Una línea de aspersores lanza al aire una especie de desinfectante con el objetivo de mitigar el olor. La medida ayuda poco, según los vecinos de La Carpio, pues el hedor a basura es demasiado penetrante.
La situación comenzó hace aproximadamente un mes, según relató un grupo de lugareños. Los más afectados son los vecinos del sector San Vicente, cuyas casas colindan con el relleno sanitario. Las más cercanas están a escasos 50 metros del talud en el que la empresa EBI, administradora del lugar, trabajó durante un par de semanas. Según la empresa, tales labores causaron el mal olor.
"Hemos ido hasta allá para que nos escuchen, y nada. Dicen que sí, y esta es la hora en la que no han resuelto el olor. Tiran un desinfectante como para calmar y al ratito vuelve la hediondez (...) Y cuando entran las lluvias para nosotros es peor, usted camina hacia la escuela y todo el mundo le comenta que no se aguanta", se quejó Yorleny Gómez, la semana pasada.
Norman Sequeira, encargado de Relaciones Públicas y Comunales de EBI, explicó que la situación se presentó mientras se realizaban trabajos de compactación en el talud más próximo a las viviendas. De acuerdo con el vocero, tales labores son de rutina, pero en esta ocasión coincidieron con las fuertes lluvias de mayo, por lo que el agua se coló entre los desechos y lavó parte de la tierra con la que se cubren las montañas de basura.
"En estos días, entre el 18 y el 19 (de mayo) tuvimos registros de cerca de 120 milímetros de agua, estamos hablando de una cantidad totalmente terrible. Obviamente eso perjudica la parte de la cobertura, porque es tanto el impacto que obviamente eso erosiona y genera algún tipo de olor, sobre todo atendiendo a las corrientes de aire, que si van de frente a las casas, el olor va a ser un poco más perceptible", explicó el Vocero.
El vocero aseguró que cada día, después de verter los residuos, los taludes se cubren con una capa de tierra de hasta un metro de espesor, pese a que lo que pide el Ministerio de Salud son de 30 a 40 centímetros.
Los vecinos y la empresa sostuvieron reuniones durante las últimas semanas, en las cuales los representantes comunales expresaron su molestia y pidieron soluciones.
EBI informó de que el martes anterior se terminaron los trabajos en ese talud, y que los aspersores del controlador de olor se colocaron para paliar el hedor.
No obstante, los vecinos temen que el problema persista.
"Ya se fueron de ahí, pero ellos van a regresar en dos meses, cuando las lluvias bajen un poco", aseguró Vladimir Floriam, parte del comité de vecinos del sector San Vicente.
Los pobladores aseguran que el hedor afecta su calidad de vida y les genera problemas de salud.
Sharon Vargas, coordinadora de enfermería del Ebais de La Carpio, consideró que el centro de salud no ha registrado un aumento en las atenciones producto de la situación, pero también confirmó que el problema es grave.
"Sí lo he experimentado porque me toca ir a curar un señor cerca del botadero y es increíble el olor", manifestó Vargas.
La Municipalidad de San José prometió enviar un equipo para realizar una inspección de verificación, informó Marco Vinicio Corrales, gerente de Provisión de Servicios del gobierno local.
Los vecinos de La Carpio continúan expresando su malestar con la presencia del relleno sanitario en su comunidad. El Parque de Tecnología Ambiental Uruka, como le llama EBI, se instaló en el 2000, y deberá cerrarse en 2021.
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Ahí llegan 1.000 toneladas diarias de desechos del cantón central josefino y otros periféricos, e inclusive de Alajuela.
El sector San Vicente es el que se ubica más hacia el oeste en la ciudadela La Carpio. El 94% de las familias que habitan esa zona (unas 120, según los dirigentes comunales) se convirtieron en dueñas de sus terrenos hace poco, producto de la implementación de un plan de titulación que inició hace diez años pero que ha avanzado poco.
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