“No hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro”. Invocando las palabras de San Agustín de Hipona, el obispo emérito, Ángel San Casimiro, describe la crisis que atraviesa el catolicismo en Costa Rica.
Acepta que los casos de abusos de sacerdotes contra menores de edad afectan la credibilidad de la organización religiosa, pero prefiere ver este momento con esperanza.
Para él, en la actualidad se denuncian hechos ocurridos hace 30 años “cuando la cultura era muy diferente” y cree que uno de los grandes problemas de la congregación es el no haber evolucionado al mismo ritmo que lo hizo la sociedad.
Señala que en los seminarios, con la formación de sacerdotes con un “mejor perfil”, la Iglesia católica puede empezar a librarse de escándalos que hoy la golpean, mismos que no le fueron ajenos durante su carrera clerical.
Él mismo reconoció, en 2004, haber financiado en dos oportunidades la estadía del sacerdote Enrique Vásquez Vargas en un albergue mexicano para religiosos.
Vásquez fue requerido por las autoridades por supuestos abusos deshonestos contra un menor y estuvo en Casa Alberione, en Guadalajara, en los años 2000 y 2002.
San Casimiro conocía los problemas legales de su entonces subalterno, así como los esfuerzos de la Fiscalía por localizarlo. Aún así, el prelado nunca reveló el paradero de Vásquez.
Ese silencio, conforme el obispo, no pretendía ayudarlo a evadirse de la justicia, sino más bien darle tiempo para que se preparara para enfrentarla.
A un año de haber dejado la diócesis de Alajuela, San Casimiro conversó con La Nación sobre la realidad de la Iglesia, la crisis del catolicismo y los abusos sexuales de curas contra menores.
– Los casos de abuso sexual contra menores de edad en nuestro país ha puesto a la Iglesia católica en una posición incómoda. ¿Es este el momento más crítico de la historia en la organización religiosa?
– Yo tengo la esperanza de que esta situación que hemos vivido sea el preludio de una nueva aurora en la Iglesia. Aquí nos hemos de llenar todos un poquito de esperanza, no podemos actuar dejándonos llevar por el miedo, yo creo que lo que va a provocar esto es tomar más conciencia de nuestra identidad, somos ministros del Señor, somos constructores de valores en las personas y esto nos tiene que llevar a ser consecuentes y a vivir de acuerdo a nuestra misión.
– ¿Están en peligro los niños y jóvenes en la Iglesia? ¿Cree que la gente lo piensa así?
– Bueno yo creo que con todo este revuelto que ha habido, el que no entienda es porque la semilla mala está muy dentro del corazón, pero no creo que haya corazones capaces de albergar esa semilla tan nefasta.
“Yo sí pienso que, efectivamente la Iglesia sigue siendo un lugar seguro para los niños. Nosotros somos ministros del Señor, somos constructores de valores en las personas y esto nos tiene que llevar activamente a ser consecuentes y vivir de acuerdo a nuestra misión”.
– Tomando en cuenta su pasado y su experiencia como obispo ¿daría algún consejo a los jerarcas de la Iglesia para que la lideren?
– Yo no soy quien para dar consejos a nadie, verdad. Lo único que les diría es que no perdamos la esperanza y que no nos convirtamos en verdugos de nadie. Hemos de transmitir el valor de la esperanza, el valor del respeto y tomar muy en serio todas estas líneas que el papa Francisco nos está mostrando.
“Debemos construir una cultura en donde nos sintamos todos muy a gusto. Entonces yo lo que les diría es que no pierdan la esperanza, que de verdad, como he dicho antes, no hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro”.
– ¿La nueva carta pastoral divulgada por el papa Francisco puede ser el camino para eliminar los abusos contra menores en la Iglesia?
– Yo sí lo veo así, es un signo claro. Sin duda alguna el papa Francisco se ha puesto las botas y está empeñado a sacar la tarea adelante. Esperemos que todos colaboremos con el papa y de verdad tratemos de borrar esta situación tan penosa y tan triste que hemos escrito sobre la Iglesia.
– El arzobispo José Rafael Quirós ha preferido ser actor secundario en tiempos de crisis ¿Se equivoca?
– Vamos a ver, yo entiendo que es mucho más directo cuando, en lugar de que hable el intermediario, que hable la persona concreta, pero yo en eso no quisiera opinar.
"La Conferencia Episcopal ha creído conveniente que solamente haya un comunicador en un tema que es tan importante y delicado, que es el secretario general, el padre Mauricio Granados. Yo tengo que respetar el criterio de cada quien, pero yo sí creo que a través del padre Mauricio los obispos no han callado nada.
“En mis años de obispo residencial, yo siempre traté de responder y de estar a la orden cada vez que me buscaban los periodistas, aunque a veces me dieran fuerte, no importa. A los periodistas nunca podemos señalarlos. Ellos lo que hacen es poner lo que hay y en ese aspecto soy muy objetivo de que efectivamente lo que han hecho los periodistas es lo correcto”.
– En el Congreso nuevamente se habla sobre un proyecto para instaurar el Estado laico ¿qué opina al respecto?
– Cuando nos desperdigamos en muchos temas, como que no afrontamos con seriedad ninguno. Me parece que en este momento Costa Rica tiene temas mucho más importantes que el Estado laico, que son problemas de desempleo, pobreza, seguridad, reactivación económica y hasta de respeto.
"¿No será que muchas veces sacamos estos temas para evitar un poquito el que nos metamos en los verdaderos problemas? porque mirá ¿quién se opone? Nosotros los obispos no nos oponemos al Estado laico. Ahora, no nos oponemos pero tampoco tenemos prisa ni tenemos razón para ser los portaestandartes de un proyecto así.
La Iglesia no está opuesta al Estado Laico ¡qué viene! pues vendrá, pero eso sí, que sea un Estado Laico no uno laicista, que es por donde algunos quieren ir, que es el sacar a Dios de todo lo que es la vida del país, porque recordemos que si sacamos a Dios de nuestra vida, necesariamente la vamos a llenar de otros dioses".
– También se discute sobre un proyecto de ley para permitir la eutanasia. ¿Si un creyente incurre a esta medida estaría cometiendo un pecado?
– La moral católica permite que no estás obligado a utilizar los medios extraordinarios para mantener la vida, pero lo que no permite es ir en contra de la vida. Respondiendo tu pregunta ¿es pecado o no es pecado? Yo no quiero meterme en tu conciencia, pero desde mis principios no se estaría aplicando correctamente.
"Lo que el Gobierno tiene que invertir es que se fortalezcan los servicios paliativos para los enfermos, y si se apoyan todos los servicios en favor del enfermo, según escuché, no tiene porqué sufrir ningún dolor el paciente, entonces dejarlo simplemente a la voluntad del Señor.
“Yo personalmente, respetando el criterio de los demás, cosa que no los critico y espero que no me critiquen a mí, no votaría el proyecto y ojalá que los queridos diputados reflexionen, mediten y oren si es posible su voto, para que dictaminen conforme a su conciencia”.