Vecinos de comunidades en el norte de Alajuela han reportado un fuerte olor a azufre desde la noche de este sábado 30 de marzo, así como caída de ceniza, que les provoca molestias respiratorias, náuseas y dolores de cabeza. Este domingo, el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) de la Universidad Nacional (UNA) confirmó el aumento en la actividad del volcán Poás, que podría tener efectos en la salud.
Según explicó a La Nación la vulcanóloga María Martínez, desde el pasado 25 de marzo hasta este domingo se detectó un incremento en las emisiones del volcán Poás, debido a la drástica disminución en el reservorio de agua dentro del cráter. Cuando el reservorio se reduce, esto permite que el vapor de agua, gases, cenizas y fragmentos de roca sean expulsados al ambiente.
“Las cenizas más finas y minerales pulverizados, como el azufre, se suspenden en el aire, de manera que los vientos los arrastran hacia los sectores oeste y suroeste del país. Por eso la población está percibiendo olores a azufre y una capa muy delgadita de material particulado”, detalló Martínez.
Meryll Arias, directora regional del Área de Conservación Central (ACC) del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), confirmó que el ingreso al parque permanece abierto. Sin embargo, cuando aumenta la concentración de gases y cenizas en el ambiente, es posible que algunos grupos sean retenidos por unos minutos antes de ingresar al área del cráter.
“Está abierto. Cuando los gases y las cenizas son riesgosos, los compañeros sostienen a los grupos a la espera que la situación cambie; a veces mucho depende del viento. Entonces, por un rato (este domingo) hubo un grupo que no lo dejaron ingresar, pero la gente está entrando normalmente. Son medidas de control en el momento porque priva la seguridad de los visitantes”, comentó Arias.
Por su parte, Martínez confirmó que los minerales volcánicos pueden causar afectaciones en la salud de la población, especialmente porque se trata de fragmentos muy finos, que pueden ser aspirados o consumidos por las personas o animales, sin percatarse.
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“Estamos hablando de partículas de tamaño micrométrico e inclusive nanométrico, las más gruesas caen sobre las superficies y la gente percibe un depósito blanquecino, pero las partículas más pequeñas pueden ingresar fácilmente al sistema respiratorio del ser humano, animales e inclusive plantas”, explicó Martínez.
La vulcanóloga señaló que algunos de los síntomas que se pueden detectar en personas y animales son irritación o picor en la piel, ardor en los labios, dolor de cabeza, tos, alergias respiratorias, mareos y hasta náuseas. Asimismo, la ceniza afecta las mucosas como la garganta, las fosas nasales y los ojos. En casos extremos, en comunidades cercanas al volcán, se reportaron molestias para dormir y sangrado en la nariz.
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“Las personas que son muy sensitivas o que tienen predisposiciones como alergias, asma, problemas respiratorios, bronquitis, neumonía, tienen que tener mucho cuidado, no salir de casa, mantener puertas y ventanas cerradas e, inclusive, si hay orificios debajo de las puertas, poner trapos húmedos que minimicen la entrada de partículas”, recomendó la vulcanóloca.
Asimismo, es importante poner tapas a los recipientes de agua de los que consumen tanto personas como animales.
Martínez recomendó que, si hay alguna persona que tenga una situación de salud muy delicada, esta sea trasladada a un lugar donde se garantice que tenga buena calidad del aire.
Aunque las cenizas están viajando en todas las direcciones alrededor del cráter, la especialista destacó que las comunidades más afectadas son las ubicadas al oeste y suroeste del volcán Poás.
“Entre esas se incluyen las poblaciones de Grecia, Naranjo, Palmares, Tacares, Zarcero, San Ramón, Sarchí, y hacia el suroeste sería Santa Bárbara, San Rafael y San Isidro de Heredia, y más al sur San Pedro, Carrillo y Santa Rosa de Poás, incluso en La Guácima de Alajuela hay personas reportando olores a azufre”, explicó la especialista.
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En su página oficial de Facebook, el Ovsicori comunicó el registro de tremores (sismos a lo interno del volcán) de forma continua en las últimas 24 horas, todo esto asociado a la constante erupción de vapor, gases y ceniza.
“El tremor en general está asociado a la salida fuerte de jets o chorros de vapores, gases, aerosoles, agua, cenizas y fragmentos de roca a través de conductos fumarólicos estrechos que produce un ruido fuerte en las bocas fumarólicas. La mayoría de los materiales eyectados caen de nuevo en el piso del cráter, aunque las cenizas más finas son transportadas por el viento principalmente hacia el oeste, suroeste y sur del volcán”, detalló la institución.
Actualmente, el viento circula hacia el sur y sureste, a una velocidad de 38 kilómetros por hora, según datos del Instituto Meteorológico Nacional (IMN).
Informe diario del estado de los volcanes. OVSICORI-UNA Fecha: 2024-03-31 Actualización a las:...
Publicado por OVSICORI-UNA en Domingo, 31 de marzo de 2024