Un hombre que ahora tiene 51 años denunció ante la Arquidiócesis de San José a un cura de apellido Castillo por tocamientos y abuso sexual a principios de 1983, cuando él tenía 17 años y hacía entrega de flores en la iglesia de la Soledad, en el centro de la capital.
Fue la misma Iglesia la que informó sobre la denuncia, la tarde de este miércoles, en un comunicado de prensa en el cual indica que se abrió una investigación.
"Hemos iniciado el proceso canónico sobre el sacerdote denunciado ante las instancias competentes, procurando en todo momento, clarificar las acusaciones con exactitud y celeridad; respetando la confidencialidad de la supuesta víctima", dijo la Iglesia al confirmar la denuncia que recibió el 27 de junio.
En el documento, del cual La Nación tiene copia, el hombre dice que "en el año 1983, siendo yo menor de edad, conocí al sacerdote quien fungía en ese momento o estaba en la iglesia la Soledad en San José, figura de imagen y respeto. Siendo un joven emprendedor y que me gustaba ganar mi dinerito para adquirir mis cosas, trasladaba flores de un negocio familiar y en una de esas entregas le conocí. Se portó muy bien al inicio y me ayudaba dándome postales, pósters y bagatelas del santo papa Juan Pablo Segundo que estaba próximo en venir a Costa Rica (llegó el 2 de marzo de 1983)".
"El tiempo pasó y se desarrolló una amistad, pero jamás pensé que el pretexto de la ayuda, amistad y religiosidad se convertirían en abuso. Inicialmente, empezó como un juego, de mucho abrazo y cariño, luego los toqueteos, aduciendo que Dios permitía esos actos de amor. Y luego, bajo el argumento de pecado, y el infierno, el abuso, tocando mis partes íntimas, masturbándose frente a mí".
"Más adelante, y con el tiempo, llegó a abusar sexualmente. Esto sucedió por más o menos tres meses".
Según el hombre, no denunció en su momento por vergüenza y por sus padres "que no se merecían que yo hiciera algo así, aún no siendo mi culpa", señaló.
En su nota, el hombre dice que Castillo "reapareció en mi vida hace ocho meses cuando visitaba los restos de mi padre" en Montes de Oca, San José. "Yo pensaba que este enfermo había fallecido, lo encaré, y fue como si viera al mismo demonio. Le dije que lo iba a denunciar, de hecho fui al OIJ 8Organismo de Investigación Judicial), y se me dijo que el delito como tal estaba prescrito, pero que lo hiciera público. Lo conversé con el padre Castillo y él me solicitó que no realizara ningún tipo de denuncia y que él resarciría el daño moral y psicológico. Hay testigo de las veces que le visité (...) pero ya en este momento incumplió con lo pactado y lo están escondiendo".
La Fiscalía Adjunta contra la Violencia de Género y Delitos Sexuales informó de que, si los hechos denunciados efectivamente ocurrieron hace 30 años, el proceso judicial no prosperaría, pues los delitos sexuales contra personas menores de edad prescriben cuando la víctima cumple 28 años.
"Sin embargo, si los hechos son más recientes, el Ministerio Público estaría en la disposición de que la Arquidiócesis, o la instancia respectiva, presente documentación o una denuncia al respecto, para iniciar una investigación", comunicó la Fiscalía.
El sacerdote involucrado es licenciado en Teología y Liturgia y también estudió Periodismo en la Universidad de Costa Rica. Castillo no ejerce su cargo desde hace varios años y actualmente reside en un asilo de ancianos, detalló la Iglesia, la cual dio a conocer el nombre completo del investigado. La Nación, por tratarse de un proceso que apenas se inicia con denuncia y donde aún no hay un fallo que lo incrimine, solo publica su primer apellido.
"La Arquidiócesis de San José reprueba, de manera firme y contundente, cualquier acto que pueda configurar un delito de abuso contra personas menores de edad", concluye el documento, firmado por Daniel Blanco, vicario general de la Curia Metropolitana.
Según el denunciante, al cual La Nación le proteje la identidad, el abuso sexual le afectó en su desarrollo personal: "Perdí todo tipo de oportunidad de crecimiento tanto espiritual como profesional, ya que entré en una burbuja de odio y resentimiento y de fracaso. Odio y rencor que me han marcado por toda mi vida, lo contrario del agresor que continuó su vida ejerciendo lo que le gustaba, y teniendo fama y reputación según los atestados que le conozco o he investigado", puntualiza en la denuncia. El documento contiene errores ortográficos que, para efectos de esta publicación, fueron corregidos.
Otros procesos contra curas
Varios sacerdotes ya han sido procesados en el país por denuncias sobre ataques sexuales.
Por ejemplo, en 2005, el presbítero Enrique Delgado fue condenado a 21 años de prisión tras haber sido declarado culpable de seis delitos de abusos sexuales cometidos en perjuicio de menores de edad. A él se le absolvió de otros seis casos.
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Un año antes, la Policía Internacional (Interpol) intervino para ubicar a un sacerdote de apellido Vásquez, pues pesaba sobre él una orden de captura a causa de un supuesto abuso sexual contra un niño de 10 años.
Más adelante, en 2011, un párroco herediano fue acusado por el Ministerio Público ante la denuncia de un monaguillo.
Uno de los casos más recientes salió a la luz en 2014, cuando u n ayudante de la parroquia de Santa Marta, en la Y Griega, San Francisco de Dos Ríos, San José, denunció a un sacerdote de apellido Villalobos, por presuntamente cometer el delito de abuso sexual contra persona mayor de edad. De acuerdo con la denuncia, el ataque habría ocurrido en la casa cural de la localidad.