción”, reconoció a finales de abril, Teófilo de la Torre, quien para ese momento presidía la Junta Directiva del ICE.
De acuerdo con datos de la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), en las viviendas el crecimiento en el consumo de electricidad el año anterior fue casi nulo, 0,07%.
Mientras, el sector industrial más bien tuvo un decrecimiento en la demanda cercano al 0,50%.
Para Juan Manuel Quesada, intendente de Energía de la Aresep, una disminución en la demanda de electricidad puede obedecer a que la gente consume menos porque tiene una señal de precios alta, o por contracción de la economía.
“También puede influir la eficiencia energética; un consumidor que ante el mayor costo es más consciente del uso”, explicó el intendente.
Según los industriales, en el 2013 las tarifas para el sector crecieron cerca del 30% restándoles competitividad a las empresas.
Debido a los altos precios, algunas compañías se matricularon en planes de eficiencia energética para bajar las facturas, contó Sergio Capón, coordinador de Energía de la Cámara de Industrias.
Según esa entidad, las empresas participantes en los programas lograron ahorros hasta de $100.000 anuales; unos 6.000 kilovatios hora (kWh) en el mismo periodo.
Además, el 2003 se caracterizó por el bajo crecimiento económico. El producto interno bruto (PIB) apenas llegó a 3,5%. Tal cifra coincide con el índice mensual de actividad económica (IMAE), con cierre a diciembre anterior. Este indicador mide los cambios en la producción física de bienes y servicios.
Mayor impacto. La baja colocación de energía también afectó las finanzas del ICE. En esa empresa las ventas de energía eléctrica más bien decrecieron casi 1% en 2013.
Esa merma representó para el Instituto un faltante de ¢43.000 millones, en relación con los ingresos proyectados, reconoció el jerarca de la entidad, Carlos Obregón.
“Cuando uno tiene menos ingresos tiene que adecuar los gastos. Esto nos llevó a revisar los programas de operación y de mantenimiento de las plantas, algunos se pospusieron”, dijo Obregón.
El faltante deberá ser reconocido en las próximas tarifas.
Obregón recordó que históricamente la demanda del ICE crecía entre 4,5% y 6,5% anual, pero eso cambió en el 2008 con la crisis económica. En ese año solo subió 0,37% y en el siguiente cayó a -0,26%. Para este 2014 el Instituto proyecta un crecimiento del 1%.