Una mujer costarricense habría recibido el milagro que permitió avanzar en el proceso de canonización del beato Carlo Acutis, según informó este jueves el portal Noticias del Vaticano, canal oficial de prensa de la Santa Sede.
Carlo nació el 3 de mayo de 1991 en Londres, Inglaterra, y murió a causa de leucemia el 12 de octubre de 2006, con apenas 15 años. El papa Francisco beatificó al muchacho en 2020, en Asís, donde Carlo había realizado múltiples peregrinaciones y donde reposan sus restos mortales.
Los hechos que respaldarían la declaratoria de santo para el joven Acutis comenzaron el 8 de julio de 2022, cuando una mujer costarricense identificada únicamente como Liliana oró ante la tumba del beato y dejó una carta describiendo su petición.
Seis días antes, el 2 de julio, su hija Valeria Valverde había sufrido un grave accidente mientras iba en su bicicleta por la ciudad de Florencia, donde asistía a la universidad. Tenía entonces 21 años.
Valeria, agrega el reporte, sufrió un traumatismo craneoencefálico grave y requirió una cirugía de craneotomía y la extirpación del hueso occipital derecho para reducir la presión sobre su cerebro, con lo que sus médicos dijeron que tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir.
Una mujer que trabajaba entonces como secretaria de Liliana comenzó inmediatamente a orar al beato Carlo Acutis, y el 8 de julio, la propia madre de Valeria hizo peregrinación a la tumba del joven, en Asís.
Ese mismo día, desde el hospital Careggi (donde estaba Valeria), Liliana recibió una llamada telefónica en la cual se le informaba que su hija había empezado a respirar espontáneamente. Al día siguiente, comenzó a moverse y a recuperar poco a poco el habla.
Según la información del Vaticano, el 18 de julio, una tomografía axial computarizada (tac) demostró que la hemorragia craneal de Valeria había desaparecido. Para el 11 de agosto, Valeria fue trasladada a terapia de rehabilitación, donde progresó rápidamente.
De acuerdo con el Vaticano, el 2 de setiembre de 2022, Valeria y Liliana hicieron otra peregrinación a Asís para agradecer al beato Carlo por su intercesión.}
Deliberar la canonización de Carlo Acutis
En el decreto publicado este jueves, el papa Francisco anunció que convocará un consistorio de cardenales para deliberar sobre la canonización del beato Carlo Acutis, así como de los beatos Giuseppe Allamano, Marie-Léonie Paradis y Elena Guerra.
Mario Segura Bonilla, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, declaró este jueves que la noticia venida de la Santa Sede es motivo de júbilo.
“Costa Rica se une a la gran alegría y el gozo de todos los costarricenses del milagro para la canonización del joven Carlo Acutis, este influencer de la vida de la santidad a quien acudió Lilliana. El milagro ha sido aprobado para elevar a los altares a este joven”, declaró.
El adolescente, como lo describe el presbítero Bonilla, era todo un influencer, que podría convertirse en el primer santo de la Internet, pues en su corta vida había intercalado sus pasiones de adolescente -jugar Play Station y salir a la calle con sus amigos- para dar aliento a centenas de personas sin hogar, anunciar a Cristo por medio de sus conocimientos de informática y hasta editar unas cuantas películas caseras, como publicó La Nación en un reportaje en el 2020.
Juan Pablo II y Sor María Romero
El caso de Lilliana y su hija se une a otros en los cuales costarricenses han sido protagónicos en procesos hacia la canonización.
El papa Juan Pablo II fue canonizado el 27 de abril del 2014 con el milagro para otra tica, Floribeth Mora Díaz, quien sanó de un aneurisma cerebral, el 1.° de mayo del 2011: el mismo día en que Juan Pablo II fue designado beato.
Su historia permitió al fin a la Santa Sede elevar a la santidad al polaco Karol Wojtyla, el Papa amigo que visitó Costa Rica en 1983.
En abril del 2002, María Solís Quirós, entonces de siete años, recibió el milagro con el cual el Vaticano aceptó que Sor María Romero fuera beatificada (un paso antes de la canonización) el 14 de abril de aquel año.
A los siete meses de gestación, un ultrasonido indicó que la niña tenía labio leporino (unión incompleta del labio superior justo debajo de la nariz) y quizá no tenía paladar.
En aquel momento, sus padres, Álex Solís y Claudia Quirós, decidieron hacer todo lo humanamente posible por la bebé mediante pruebas médicas, pero también apelaron a las plegarias de la familia, amistades y hasta de desconocidos.
El 3 de abril del 2001 la Congregación para la Causa de los Santos, en el Vaticano, aceptó la intercesión de Sor María Romero, hermana de la Congregación de María Auxiliadora, pues la niña nació completamente sana.