Esta es la crónica que jamás imaginé que escribiría. Los perros nunca fueron parte de mi entorno, o no al menos desde mis 17 años, cuando, estando yo en casa de una tía, un mastín se me lanzó encima, me tumbó en el suelo y me dejó la espalda llena de marcas.
Pero la vida es un estuche de sorpresas y este domingo (10 de setiembre) me levanté para ir a la “fiesta de cumpleaños” de Theo, un salchicha que cumplió dos años. Días antes, sus dueños, Silvio Luna y Sofía Solano, invitaron al grupo que asiduamente se reúne en un parque residencial en San Pablo de Heredia, de donde son vecinos.
Ese día, desde las 11 a. m. y hasta eso de las 2 de la tarde, el festejo congregó a 21 perros junto a sus amos, muchos de los cuales se hacen llamar “el papá” o “la mamá” de Luna, Tommy, Nala, Canela, Marta, Noa, Max, Banjo y, por supuesto, Theo.
Este parque comunitario no es, en el estricto sentido, un parque de perros. Sin embargo, se transforma en uno de lunes a domingo, al final de la tarde. Una veintena de vecinos de este residencial lleva un par años de darse cita allí diariamente junto con sus mascotas.
Sin proponérselo, crearon una comunidad de amigos en la que todos se conocen y llaman por nombre a los perros de los otros. De hecho, es común que los presentes se aprendan antes los nombres de las mascotas que los de sus dueños.
Mientras conversan animadamente sobre temas de realidad nacional y comparten información sobre veterinarios, vacunas y desparasitantes, marcas y precios de concentrado, y tips de crianza responsable, las mascotas corren a sus anchas, en solitario o en manadas espontáneas; van tras bolas y juguetes propios y ajenos; queman mucha energía y, según cuentan sus dueños, vuelven a casa agotados, con buen apetito y ganas de dormir.
Hay reglas tácitas que todos respetan, como la de siempre cerrar el portón al entrar y salir del parque, recoger de inmediato el excremento de sus mascotas, e intervenir para “poner orden” si su perro se pelea con otro. Sin embargo, la tónica general en este tipo de espacios es que los perros visitantes saben comportarse y relacionarse entre ellos, además de que no suelen ser agresivos.
La reunión de este domingo no distó mucho de las de todas las tardes con la excepción de que hubo quienes le empacaron un regalito al “cumpleañero”, y los anfitriones llevaron refrescos y bocadillos dulces y salados “para humanos” y dieron a la población perruna croquetas saborizadas y trozos de un queque para perros hecho a base de mantequilla de maní, avena y yogur, que, sobra decirlo, todos se devoraron en segundos.
Yo fui a la celebración con y por el perrito que adoptó mi hijo. Con un año y cuatro meses de vivir en mi casa, ya rompió marcas por la cantidad de paradigmas que ha modificado, casi tantos como los almohadones de sillón que destrozó en sus días de cachorro.
“Ahora vas a ser un mejor ser humano”, me dijo mi cuñada cuando accedí, no muy convencida, a tener un perro en la casa. Para entonces, a pedido de mi hijo me había tocado ver fotos de decenas de perros cachorros y adultos en adopción.
Dieciséis meses después, admito que pienso y siento diferente. Descubrí en estas criaturas a seres leales y agradecidos que acompañan, entretienen y divierten, y celebro cómo, gracias a ellas, una comunidad ha logrado crear lazos de amistad tan fuertes y sinceros.
Además, les perdí el miedo a los perros.
En una época en que gran parte de la vida se nos pasa detrás de pantallas y es común que la gente entre y salga de su casa sin cruzar palabra con sus vecinos, los perros se han encargado, sin saberlo, de unir a personas y familias, y de sacarlas un poco de su encierro para que respiren aire fresco y vean a otros seres humanos a la cara.
Estoy claramente en contra de humanizar las mascotas y creo que este festejo no pecó de hacerlo (por ejemplo, no se cantó cumpleaños porque, como bien dijo Silvio, “los perros no entienden eso”). En cambio, fue una buena excusa para reunir a los amigos más temprano, antes de que lloviera en la tarde, y propiciar un rato de sano esparcimiento.
¡Larga vida para el pequeño Theo y para todos sus compinches de carreras en el parque!